La noche de la bienvenida

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Luego de recorrer con un sirviente de Jadir toda la ciudad y de no encontrar a ningún ser sobrenatural, recibieron una invitación

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Luego de recorrer con un sirviente de Jadir toda la ciudad y de no encontrar a ningún ser sobrenatural, recibieron una invitación. La luna estaba alta en el cielo cuando los guiaron al palacete más grande y llamativo de todos, en donde los esperaba de nuevo el anciano. Era un edificio dorado por fuera, con torres y ventanales grandes de enrejados complejos. Por dentro, estaba tapizado y decorado en el mismo color, alternado con rojo y naranja. El aroma a incienso llenaba el aire cálido de la noche de verano.

—Buenas noches, mis señores —los saludó el noble al llegar al salón central—. Esta es una casa de cortesanas de lujo. Suele ser utilizada como hotel y restaurante por los altos funcionarios del rey, en sus visitas a nuestra ciudad. Ustedes son mis invitados de honor, así que se hospedarán aquí, en las mejores habitaciones.

Los tres se sintieron abrumados por las sonrisas empalagosas de aquellos seres desconocidos de raro aspecto. Los condujeron a otra sala, donde todo relucía aún más que en las calles y los hicieron sentarse en el suelo, sobre unos almohadones. Junto a ellos ubicaron pequeñas mesitas repletas de comida y bebidas.

—Esto es increíble —se maravilló la joven—. Nunca había visto un banquete así de grande.

—Disfruten mientras miran el espectáculo —los alentó su anfitrión—. Está a punto de comenzar.

Como era costumbre, el noble hizo que un grupo de sirvientes probara un bocado de cada plato y de cada bebida a servir, para asegurarse de que nada estuviese envenenado. Nirali tuvo que aguantarse las ganas de reír ante el gesto. Luego de eso, el sonido de un instrumento musical de viento anunció el inicio del show preparado para ellos.

Sarwan fue quien contuvo una risita esta vez, al notar la incomodidad de su discípula frente al ingreso de las muchachas jóvenes y de apariencia seductora. Las mujeres estaban enfundadas en joyas y trajes de telas vaporosas multicolores. Dieron una vuelta completa por el recinto y se ubicaron en el enorme espacio que quedaba frente a ellos.

Los tres ya estaban acostumbrados a viajar y a tener contacto con otras culturas, tal vez Nirali no tanto como los dos que la acompañaban. Pero el único propósito con el que habían puesto sus ojos en algún ser que no fuese igual a ellos por demasiado tiempo había sido el de atraparlo y entregarlo a las autoridades, acusado de ser un sobrenatural. Jamás los habían homenajeado ni tratado como visitas deseadas en ninguna parte.

«Esto no está bien, no es propio de nosotros. Es perturbador» pensó la aprendiz.

Todos allí ignoraban que ellos eran, por definición, un conjunto de salvajes sin escrúpulos, a pesar de las condecoraciones del rey y de los hechizos bonitos que utilizaran. Nirali miró de reojo a su mentor, para encontrarse con que él estaba disfrutándolo. Parecía desafiar a su rival a mover un dedo más del que debía.

Mientras el baile de las jóvenes comenzaba con una música suave, Deval y ella se enderezaron casi al mismo tiempo. No dijeron una palabra, pero habían llegado a la misma conclusión. Estaban a prueba. Y aquél que se atreviera a cometer un error terminaría por ponerse en contra a todo el pueblo. Podían tener graves problemas para salir de allí.

Espíritus de fuegoWhere stories live. Discover now