6. Pesadillas y helado.

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¡Hola de nuevo! Aquí actualizo con el capítulo número seis y siete de la historia. Sus comentarios son los que me motivan a continuar, ¡así que sigan comentando, por favor! Recuerden que si tienen alguna petición para otra historia o un comentario constructivo lo tomaré todo en cuenta; les agradezco de antemano muchísimo a todos los que me han ayudado a promocionar la historia. 

Considero que el capítulo 6 y 7 son tranquilos. ¡En el capítulo 8 todo se pone mejor, así que por favor espérenlo! Sin más, aquí está el capítulo 6; espero que a todos les guste. 


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           "Me miro a mi mismo en el espejo y me pregunto, ¿quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Qué está pasando? La luz es tenue y amarillenta, entrando por una ranura de la puerta cerrada y empapando las sábanas frías de la habitación, como si se tratase de la luz de la luna colándose entre las olas de un oscuro mar nocturno."

NamJoon se encontraba soñando. Había dejado de soñar hacía mucho tiempo ya, pero los recuerdos seguían atormentando su cabeza. Por supuesto, eran demasiados; recuerdos de su infancia, de los amigos que había perdido, de su vida... De aquellos constantes abusos por parte de los hombres que usaban a su madre; de quienes tocaban su cuerpo sin que ella pareciese gustar de permitírselo, como último recurso para poder alimentar la boca de su pequeño y único hijo. NamJoon, hijo de una prostituta, víctima de horribles escenarios de la ardua vida de su madre.

"No siento calor ni frío. Intento moverme y abrir los ojos, pero no logro hacerlo; los dedos de mis manos son los únicos que responden a mis órdenes, y puedo sentir cómo las yemas de mis dedos están entumecidas, en contacto con la áspera tela que recubre la cama. ¡Y lo veo! No sé qué es, no sé quién es; solo sé que está allí, que siento su presencia. Me veo a mí mismo en una habitación con paredes blancas, con el suelo y cielo blanco, en donde lo único negro es la silueta de mi figura y aquella deidad que poco a poco se acerca a mí".

Si es cierta la creencia de que las estrellas fugaces nacen de una sonrisa sincera, la de NamJoon, probablemente, debió de haber nacido cuando era niño. Los momentos con sus amigos resultaban especialmente divertidos; aquellos en donde no debía de preocuparse por el dinero ni su forma de ser... Aquellos en donde era tan ignorante del mundo real que le era imposible preocuparse por esas cosas.

La estrellas representan la esperanza e inocencia, y las únicas preocupaciones de NamJoon habían sido su competitiva manera de ser al jugar juegos como "El escondite", o el riesgo de ser reprendido por su madre al escaparse para jugar en la vecindad.

"No había espejo antes, pero ahora sí. O tal vez nunca fue un espejo; porque lo que tenía frente a mí no estaba encerrada en cuadros, ni parecía reflejo; la luz no incidía sobre la superficie, y la presencia era inminente y demasiado real para ignorarla. Era una imagen distorsionada de mí mismo, seria y pensativa, que me miraba con los orbes fijos de un NamJoon diferente; un NamJoon que había vivido la vida de un buen hombre que nunca temió en qué se podría convertir. Tal vez ese era el otro yo; tal vez así habría sido si no hubiese tenido la vida que tengo, ni vivido de la forma en que lo hice. Observé cómo la sombra frente a mí de pronto tomaba una forma distinta, que no supe distinguir; el cuerpo de mi alter ego se fue desfigurando hasta adoptar la esbelta imagen de una mujer. Intenté huir, pero mis pies estaban atados al suelo, y fue entonces cuando pude observar su rostro detenidamente, mientras me tomaba en brazos. Me sumí en un recuerdo de mi infancia, en donde podía observar el joven y cansado rostro de mi madre cuando apenas yo era un bebé."

Underground MonsterWhere stories live. Discover now