Tomlinson

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Jay y Robín Tomlinson eran los creadores de Transportes TL la empresa más importante del mundo y una de las más reconocidas por otros sitios, una pareja que constituía por su alfa y omega y ambos tenían ya sus años juntos viviendo felices.

Ambos Tomlinson deseaban con toda su alma el tener un pequeño hijo propio, un pequeño que heredara toda su empresa y fuera responsable con sus valores incluidos sin importar si fuera un alfa, beta u omega pero al parecer la vida les tenia sorpresas ya que para Jay le era algo difícil el quedar en estado aunque no era estéril, su cuerpo estaba en perfectas condiciones y no tomaba supresores desde que se había creado su lazo con Robín ya que ambos deseaban un hijo.

Uno de los tantos celos de la omega, Robín había notado que su aroma era más intenso que en sus otros celos, desprendía más feromonas y a pesar de todo eso volvía loco a su alfa.

- ¿Jay? ¿Estas bien?-. Robín se veía preocupado desde su sitio en su escritorio.

- Sí, sólo algo extraña-. Ambos decidieron no volver a decir nada pero Robín notaba como su omega se veía incomoda y por su lazo le decía lo mismo.

Llegaron a casa más temprano ya que Robín había notado a varios alfas y omegas de su empresa que veían extraño a Jay pero a pesar de ser su jefa les era imposible no notar ese exquisito aroma a frutos rojos que desprendía la omega.
Esa misma noche el celo de la omega había llegado por fin y fue uno de los más largos que había tenido, sus celos duraban tres días como cualquier otro pero aquél había durado casi cinco.

Unas cuantas semanas después la noticia que tanto habían esperado había por fin llegado a su vida sorprendiendo a todos ya que creían que aquello seria un sueño frustrado para ambos pero al parecer la vida les había dado un giro de 360° y les había regalado a ese pequeño ser que deseaban.

Los primeros meses habían sido como cualquier otro, los típicos dolores, algún que otro antojo sin exagerar y los extraños cambios de humor de Jay, pero al parecer el alfa era capaz de controlar a su omega pero la felicidad no les duraría mucho o por lo menos les duraría sólo cinco meses.

En una de las revisiones de Jay, el medico veía extrañado el sistema de la mujer y para prevenir cualquier equivocación decidió hacerle unos estudios pero éstos le confirmaron sus sospechas, el cuerpo de la omega no estaba listo para tener a su hijo en él pero de cualquier forma ese bebé se había implantado pero en un sitio erróneo. Ante las palabras del médico ambos se asustaron pero el doctor les había asegurado que si ella se cuidaba lo necesario y se alimentaba bien lo más probable es que el bebé dejara de molestar y su cuerpo se prepararía lo suficiente para tenerlo.

Los cuatro meses restantes fueron una total tortura para la pobre omega ya que su cuerpo y su niño se habían asegurado bien pero al parecer su espalda no estaba lista para el peso y los riesgos de algún accidente durante o después el embarazo habían aumentado, pero eso a ella no le importaba, daría su vida por su niño ya que era lo que más deseaba su omega y su alfa.

El día del nacimiento del pequeño Tomlinson había tomado desprevenidos a ambos ya que Robín se encontraba en su empresa arreglando retrasos y su omega estaba en su casa preparando la cena para navidad aunque todavía era temprano, pero su niño decidió llegar en aquél momento y de inmediato Robín llevó a Jay al hospital dándoles la noticia de que su niño había decidido llegar en navidad, su regalo de navidad.

- Tu parto al parecer vendrá normal Jay, no tienen de qué preocuparse-. El doctor les regaló una sonrisa y ambos seguían felices a pesar de que Jay sentía demasiado dolor.

- Vas a ver que todo saldrá bien Jay, estarás con nosotros-. El alfa le hablaba tranquilo a su omega pero ella sentía que las cosas no estaban de todo bien.

Cinco horas de trabajo de parto y por fin un pequeño bebé había llegado al mundo pero la gran sorpresa fue en el momento en que la omega empezó a dejar de respirar y se le había pedido al alfa salir de la habitación mientras que revisaban a su hijo y a su omega. Robín no se sentía del todo seguro a causa del lazo que le hacia sentir como su omega sufría.
Dos horas después se había dado la noticia de la muerte de la muerte de Jay Tomlinson y a Robín sólo le quedó su pequeño, pero él quería seguir la decisión de su omega.
Esa misma noche Robín llevó la canasta en la que su omega quería colocar a su hijo por si sucedía aquella situación junto a sus cartas. Se le permitió llevarse a su hijo esa misma noche pero tendría que volver por los papeles de la muerte de su omega.

En el auto el alfa veía a su hijo y le fue imposible el no llorar contra el volante del auto por pensar en que su omega había dado su vida por su hijo y él sólo podía sentir el dolor por la perdida de su omega.

- Lo siento mi pequeño Louis pero no puedo seguir así-. De inmediato encendió el auto y salió rumbo a la gran iglesia de Londres dejando en sus puertas a su pequeño hijo recién nacido y tocando la puerta del lugar salió de ahí.

- Sólo espero que tengas a una familia que te valore y te cuida como alguna vez tu madre y yo quisimos-. Y salió rumbo al hospital.

Tres meses después la noticia de la perdida de Jay Tomlinson había desaparecido de la tierra pero su alfa no había logrado superar su perdida y se le fue encontrado en su casa ahorcado junto a una nota. Aquella nota que seria entregada a su hijo Louis si algún día llegaba a conocer sobre ellos.

Lazo equivocado | Larry Stylinson.Where stories live. Discover now