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Amy P.O.V

Comencé a correr entre las ramas de los árboles, dirigiendo me al lugar en donde aquellas lamparas alumbraban con intensidad. El dolor en mi rodilla había desaparecido completamente en cuanto el recuerdo de mis amigos surco mi cabeza.

Volvería a verlos.

Todo a mi paso se fue iluminando lentamente mientras me acercaba más a las farolas. Estaba tan feliz.

Todo seria como antes.

Mi sonrisa desapareció cuando puse un pie en el pavimento. Todos los edificios estaban hechos escombros, como si alguien los hubiera derribado de un golpe, algunos estaban prendidos en fuego y destilaban humo con la mas mínima brisa.

Todo estaba tan callando.

Comencé a corre en dirección al taller. ¿Qué había pasado? ¿Quién había sido el responsable? Mientras mas avance más escombros y vidrios rotos se hacían presentes en los irreconocibles senderos del pueblo.

- Tails... - Susurré cuando me encontraba en frente de las destruidas puertas del taller, todas las luces estaban apagadas por lo que no podía ver prácticamente nada.

Tome una fuerte bocanada de aire y me adentre en la destruida y oscura estructura, camine por lo poco que quedaba de la sala y note gracias a las farolas que iluminaban un poco la sala; como las paredes estaban marcadas por huellas de manos en sangre.

Esto no era nada bueno. Me dirigí hacia las escaleras y subi a paso rápido por estas, creo que eran la única cosa es la casa que se estaba cayendo a pedazos. Pase por el marco destrozado de la habitación de Tails y vi como todas las paredes estaban de la misma manera que las de la sala; manchas por sangre.

Realmente esto era malo, ¿Donde estaba Tails? ¿¡Por qué había sangre en toda la casa?! ¿¡Por qué todo el pueblo estaba destruido?! Deje escapar un grito de frustración mientras caía de rodillas al suelo, esto no estaba pasando, todo era una endemoniada pesadilla.

Nada de esto era real. ¡Nada!

- Por esto te dije que no regresarás ,- Sentí como puso su mano en mi hombro, no sabia como me había encontrado, tal vez me había seguido sin yo darme cuenta... O tal vez el era quien había causado todo esto.

Gire mi cabeza en dirección a él, sus ojos brillaban un poco a causa de la poco luz que se filtraba por la ventana de la habitación, ¿Realmente era él quien había hecho todo esto? Y como si hubiera leído mi mente comenzó a negar con la cabeza.

- No he sido yo. - Dio un corto suspiro y se arrodillo frente a mi, estaba serio, como siempre. - ¿Recuerdas cuando estábamos en el callejón y te estaban persiguiendo?

- Sí. Sigo preguntándome como es que me encontraste...

- Como sea, esa cosa que te estaba persiguiendo era Sonic - ¿Qué? ¿Él? No podía ser cierto - Antes de que preguntes; no, no me refiero al Sonic heroico que perseguías, no, se trata de un impostor. Creado por Eggman, es el responsable de este desastre. Y el responsable de la desaparición de Tails, así como de todo el pueblo, deben estar en la guarida de Eggaman.

- ¿¡Y a qué esperamos!? - Grite mientras me levantaba de golpe, sentí como tomo con fuerza mi brazo, impidiendo me salir a buscar a mis amigos. Lo mire con el ceño fruncido, interrogante.

- No podemos ir, estoy seguro que ya habrá fabricado mas robots como ese. Y dejame decirte que no se daña con balas o golpes, es casi indestructible si me lo preguntas.

Esto era extraño. Él parecía inseguro de sus palabras, sus ojos volaban nerviosos por todo el lugar como si estuviera evitando mi mirada. Actuaba extraño. Fue aflorando su agarre hasta que me soltó por completo, me senté en frente de él nuevamente.

- ¿Qué haremos?

- ¿Haremos? Oh no, tu no iras...

- ¡Escúchame bien Shadow! - Espete, poniendo una mano en frente suyo para que se callara - Agradezco que te preocupes por mi, pero, en estos momentos son mis amigos quienes están en peligro, así debo ir. Eso es lo que debe hacer un verdadero amigo, ayudarlos cuando estén en peligro. Y perdona si fui una malagradecida, no había comprendido que solo querías protegerme...

Me observo en silencio durante varios segundos hasta que se levanto de golpe.

- En ese caso vamos. - Dijo sonriente para luego extenderme su mano. - Pero te lo advierto; esto podría ser arriesgado hasta puntos extremos.

Sonreí de igual manera que él y tome su mano con fuerza, levantando me frente a él.

- Siempre es bueno arriesgarse de vez en cuando.

Tiempo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora