Serás Mío (Death Note yaoi)

Capítulo 5

Dudo que de esta salida juntos vaya a salir algo positivo, sin embargo, no puedo inventarle una excusa y decir: "mis padres están esperándome en casa" porque ya sabe que no es así.

—¡Ryuzaki! Joder, basta ya —reclamé intentando zafarme, no hubo caso—, gracias por la ayuda, pero sé caminar solo.

—No seas aguafiestas, vamos —es mi idea ¿o parece emocionado?—, te gustará.

—¿Puedo saber al menos a qué lugar? —estoy desesperado, tiene muchísima fuerza.

—A un hotel.

—Espera, ¿qué? —me detuve.

Quería correr he irme, pero aun así... no importaría, él sabe dónde vivo.

¿Qué pasa con esta situación?, ¿es que acaso no sabe cómo tratar a la gente?, no tiene ni un poco de tacto.

—Vamos a hacer cosas de novios.

—¿Qué? Mira, primero que todo, no somos novios, pero en el hipotético caso de que lo fuésemos, llevaríamos DOS días, DOS putos días, ¡¿Qué clase de relaciones has tenido?!

—... —me soltó la muñeca y se apoyó en la muralla—, tienes razón, he sido desconsiderado... —¿Será que podré salir invicto?—. Vamos a comer primero entonces —nuevamente se aferró a mi muñeca y caminamos a la entrada.

—Oye, no soy un niño, suéltame.

—Pero si lo hago, vas a escapar —es cierto que no quiero ir con él, pero también lo es que no me emociona la idea de que me lleve arrastrando como un crío.

—No escaparé, pero no me tomes así —¡que tenga que estar suplicando autonomía! —. Lo prometo.

Lo discutió un poco consigo mismo —sí, porque a mí no me pide la opinión— y finalmente, me liberó. Tenía la muñeca marcada por sus dedos y hasta cierto punto, ardía.

—Me hiciste daño —me subí la manga para enseñarle la marca—, ¿no puedes ser un poco más considerado?, después de todo... soy tu novio... —espera, ¿qué? —. O sea... ¡n-no!, yo... ¡es tu culpa! —se dio vuelta y comenzó a mirarme sorprendido—, ¡Lo dijiste tanto que me confundiste!, ¡olvídalo! —se arrimó a mí acorralándome en unos casilleros—. ¡¿Q-qué haces?! —hice presión en su pecho— sal de encima...

—Me gustas Yagami, mucho... —era incapaz de verlo a la cara, mis mejillas llameaban.

Sus ojos estaban observándome sin recato y su aroma invadió peligrosamente mi espacio personal.

—¿A-ah? —situó sus brazos a mis costados y pegó su frente a la mía.

—En serio, me gustas —lo decía como si el mismo estuviese descubriéndolo.

—¿C-cómo es que puedo gustarte en dos días... —desvié la mirada al suelo—, estás loco, o qué?

—Lo siento —¿por qué tiene cambios tan bruscos? —, realmente no sé cómo relacionarme con las personas, es decir, siempre me hablan como si yo fuese algo increíble —apoyó su cabeza en mi hombro sin dejarme ver su rostro—, y lo único que quiero es que me traten de igual a igual, como tú lo haces conmigo.

—Pero... si eso es lo que quieres deberías pedirlo... —¿debería abrazarlo?, no, claro que no.

—Ya lo hice, lo intenté —su tibio aliento sube en forma de cosquilleo por mi cuello—, por eso no me molesto en hablar con los demás, no escuchan.

—Ryuzaki... —¿cómo se ganó la fama?

—Lo único que quiero es ir a mi salón de clases sin que todos hagan un círculo a mi alrededor —quisiera ayudarlo, pero no está en mis manos— y me llenen de preguntas, o me arrojen papeles con números —no sé qué decir—. Quiero un castigo si no hago lo que debo, o falto a clases. Que los profesores no me miren como deidad, ¡nadie se preocupa porque no voy a clases!, simplemente lo toman como algo increíble..., estoy cansado. Quiero caminar por los pasillos como un ente cualquiera, pasar desapercibido, ¡Siempre hay alguien hablando de mí!, ¡me molesta, me fastidia! Y no puedo hacer nada... no es que yo sea callado, ¡todos me callan!, me llenan de preguntas y no me dejan hablar, ¡y les parece maravilloso! —me tomó por la cintura y estrechó su cuerpo al mío—. Sólo quiero ser tratado como una persona normal... como tú lo hiciste desde el primer día.