09 - Cambio de perspectiva.

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—¿Te gusta? —pregunté disgustada.

—Supongo que sí. Los primeros días le tenía miedo, porque se parece demasiado a mi mujer —frunció el ceño pensativo y luego rió—. Pero es una chica interesante —asentí y cabeceé.

—Entonces te gusta porque te recuerda a tu mujer. De no ser así... —y dejé la frase en el aire. "De no ser así ni te habrías fijado en ella, maldito idiota...", pensé.

—Sea como sea, mañana tenemos una cita y tu te quedarás con Marion, ¿vale? Y ya verás qué bien vas a estar con Vivianne —me volvió a sonreír y me acarició la mejilla.

Cómo lo sabía. Iba a tener que quedarme a dormir con esa tipa. Amplié la sonrisa para que se quedara tranquilo, aunque me estuviera muriendo del asco con la simple idea de compartir habitación con aquella mujer y le abracé.

—En un rato recogeremos tus cosas y antes de irnos a dormir, te llevaré a su habitación.

Me cogió en brazos para sentarme sobre sus piernas mientras me dejaba continuar dibujando. Me tenía aprisionada contra él, con sus brazos rodeándome. Ciertamente me costaba concentrarme en mi dibujo, pues estaba muy relajada notando su respiración calmada y el bombear de su corazón. Menos mal que él andaba a sus cosas y no estaba pendiente de mis trazos, pues apenas avancé en mi obra.

Comenzamos a recoger mis cosas y cuando teníamos todo listo, nos pusimos los pijamas y salimos en dirección a la habitación de Vivianne. Cuando nos abrió la puerta, la miré sin mostrar emoción alguna: la odiaba, pero no le iba a dar el deleite de que lo supiera. Cruzamos un par de palabras de despedida, lo besé en la mejilla y entré junto con aquella mujer.

—Te he preparado esa cama para ti. Si necesitas cualquier cosa, despiértame, ¿vale? —me sonrió. ¿Pero por qué sonríes? Por favor, no seas tan falsa, esto lo haces por llevarte a la cama a Jared... Suspiré y asentí, sonriéndole.

—Gracias, Vivianne. Estaré bien —me senté en la cama, abrazando mi peluche y me metí bajo las sábanas, dándole la espalda.

Me quedé con la mirada fija en la pared, escuchando sus movimientos. Quizá estuve así cerca de una hora, y pasado ese tiempo me levanté de la cama. Me acerqué a ella, agité una mano frente a sus ojos para ver si estaba despierta.

— ¿Vivianne? —susurré. No contestó.

Me dispuse a registrar la habitación al completo. Estaba acostumbrada a hacer estas cosas, tuve que ganarme la vida en la calle mientras mi padre se gastaba el poco dinero que teníamos en alcohol y mi madre hacía la calle, así que no hice ni el más minúsculo ruido. Rebusqué en su maleta y encontré cosas muy interesantes:

Folletos publicitarios de una obra de teatro en la que se rememoraba la vida de los dioses del Olimpo. ¡Claro! ¡De eso me sonaba! Ella era Vivianne D'Angelo, la chica que interpretaba el papel de Hera. Siempre rumorearon por las calles los celos de la chica hacia su compañera Cristina, la que haría de Hera antes de morir, dejando a la italiana en un segundo plano con el papel de Afrodita. Parece ser que Vivianne quería el papel de aquella diosa y reina antes que el que le dieron. Aun así, la gente andaba maravillada cuando paseó por las calles de Arkham e hizo esa visita benéfica la hospital.

Insensatos...

Luego encontré unos papeles policiales en los que declaraban la culpabilidad de Vivianne D'Angelo por matar a Cristina Cacciatore y una carta del comisario de Arkham diciéndole que no se preocupara, que lo dejó todo atado para que inculparan al desgraciado que tenía por amante, el cual era uno de los teloneros. También le pedía por favor que dejara de ser tan hostil con sus compañeros de reparto, pues se deshacía de ellos a base de despidos improcedentes y cambios de papel a otros más insignificantes, y le rogaba que no volviera a ocurrir lo que ocurrió con la señorita Cacciatore.

Entre el bien y el malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora