Infracciones de amor {Larry Stylinson} [Terminada]

Capitulo 20

-¡Wow!

-Esto no puede volver a pasar.

-Dios, Louis.

-Esto no debe volver a pasar.

Como si hubiera corrido una maratón, aun respiraba agitado, apoyado en el escritorio después de haber acabado dos veces seguidas gracias a él. Aunque al principio me partía del dolor, él lo manejo tan bien que solo estaba ahí era porque aún estaba exhausto, a pesar de que él hizo todo.

Louis me subió la ropa y me ayudó a sentarme en la silla.

-¿Quieres algo?-me miró preocupado.

-¿Podemos volver a repetir eso?

El negó sonriente y me pasó una botella de agua.

-¿Quieres que le pida a alguien que te lleve a casa?

-Quiero repetir eso.

Lo dije en tono broma, mitad verdad, pero a Louis al parecer no le gustó mucho mi comentario, por lo que se notó más serio.

-¿Qué ocurre?

-Esto está mal.

Fruncí el ceño al no saber a qué se refería, esperando a que el me iluminara mas en su comentario.

-¿Te hice daño?

-Por enésima vez, no. Estoy bien.

Él se volvió a pasear por la oficina, acomodándose la ropa, sacándose el gorro, pasando las manos por el cabello y luego acomodándose de nuevo.

-¿Que ocurre?

-¿Estás seguro que...?

-No-casi grité-no fue tu primera vez también ¿o sí?

-No-frunció el ceño

-Entonces no entiendo tu actitud.

-Aunque te explicara, no lo entenderías.

Volvió a caminar por la oficina, así que subí mis pies a su escritorio, esperando a que se calmara ya que me tenía mareado por cómo se movía.

Pasé de mirar mis zapatillas a poner mis manos detrás de mi cabeza y mirar el techo, hasta que al fin los pasos de Louis pararon por la oficina, por lo que respiré profundo, bajé mis manos y mis pies, pero no estaba como yo esperaba.

Tenía la cabeza apoyada en el escritorio, con ambas manos apoyadas en el borde de este.

-¿Louis?

No respondió a mi llamado y me acerqué a él y lo tomé por la cintura, para enderezarlo y cuando lo pude hacer, vi sus mejillas rojas, su pecho agitado y la mirada perdida.

-¿Estás bien?

Negó lento, por lo que lo tomé lento y lo senté en su silla, para pasar a sentarme frente a él; sobre su escritorio.

-Si intentas explicarme tu actitud, quizás te pueda ayudar a...

-Te quité la virginidad-dijo con la mirada perdida-le acabo de quitar la virginidad a un menor de edad.

Volví a poner mis pies sobre el suelo, manteniendo aun el ceño fruncido por lo que acababa de escuchar, por lo que fui hasta la mesa que estaba junto a la puerta, llené un vaso de agua y se lo tiré en la cara.

-Suficiente.

Dije mientras él se limpiaba las gotas que aun caían por su frente y mejillas.

-Tengo diecisiete malditos años, no soy un niño pequeño. Se lo que quiero. Se lo que me gusta. Tomo mis decisiones solo. Tú no me robaste nada, ni menos me la quitaste, yo te la di en común acuerdo, así que por favor deja esa actitud estúpida y llévame a casa. Me cansé de esto.