2. Nuevos rostros.

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¡Espero que les haya gustado la parte anterior! Estaré actualizando continuamente, y verdaderamente espero que les guste. ¡Se pondrá cada vez mejor, lo prometo!

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            NamJoon no estaba seguro de si estaba ansioso por llegar al campus. Cuando su madre le había hablado de la universidad por primera vez, había resaltado orgullosamente que había conseguido una beca para él por un viejo contacto, y que se trataba de una de las universidades más prestigiosas del país. Ya había tenido sus primeras clases ahí incluyendo la interesante primera clase de filosofía; y sin embargo, ese jueves se mudaría definitivamente al campus universitario. Su madre se había despedido con una sonrisa de oreja a oreja, al saber que finalmente su hijo estudiaría Producción Musical. Sin duda, parecía más ansiosa que él por llegar al sitio.

NamJoon había querido trabajar en lugar de estudiar. Probablemente, porque no tenía otra opción; a pesar de que lo que más quería era dedicarse a la música, sabía que no tenía mucha esperanza en cuanto a la situación de su madre. Desde que ella se había contagiado con SIDA había sido el único encargado de trabajar y poder velar por un futuro mejor para ambos.

Su madre había sido muy joven cuando le tuvo, cerca de los 15 años de edad. Ella, trabajando como prostituta y dama de compañía, se ganaba el dinero para subsistir de la mala vida y así poder sacar a su hijo adelante, a quien no se dignó a abandonar. NamJoon fue producto de uno de sus tantos encuentros sexuales, y por esto su madre nunca estuvo segura exactamente de qué hombre había dejado aquel fruto en su vientre.

El chico no lo entendió al principio, claro; su madre era una mujer muy hermosa, y el tener un hijo no impidió que siguiese su trabajo como prostituta. Ahora que debía mantener a un niño, y con un hermano mayor ludópata, aún más necesitaba el dinero; era realmente difícil mantenerse de otra forma, pues los estudios de su madre eran muy básicos y no había terminado la secundaria. Tenían que comer, y mantener el techo en el que posteriormente habían conseguido vivir de alguna forma.

A medida que fue creciendo, NamJoon fue tomando consciencia de lo que pasaba. Como un niño, no sabía a qué se dedicaba su madre, a pesar de que se crió en ese ambiente; cerca de bares, yendo de aquí a allá, sin un lugar fijo; comiendo lo que había y siguiendo fielmente a su madre, manteniéndose en un principio como había nacido; retraído y solitario.

Lo que sí recuerda exactamente es que comenzó a hacer música justo cuando tomó conciencia de toda aquella situación. La música le apasionaba, especialmente el Hip Hop y rap; el rap era su vida, y aprendió, componiendo docenas de poemas y canciones, que el rap no se practica o entrena, como de hace con la voz; el rap simplemente se siente.

Esto se convirtió en su nuevo estilo de vida. Ya para cuando se volvió adolescente, fue sumamente independiente y mañoso. A todos lados llevaba consigo su cuaderno de canciones, y se sorprendió a sí mismo alquilando libros y leyendo diccionarios completos para poder ampliar su vocabulario a la hora de componer. Esto no simuló un problema, claro, ya que simplemente amaba leer. Era una manera de liberarse del estrés que sentía; de su madre metiéndose en problemas todo el tiempo y de los comentarios acerca de ella, la palabra con "P" que tanto detestaba. Era un escape a su vida entera.

A pesar de su extremada inteligencia, siempre fue catalogado como un busca pleitos. Le daba igual que dijesen cosas de él, pero detestaba que se metiesen con su madre. Se metía en peleas y pleitos, a pesar de que la mayor parte del tiempo los evitaba; era un chico reconocido por ser extremadamente brillante. Sin embargo, él no sabía qué quería hacer con su vida además de escribir canciones, y tampoco sabía cómo iba a lograr salir de aquel hoyo en el que estaba inmiscuido.

Underground MonsterWhere stories live. Discover now