Asinto decidida. Cuando pienso que se va  ir me da un beso en la comisura del labio.

- Ten cuidado.

Me quedo empanada durante un rato hasta que consigo reaccionar. Corro hacia los pasillos donde se encuentra el vestuario del Raimon. Anda que no me podía haber tocado otro. Me interno en ese laberinto lúgubre mirando cada esquina por donde paso. ¿Dónde la habrás puesto esta vez Dark? Antes de entrar en un nuevo pasillo me detengo a inspeccionarlo. Lo peor en estos momentos sería encontrarme a alguno del Raimon y que me montara el numerito.  

- Me alegro de verte por la Royal Crístal - dice una voz muy bien conocida para mi.

Un escalofrío recorre mi cuerpo.

Creo que si que había una cosa peor.

Me doy la vuelta con cautela y levanto la cabeza intentando aparentar que el pánico no se ha intalado en mi cuerpo y que parece ser que no quiere salir.

- Ray Dark... digo con rabia.

Él me mira con esa sonrisa que siempre tiene en la cara. Una que no me gusta nada y que indica que algo malo va a pasar.

- ¿Ya no soy tu comanante?

- Já, dejó de ser mi comandante desde el momento en el que me de di cuenta de la persona que era de verdad.

- Creo que es mejor hablar de esto en mi despacho, ¿no crees?

Me lo pienso como unas siete veces antes de acceder. Por el camino me voy pensando cada una de las palabras que quiero soltarle a este hombre. Llegamos a su despacho y él se sienta en su altísima silla.

- Y bueno dime, ¿cómo soy de verdad?

- Por donde empiezo... destruyes institutos, amenazas a directores, invalidas a jugadores... Y eso solo para tener la victoria asegurada antes de ganar un partido.

Suelta una carcajada.

- ¿Le parece poco? Si el autobús que el profesor Wintershy había amañado hubiera  salido hoy, los de Raimon habrían muerto.

- Yo no fui quien amañó el autocar - dice con una sonrisa.

- ¡Pero si el que dio la orden! Ahora sería un asesino, eso si no lo era de antes - digo desafiante.

-¿Cómo? - su cara cambia por completo.

No me doy cuenta de que estoy llorando hasta que una lágrima cae en mi mano.

- ¿Mataste a mis padres? - me ha dolido demasiado decir esa frase.

Ray Dark se queda en silencio sopesando la pregunta. Si de verdad les hubiera matado de verdad, ¿no se orgullecería como siempe hace de sus actos?

- ¿Y qué si lo he echo?

Una presión se instala en mi pecho. Me hubiera gustado estar equivocada y que solo hubiera sido un infortunito accidente. Saber que la persona que lleva enseñándote el mundo desde pequeña haya matado a tus padres biológicos duele. Ray Dark enciende la pantalla de su ordenador donde se puede ver que el partido final está apunto de comenzar.

- Dejemos esta conversación a un lado, ¿no quieres ver a tu nuevo equipo caer?

Miro fijamente la pantalla mientras las lágrimas surcan mis mejillas sonrojadas por el llanto. El partido comienza. Nada más sonar el pitido que da  inicio al juego unos listones de acero caen en el campo de Raimon. Todo sucede a cámara lenta para mi. No, no puede ser... Mis rodillas fallan haciendo que caiga al suelo. Mi llanto se hace más fuerte. No, no puedo haberlos perdido ellos no. Axel... no no puede no...

- Las reinas no lloran - dice Ray Dark.

Mi mirada concentra todo el odio que le tengo en su persona. Me levanto renqueante, con la cabeza gacha.

- ¿Yo? ¿Una reina? Sí, yo soy la Reina, pero la reina de mi propio castillo donde mando yo. Y te promto que te haré caer, aunque sea lo último que haga.

La puerta se abre por detrás de mi.

- Comandante... ¿Crístal? 

Jude me da la vuelta cogiéndome los hombros. Mi mirada se encuentra vacía y en el suelo. 

- ¡Cristal! Mirame por favor - su mano se posa en mi mejilla.

Consigo subir la cabeza. Mis ojos entán encharcados y parece ser que mi cara no es la mejor que he tenido, ya que la preocupación de Jude aumenta. Me coge la mano y tira de mi hacia la entrada donde aparecen Mark y dos jugadores de la Royal.

- Chicos cuidad de ella por favor.

Mark, al darse cuenta de que soy yo, pasa su brazo por mis hombros y me atrae a él.

- Tranquila, no llores por favor - susurra en mi oído.

Pero mi mente no consigue reaccionar. Tampoco reacciono cuando el detective Smith aparece en la sala y se lleva detenido a Ray Dark, tampoco reacciono cunado ese hombre sonríe y me dirige una última mirada seria. Las lágrimas parecen darme una tregua y al poco tiempo consigo calmarme y poder respirar con normalidad.

- ¿Qué ha pasado Crístal? ¿Qué te ha echo? - pregunta Jude.

- Él fue él - aprieto los puños con rabia - él les mató.

- ¿Matar? ¿A quién? - pregunta Mark confuso.

- A sus padres - contesta Jude por mi.

- ¿Tus... tus padres?

- Sí , cuando yo era pequeña mis padres y mi tía murieron en un accidente de coche. Dicho coche había sido revisado cinco minutos antes de salir, así que, que tuviera un fallo en los frenos era imposible, a no ser que en realidad fuera un accidente provocado - susurro.  

- Entonces... fue él.

Asiento con la cabeza. Mark me abraza y yo le correspondo.

- Lo siento - dice Mark.

Niego con la cabeza y le sonrío como puedo.

- Bueno y ahora hay un partido que ganar - me dice Mark entusiasmado - vamos corre que el equipo está deseando verte.

- ¿Están todos bien?

- Sí tranquila y todo gracias a Jude.

Este se sonroja y hace un ademán con la mano.

- Gracias - le digo de todo corazón.

Le doy un beso en la mejilla sonoro.

- King, Bloom nosotros también tenemos que ganar - ordena Jude.

- Reina me parece que esta vez no conseguirás marcar - dice King convencido.

- Eso está por ver.


*Narrador en tercera persona*


El chico mira como se llevan detenido a su entrenador. Se da la vuelta dispuesto a irse y preparar las cosas que va necesitar para la misión. Por fin se ha puesto en marca el plan.


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Habéis tenido suerte porque he conseguido sacar un poco de tiempo y ya tenéis el nuevo capítulo. Espero que os guste. Besoooos.



Mil Sueños Por Cumplir (Inazuma Eleven)Where stories live. Discover now