Capítulo 11

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—El placer es mío... —dije en tono consternado tratando de olvidar lo que había visto segundos atrás.

—Me alegra saber que tiene un amigo, joven amo —elegantemente se quitó el guante de seda blanco que le cubría los dedos y lo guardó con cuidado en uno de sus bolsillos—. Hace mucho tiempo que no traía a nadie a casa —me extendió su mano y de forma automática se la estreché, él, ensanchó su sonrisa. Sin pudor, como si no hubiese hecho lo que hizo.

Bueno, no me extrañaría enterarme de su falta de amigos, no es una noticia muy rara.

—No es mi amigo —Ryuzaki me tomó de la mano y entrelazó nuestros dedos mientras me miraba con una sonrisa que me dejó algo perplejo—, es mi novio.

—¿Novio? —me miró de forma amistosa y liberó una sonrisa, yo me sentí tambalear en el piso—. Tiene muy buen gusto, joven, le felicito. Lamento el espectáculo, no lo volveré a saludar de esa forma si a usted le molesta —dijo refiriéndose a mí. No parecía estar siendo irónico, en absoluto—. ¿Qué les apetece tomar?

—Tráenos un té y unas galletas a la terraza de mi alcoba. Con tu permiso, Lían.

—Adelante. Espero tenga una buena estancia señor Light.

—Sí... gracias —dicho esto, avanzamos por el pasillo principal.

***

Enormes cuadros, paredes y elegantes lámparas de cristal adornaban el lugar que mezclaba muy bien el ambiente de una espaciosa mansión antigua con artefactos modernos.

Esto sólo lo había visto en televisión.

—Light, voy a dejarte en uno de nuestros comedores —habló mientras recorríamos un extenso pasillo con ventanales enormes de un lado y puertas del otro—, si no te molesta me cambiaré el uniforme y vendré a buscarte. Odio la ropa de instituto, las camisas son incómodas y las corbatas ahorcan.

No sé por qué lo dice si siempre la utiliza como un collar.

—Está bien... —al menos podré mirar—. ¿Cuánto falta? —ya habíamos subido al segundo piso y caminado bastante.

—Es aquí —se detuvo frente a una entrada de dos puertas y la abrió. Me encandiló la vista cuando lo hizo y posicioné mi brazo para cubrir la luz que me llegó de golpe. Ryuzaki ni se inmutó, como siempre. ¡Es un idiota, como puede ser tan inexpresivo, me estresa! —. Puedes sentarte donde gustes, Lían ya traerá algo para comer por lo que no debes preocupar. Ya vuelvo —después de decir eso, cerró.

—Es muy espacioso... —Las murallas eran blanco crema y los sillones negros, las mesas de vidrio y toda una pared era una ventana que dejaba ver el interminable jardín.

Si yo fuese chica me buscaría un novio así, quizás. Además, Ryuzaki no es feo, sus rasgos son muy finos. Diría que es guapo, pero algo raro. No me imagino presentándolo a mis padres.

"Hola mamá, este es mi novio, Ryuzaki. Tiene más dinero que pelo en la cabeza, es un niño consentido, ha tratado de violarme desde que llegué y le gusto sin motivo aparente."

Suena del asco.

Me dejé caer exhausto en uno de los sillones y suspiré. No puedo creer que esté aquí. Sentí un ruido en la puerta y lo vi entrar en la habitación con la impasibilidad de su rostro intacto.

—¿Regresaste tan pronto? —pregunté extrañado por la rapidez. Arqueó una ceja confundido—, ¿por qué sigues con uniforme? Pensé que habías ido a cambiarte.

¿Qué diablos te importa, entrometido? —habló serio y al parecer muy irritado. Su voz sonó distinta, un poco menos ronca, pero no por ello menos intimidante.

Serás Mío (Death Note yaoi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora