Capítulo 4: Hijos de Nyx e hijos de Éter

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-¿Te ha molestado?

-¿Mmm...?

-Me refiero a lo de esta mañana... ¿Te ha molestado?

-Señor Birdwhistle, como no especifique un poco más no voy a conseguir entenderle.

-Me refiero a cuando me he presentado ante el duque... Como su prometido.- Sharon notó como de nuevo su corazón volvía a latir con fuerza. Y sí la pregunta del chico no hubiera sido suficiente, el acercamiento repentino de tumbarse a un lado de ella sobre la hierba del prado de la Cascada Flotante, lo había terminado de rematar.

-Lo hizo para defenderme.- La voz de Sharon intentó sonar lo más natural posible, pero el tembleque de su voz se escuchó entre sus palabras.- No, no me molestó.

-Me alegro.- Dijo Helios y sus ojos grisáceos se clavaron en el cielo azul. Su piel parecía que brillaba con más intensidad gracias a la calidez de los rayos del sol, y su cuerpo parecía que se había relajado junto el de ella. La chica notó como el muchacho se movió sobre la hierba, quedándose de un lado hacía su dirección.- No deberías de haberte metido ¿Lo sabes verdad?

-Está es la décimo quinta vez que me lo repite.

-Y sí para evitar que te metas en más líos, Sharon, tengo que decírtelo todos los días a todas horas, lo haré. Hemos tenido mucha suerte. Podrías haber sido tu quién ahora estaría sin manos.

-Pero todos tenemos nuestras manos, e incluso ese hombre.

-Hombre que no conoces de nada.

-No sabía que había que ser solamente justo con la gente a la que conoces.- Sharon se volteó también hacía la izquierda, quedando cara con cara con Helios.

-Ni siquiera con gente que conoces.

-Usted ha sido justo por mí.

-Eso es diferente.

-¿Por qué?- La chica quería sonreír, pero en esos momentos estaba demasiado indignada para hacerlo.- ¿Usted puede salvar el mundo y yo no?

-Yo hoy no he salvado el mundo. Nunca lo he hecho.

-Me has salvado a mí.

-Pero eso es distinto.

-¿Insinúas que yo soy diferente al resto del mundo?

-Por supuesto.- Y ese fue el único momento en que Sharon no pudo evitar desprender una ligera pero autentica sonrisa.

-¿Cómo vas?

-Bien.- Egon se encogió de hombros y siguió caminando.

Sharon había mentido por septuagésima vez. No soportaba el dolor de su rodilla, y siempre que Egon volteaba su cabeza para ver como iba la chica intentaba caminar con la máxima estabilidad que podía. Pero en cuanto esos ojos eléctricos la perdían de vista se aferraba a todo lo que le rodeaba.

-¿Y sí estás bien porqué te sujetas a los árboles?

-¿Cómo sabes...?

-Soy deleiter y soy consciente de mis capacidades desde hace más tiempo que tu. Por eso mis sentidos están más evolucionados que los tuyos.

-¿Eso es posible? ¿Los deleiters pueden tener los sentidos más evolucionados que las personas normales?

-Deja de compararnos con los humanos.- La última palabra fue dicha como sí Egon escupiera sangre de su boca.- Nosotros somos muchísimo mejores que ellos.

Deleiter: la dictadura del corazónWhere stories live. Discover now