Capítulo 46: Lo eterno

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Después de un largo rato sintiendo el contacto de nuestros labios nos separamos antes de que pudiera llegar a más.

Los dos nos quedamos en completo silencio, sin nada que decir. Me di cuenta de que la canción seguía sonando, iba por el final, sentí como antes de aquel beso eataba en la misma situción en el que estaba las chicas de esa canción y que, cuando el beso pasó, fue como si todas aquellas preguntas que las chicas le plantean al chico que les gustaban desaparencienran del universo. Sólo eramos Marco y yo.

- ¿Qué acaba de pasar?- Pregunté para romper el hielo.

- Nos besamos-. Respondió bajando la cabeza para mirar al suelo.

Como pude, pegué mi frente a la de él y nos estuvimos mirando todo el rato a los ojos, sin cansarnos de aquella mirada infinita que en cualquier momento tendría que ser finita.

- Me gustas-, dijo de repente Marco-, mucho.

- ¿Por qué?- Pregunté.

- No lo sé-, respondió Marco-, cuando estas cosas pasan son sin ninguna razón aparente.

Sonreí por su contestación, pues era cierto, nos enamoramos sin ninguna razón y eso era lo que hacía interesante al amor, que te enamoras, aunque no sea correspondido.

- No quiero romper tu corazón-. Dijo Marco.

- No lo harás.

- ¿Por qué estás tan segura?

- Porque hice una promesa.

- ¿Cuál?

- No volverme a enamorar, aunque esa persona tenga buenas intenciones.

- ¿Por el dicho "un bueno no es tan bueno y un malo no es tan malo"?

- No-, reí-, no creo que mi corazón vuelva a estar listo para volver a caer sin paracaidas.

- Mi corazón será el paracaidas del tuyo.

- Ese es el problema-, hice una breve pausa-, no te quiero romper tu corazón.

- No lo harás.

- ¿Cómo estás tan seguro?

- Porque estoy convencido que nuestro amor durará eternamente.

- ¿Sabes? No existe lo eterno.

- Pues desde que te conocí no hago más que conocerlo.

Sin Mirar Atrás [YA EN LIBRERIAS/EBOOK]Where stories live. Discover now