Capítulo 54

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Cuando desperté la cabeza me dolía un montón. Traté de llevarme mi mano derecha había ésta pero no podía. Miré a mis manos que estaban atadas en el respaldo de una silla donde me encontraba sentada.

- ¡Genial!- Exclamé hacia mis adentros.

Intenté forcejear para poder deshacer o aflojar el nudo que contenía la soga, pero era en vano. Estaba muy bien apretado, las manos me dolían y no era capaz de desatarlo.

Cuando ya me daba por vencida, miré a una de las mesas de aquella habitación, había un vaso, pero no podía arrastrarme ni hacer nada, la silla me quitaba mucha movilidad. Pero lo seguí intentado.

Mi corazón latía muy fuerte por la adrenalina que éste estaba expuesto. Cuando me hacerqué a la mesa a duras penas, golpeé el respaldo de la silla a la mesa para que se callera. Pero nada. No se caía porque estaba muy en el fondo de ésta.

-¿Cómo puedo hacer que se caiga?- Me pregunté a mí misma.

Como pude me incorporé, cogí con la boca el vaso y lo tiré al suelo. El impacto fue sonoro pero nadie venía, por lo que pensé que no lo habían escuchado.

Cogí un pedazo de cristal del vaso con la boca y me puse en el sitio donde me encontraba cuando desperté.

Miré hacia atrás e intenté que el pedazo de cristal saltara hacia mi mano para poder cortar la soga. Pero en todos los intentos fallaba. Me estaba desesperando.

De pronto escuché unos pasos venir hacia la habitación donde me encontraba. Era una mujer por el ruido del tacón al impactar contra el suelo.

Dejé muy pronto el pedazo de cristal en el suelo, cuyo impacto fue muy sonoro pero aún así no lo escucharon.

Finalmente, ese ritmo enfermizo que hacían. Aquella persona entró en la habitación donde me encontraba, mi sorpresa fue que esa mujer no era Eva. No podía ser...

Sin Mirar Atrás [YA EN LIBRERIAS/EBOOK]Where stories live. Discover now