Capítulo 19

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Las manos me transpiraban y temblaban con tal brusquedad que no era complejo percatarse de lo nervioso que me encontraba en aquél instante. Mi respiración turbada no ocultaba en absoluto lo alterado que me sentía allí, tan próximo a su cuerpo, encerrados incómodamente en aquel estrecho cubículo asfixiante en el que nos había introducido.

—Ryuzaki... —le nombré impaciente de escuchar algún tipo de explicación que me calzase con esta reacción tan extraña. Removí con sutileza mi cuerpo de su agarre, sin embargo, no cedió ni un milímetro—. Tranquilo.

¿Por qué, Light?, no lo entiendo —al parecer ya somos dos los que no entendemos nada.

¿Qué le pasa a la gente últimamente? Sólo hacen cosas y luego no dan explicaciones.

—Ryuzaki, yo... No sé de qué me hablas... —confesé avergonzado agradeciendo la oscuridad del lugar. Apenas había una ventanilla que nos permitía el observarnos sin demasiado detalle.

Quiero saber... —murmuró rozando los labios en mi oreja—, ¿por qué te cuesta tanto a quererme? —tragué grueso al escucharle ser tan directo. Ryuzaki, lo que quieres es desquiciarme—, ¿por qué, Light?, ¿por qué? —en realidad, creo que sí le quiero... De lo contrario, no me provocaría ninguna reacción su cercanía... Pero, no estoy seguro de que sea la forma en la que él quiere—. ¿Cuánto más tengo que reprimirme? —¿él se reprime?

Si está diciendo la verdad, no quiero ni imaginar qué haría si tuviese mi autorización.

—¿Por qué estás diciendo estas cosas, Ryuzaki? —consulté tratando de omitir la frase en la que admito que le quiero... Un poco al menos, ¿no?

—Te fuiste...

—No, no. Aquí estoy.

—Te fuiste de mi casa... Esperaste a que me quedase dormido y te largaste —ahhh así que eso es lo que él cree. Mis músculos se relajaron al escuchar aquello—. Quise despertarte en la mañana, pero vi la cama sin uso —ya sé hacia dónde va esto—, igual como te la había prestado. Fui a verte al departamento y descubrí que no llegaste, ¿dónde estabas?, ¿con quién? ¿Con Mikami?

—Primero, ¿qué tienen todos con unirme a Mikami?, y segundo, no me fui de tu casa, incluso desayuné allí —señalé un poco histérico de esa conclusión tan incoherente. ¡Su patio es como quince minutos en auto! A pie me demoraría como una hora en el caso de que me fuera con cuidado y sin que nadie me viese.

—¿Cómo?, pero no estabas en ninguna pieza. Yo me encargué personalmente de revisar todas y cada una de las habitaciones de los huéspedes —sí, bueno. Ahora debo elegir entre una verdad que duela o una mentira que le haga feliz.

¿Qué le puedo decir?

Vamos Light, piensa, piensa.

Mira, lo importante es que tenemos salud. No, no creo que esa sea una buena idea.

—Lo importante es que no me fui, ¿de verdad crees que sería tan ingrato como para largarme sin avisar? La pasamos increíble ayer, como nunca, ¿en serio crees que yo iba a abandonarte? —distanció sus brazos de mi cuerpo y me sujetó el rostro con ambas manos. Sus ojos grises estaban incrustados en mí y el corazón me comenzó a latir desbocado.

Vas a matarme —sonrió y se acercó nuevamente a mí. No alcancé a dar dos pasos hacia atrás hasta que toqué la espalda contra la pared sin poder continuar retrocediendo. Tragué espeso, conocía ese brillo en sus ojos. Chocó su frente con la mía y sentí su aliento en los labios. Di un hondo suspiro. Me cosquilleaba el cuerpo completo—, ¿puedo besarte? —una sensación de corriente me recorrió toda la espalda—, ¿puedo? —con el nerviosismo latente cerré los ojos y asentí en un murmullo. Qué estoy haciendo. Sin esperar una segunda confirmación, me agarró de la cintura con un brazo pegándome deseoso a su cuerpo y la suavidad de sus labios se encajaron en los míos sin disimular el apetito que ambos compartíamos. Siento como se quema mi garganta. Mis brazos ascienden por su cuerpo hasta rodearle el cuello. Su lengua se introdujo en mi boca y comenzó a juguetear con la mía compartiendo ese encantador sabor a menta que suele traer consigo. Me arrastró junto a él y botamos el escobillón, me pegó al muro nuevamente y a nuestros pies cayeron envases plásticos de productos de limpieza que a nadie le importó que estuviesen allí. Mi corazón vibraba, la mente se me había nublado. Separó nuestros labios en busca de aliento y al querer liberarme, mordisqueó el lóbulo de mi oreja provocándome un jadeo. Gruñó excitado y sentí sus besos bajar por la curvatura de mi cuello mientras una mano la estrujó en mi trasero.

Serás Mío (Death Note yaoi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora