Capítulo 40: Arcángel

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-Mátame.- la voz de Egon sonó ahogada cuando él habló, pero Leonard ni siquiera se molestó en mirarle. Solamente podía observar cualquier movimiento de su hija.- No voy a permitir que le pongas una mano encima a Sharon. Eres un maldito cerdo que el dolor te ha llevado a la locura.

-Creo que tú no eres el más adecuado para hablar, Desalmado Black.- Aunque esas palabras iban dirigidas al deleiter neutral, Sharon seguía observando esos ojos azules mirarla a ella.- Y bien, Sharon. ¿Cuál es tú decisión?

La joven percibió como su corazón había empezado a latir con más fuerza desde que había entrado Egon, pero ahora que estaba él a su lado, se sentía más fuerte. Indestructible. Sin vacilar ni un solo segundo más y mirándole directamente a los ojos, Sharon le contestó algo que sabía que se arrepentiría en un momento dado, pero que al mismo tiempo los liberaría de ese infierno.

-No pienso contribuir a tus planes, Leonard.

La muchacha esperó una mínima reacción de irritación y exasperación en su rostro por su actitud, pero él se mostró tan relajado y tranquilo como siempre. Sí las piedras parecían duras e inflexibles, Leonard era sin duda el creador de ellas. El hombre miró a Reinox, quién había aparecido mágicamente a su lado. El hombre se inclinó a un lado de él y dónde parecía que estaban sus oídos, le susurró algo. El sirviente asintió con su cabeza de pez y desapareció por la puerta blanca.

-Nunca voy a dejar de preguntártelo, Sharon. Porque sé que en algún momento de tu eternidad me suplicarás que tengamos ese hijo y cambiemos el mundo.

-¿Ahora te crees un deleiter videns?- Dijo ella mientras se cruzaba de brazos.- Pues te aseguró yo, que soy una deleiter realitum, que eso nunca, jamás, va a ocurrir.

-Y yo.- Dijo Egon, y su voz sonó incluso divertida.- Aunque no tenga ningún súper poder también lo sé. Ella nunca va a pertenecerte.

-La vida es muy curiosa ¿no crees, Sharon?- Leonard se observó sus manos con las que había creado infinidad de nuevos seres.- Hace un mes, pensabas que eras una simple humana, y ahora, eres una deleiter realitum, que vivirá eternamente. ¿Sabes cuáles son las consecuencias de la eternidad?

-¿Vivir mucho tiempo, no?- La mirada que le envió Sharon a Egon no hizo que el joven dejase de sonreír. Era increíble en como en los momentos dónde el peligro estaba rozando la línea de la seguridad, la inspiración de ese chico para sus comentarios sarcásticos se despertaban y sus ojos brillaban con excitación.- Tiene que ser horrible revivir momentos constantemente y que ninguno de ellos sean únicos e irrepetibles ¿no?

-Te acostumbras a esos detalles.- Fue la primera vez que Leonard mirada a Egon des de que había entrado en la sala. Sus ojos eran gélidos y aterradores, pero el muchacho no dejó de sonreír.- Aprendes a vivir con ello, aunque hay cosas que son insoportables.

-¿Cómo qué?- Inquirió Sharon inconscientemente. Ella y sus preguntas imposibles de contener dentro de su boca.

-Viste morir al hombre que pensabas que era tu padre y dejaste de sentir… ¿cómo le llamaba el humano…, libertad? Helios murió y dejaste de sentir de nuevo esa sensación que te mantiene con vida. Ahora lo has recuperado, pero ¿y cuando ellos, todos tus amigos, el humano, el Desalmado Black y las pequeñas deleiters envejezcan y mueran? Te quedarás sola, atascada en una vida que no podrás renacer ni olvidar tu pasado. Dónde el peso de la muerte de los seres que amas y amarás, un día llegará a ser tan grande, que desearás estar muerta. Y no serás capaz de hacerlo, porque todos tememos a morir por supervivencia. Y ahí estarás tú, Sharon. Esperando a que llegue la muerte a por ti, pero jamás lo hará. Porqué tu eres eterna, como yo.

-Eso no ocurrirá.- La voz de Egon fue la que sonó mientras Sharon luchaba por salir de esa conmoción. Jamás se había planteado lo horrible de ser inmortal.- Ella siempre estará rodeada de personas que la amaran y le darán su libertad.

Deleiter: la dictadura del corazónWhere stories live. Discover now