Capitulo 10

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Yu POV
Iba en el auto de regreso a Tokio. No tenía ni una hora en mi casa cuando ya estaba de regreso con Nazomi. ¿Qué le iba a decir? Si ambos nos...amamos...¿eso significa que somos pareja? ¿Novios? Sigo sin contestarle los mensajes y el pobre no tiene ni la menor idea que voy para su casa...de nuevo.
Puedo ver los edificios y unos nervios se apoderan de mí pero me mantengo firme. Veo su apartamento y me estaciono. Ignoro al Señor Botones que me abre la puerta y me saluda y me dirijo al elevador. Voy muy a prisa que las personas se me quedan viendo pero me vale mierda lo que piensen. Necesito a mi Nazomi. Subo y llego a la puerta de su departamento, toco la puerta bruscamente y escucho sus pasos. Bajo la cabeza mientras abre la puerta pero al abrirla ahoga un grito.
—¿Yu?—rápido me abalanzo sobre él y cierro la puerta con fuerza. Nazomi trata de apartarse de mí y tomar aire pero se lo impido. Lo pongo contra la pared y sujeto sus brazos con una mano por arriba de su cabeza. Comienzo a besarlo y al principio se inquieta pero después recibe mis besos gustoso y abre su boca para dar acceso a  mi lengua. No quiero que hable. No lo quiero escuchar hablar. Justo ahora quiero hacerle el amor y demostrar que me arrepiento tanto por el daño que le hice hace dos o tres años. Necesito hacerlo mío. Trató de que nuestros labios estén juntos para evitar que hable mientras voy hacia su habitación. La habitación que ahora no sólo será suya...si no nuestra. Lo tumbo en la cama y cierro la puerta. No quiero que un puto gato nos interrumpa.
—¿Yu? ¿Qué pasa?—su respiración es entre cortada y se sienta en la cama. Rodeó la cama y me siento detrás de él abrazándolo por el abdomen.
—Lamento todo el daño que te he hecho Nazomi—le susurró al oído. Se estremece por en medio de mis piernas haciendo que su trasero roce con mi miembro y comienzo a ponerme duro—pero por favor dame una segunda oportunidad porque me he dado cuenta que te amo.
Puedo ver que sus orejas están rojas del sonrojado de su rostro. No puede formular ni una palabra y eso me gusta. Pego más su cuerpo al mío desabotonando lentamente su camisa mientras beso su cuello. Se retuerce y es algo placentero. Bajo la camisa hasta sus codos y desciendo mi mano por su abdomen hasta su pantalón que desabrocho con facilidad. Meto mi mano en su ropa interior y veo que la tiene muy dura. Sonrío en su cuello y deja salir de su boca pequeños gemidos. Tomo su cabeza por detrás y lo empujo hacia abajo haciendo que quede en cuatro. Me deshago de sus pantalones de modo que solo quede con su camisa, me quito los míos pero no introduzco un dedo. Lo penetro y suelta un grito. Comienzo lento mientras el suelta gemidos más audibles, sigo más rápido y comienzo a gemir. Nazomi no para de gritar mi nombre y hace que quiera ir más rápido. Necesito verle la cara. Quiero ver su rostro sonrojado. Sin ningún aviso salgo de él y vuelve a gritar. Me mira y gira en la cama apoyando su cadera en esta poniendo su peso en los brazos y con las piernas abiertas. Me acerco a él haciendo que nuestras caras estén a centímetros y él se acuesta poco a poco a medida que me voy acercando cada vez más. Su rostro completamente rojo con ligeras gotas de sudor en la frente pero su cabello castaño totalmente empapado, sus ojos verde jade entrecerrados por el placer que le estoy dando. Por su rostro puedo ver que está totalmente perdido y no me resisto a besarlo. Nos besamos por unos minutos antes de seguir haciendo lo nuestro. Sigue sin hablar y eso me da gusto. Tenemos mucho tiempo para hablar pero no ahora. Separó nuestras bocas y un hilo de saliva cae sobre la barbilla de Nazomi. Lo vuelvo a penetrar sin aviso y suelta un grito aún más fuerte que los anteriores, su cara se vuelve más roja y comienzo con embestidas salvajes. Rodea mi cuello con sus brazos y me encaja las uñas en la espalda haciendo rasguños que arden de una manera placentera. Verlo así, tan vulnerable y delicado, tierno y adorable, verlo tan pequeño estando en mis brazos. No me esperaba que ambos termináramos juntos, pero es algo que me encanta. Dejo de moverme cuando Nazomi llega al orgasmo y yo no tardó en llegar también justo después de salir de él. Ambos manchamos nuestros cuerpos y la sabana pero a quien le pinches importa la pinche sabana.
Me acosté junto a él y lo atraje hacia mi, refugiándolo en mi pecho como ayer cuando estaba lloviendo.
—¿Po-porque regrésate?—su voz suena cansada y temblorosa y antes de contestar le doy un pequeño beso en los labios.
—Por ti—dije sonriéndole. El no me devuelve la sonrisa, en cambio frunce el ceño, como si estuviera confundido o pensativo.
—Pe-pero...tú no me amas—dijo al mismo tiempo que se giró completamente dándome la espalda.
—Nagisa y yo nos separamos—apoye mi peso en el brazo de modo que lo podía ver perfectamente y voltee su cuerpo con mi otro brazo. Su rostro estaba rosa con los ojos llorosos.
—¿Por...porque?—dijo intentando no llorar. Se acurrucó en mi pecho y pude sentir las cálidas gotas de agua que salían de sus ojos.
—Porque lo nuestro no iba a funcionar. No llores, Nazomi—dije en un tono dulce levantando su barbilla para que me viera a los ojos. Deposité un beso en su frente y sequé sus lágrimas con mi mano—¿porque lloras? ¿No me amas?
—Cla-claro que te amo. Te amo como a nadie en este mundo—su voz aún suena quebrada—solo que...no estoy acostumbrado a ser amado.
—Yo haré que te acostumbres. Te amo—volví a besarlo tomando en mi mano su pequeña y frágil cara empapada por lágrimas.
—Te amo—dijo separándose de mi. Volvió a buscar refugio en mi pecho. Me está gustando que haga eso.

Rorii-chan

¿Solo amigos? (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora