Capítulo 41: Hasta el final

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Era como sí sus oídos hubieran perdido la capacidad de escuchar y todo lo que visualizaran sus ojos transcurriera en cámara lenta. Sharon se preguntó sí esto ocurría en los momentos de colapso total en una persona, o cuando la alma de un cuerpo intentaba separarse de su cuerpo antes de seguir con una locura (tal y como le estaba pasando a Sharon.) Pero la muchacha se mordió los labios, creando un pequeño hilo de sangre sobre su barbilla y colocó la pistola encima de la mesa metálica. Evelyn había sobrevivido, y Helios y Azul no. Solo quedaba una bala, y quedaban dos deleiters. Uno viviría y otro no.

Cuando Sharon hizo rodar la pistola no pudo evitar pensar que le tocase a Electra y que la bala fuera directamente a ella. Estaba siendo egoísta por una vez en su vida. Pero se lo merecía. Había estado tan preocupada de la seguridad y la felicidad de los demás, que nunca se había preocupado de la suya propia. Quería a Egon vivo sobre todas las cosas en el universo. Pero que el deleiter de ojos eléctricos sobreviviera significaría la pérdida de su hermana. Y Sharon se preguntó sí Egon sería capaz de perdonarla algún día.

La muchacha ni siquiera se molestó a mirar a Egon para saber qué es lo que deseaba, porque todos los intentos para ver en él la verdad era una pérdida de tiempo. Así que se centró en la pistola y en observar cómo se detenía en la joven de larga cabellera negra.

Sharon se acercó a la pistola y escuchó una súplica lejana. Era Egon. Pero ella le ignoró y se acercó a Electra. La silla se colocó delante de ella y Electra la miró directamente a los ojos. Sharon alzó la pistola y colocó su dedo índice sobre el gatillo del arma. Entonces el pitido en sus oídos dejó de sonar y todo volvió a cobrar una velocidad normal cuando Egon la llamó.

-Por favor, Sharon. No lo hagas.

-Egon, basta.- La voz de Electra era más dura de lo que nunca podía imaginarse Sharon que podría llegar a emplear. Cada detalle de su rostro, gesto y palabra que había desprendido era fragilidad y fortaleza al mismo tiempo, pero todo muy lejos de la crueldad que estaba empleando para mandar a callar radicalmente a su hermano pequeño.- Ellos han sido valientes. Ahora nos toca a nosotros.- Electra dejó de mirar a su hermano, quién estaba haciendo todo lo posible por deshacerse de aquella cuerdas de acero. La joven pestañeó lentamente y desprendió un suspiro.- Dame un momento, Sharon. Me gustaría pedir mi último deseo antes de morir.

Sharon bajó la pistola y las lágrimas comenzaron a emborronar su vista. Escuchaba la voz de Egon, llamándola a ella. Pero Sharon era incapaz de mirarlo. Porque sabía que sí lo hacía no dispararía. Haría cualquier cosa por él. Pero no podía hacer eso. No podía dejar que miles de personas murieran para salvar a Electra. No podía dejar que Egon muriera por su hermana. Nunca lo haría.

Finalmente, Electra abrió sus azulados ojos que eran unos tonos más suaves que los de su hermano pequeño y que no tenían ni pizca de electricidad. Y en ellos pudo saber cuál había sido su último deseo en esta vida. Era morir y que Egon viviese junto a Sharon. Sabía que su muerte le rompería el corazón, tal y como ocurrió con la muerte de su padre. Que durante unos meses no sería Egon, sino un muchacho débil y de nuevo perdido en un mundo de sangre y más injusticia para los de su especie. Pero que ella, Sharon, encontraría la forma de devolver su esencia y hacerle feliz hasta el fin de sus días.

Sintiendo como su peso se triplicaba y en cómo sus ojos se llenaban de más lágrimas, Sharon alzó la pistola y colocó su dedo indice de nuevo sobre el gatillo.

-Cuidaré de él. Te lo prometo.- Y disparó.

Por un momento Sharon creyó realmente que no había salido la bala del cañón y que Electra seguía viva. Ella estaba segura que preferiría morir antes de apuntar a Egon con un arma cargada. Pero el grito de Egon la despertó de una terrible pesadilla que la llevaba a una nueva. La bala había atravesado el esternón de Electra y ella había dejado de respirar casi al momento de recibir el golpe de esa bala.

Deleiter: la dictadura del corazónWhere stories live. Discover now