Capítulo 4: Lluvia Ígnea

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Ciudad de Mancre

  Las piernas ya no eran controladas por ella, el temor y el trauma le hicieron correr involuntariamente, corría y corría a través de los mercados y carretas. Los Zaes la miraban con intriga, ya que a tal velocidad apenas se nota que era la princesa, más aun si ésta estaba vestida con una sucia túnica embarrada. Pero aquello no le preocupaba en absoluto a Anelí, por primera vez la opinión de la gente le era irrelevante, lo único que quería era llegar a casa y pensar que todo fue un mal sueño. Pero la realidad le golpeo fuerte al tropezarse con unas largas cajas de madera. Se quedó tirada de cara al suelo, reflexionando dónde estaba y qué estaba haciendo. Se paso la mano por el rostro y notó que la mayor parte de ella estaba cubierto de lodo. Piernas, brazos, torso, cabello y rostro. Se levanto despacio y torpemente, se balanceaba de lado a lado hasta que se aferro a un poste de madera que señalaba una tienda de panes cubiertos de salsa de tomate. Se tomó su tiempo para descansar y tranquilizarse. En el momento que pensó en ello, notó que sus piernas estaban cansadas. Y recordó por qué corría, lo que la hizo entrar en razón y sin pensarlo dos veces entro a correr hacia su castillo.

  No podía entender qué era lo que estaba pasando, sonaban como brutos borrachos pero en el momento en que uno levanto una espada de hierro en contra de una princesa, los pensamientos cambiaron. Estaban esperando una señal para invadir la ciudad, tenía que avisarle a su padre y hermano. Más aún que ahora ellos saben que Ana y Paol iban a avisar sobre el ataque.

  Ana aumentó su velocidad y respiración, tenía que hacerlo por su familia, por Paol y por la ciudad, su ciudad. Ya estaba llegando, solo faltaban cinco casas más. Pero no iba a ser tan fácil, al llegar se topó con una muchedumbre llena de regalos para la nueva princesa, entre los cuales se encontraban deliciosos manjares y las más extravagantes joyas de todo el mundo. Se juntaron Zaes de todo el reino, desde los gremios más pequeños hasta los más prestigiosos y famosos, desde los desérticos campos del sur hasta los nevados reinos del norte.

  El olor era una maravilla sin igual, una mezcla entre las fragancias fuertes y las comidas picantes. Uvas, huevos de dodos, cabezas de serpientes de cascabel con hierbas y suaves condimentos, mazorcas llenas de pimiento molido, una variedad incontable de animales marinos, carnes de todo animal sobre la tierra y verduras secas, húmedas y hasta algunas inmaduras. Y entre perfumes se destacaban las grotescas pero extravagantes flores del norte, algo raro de un ecosistema frió y nevado, de las costas se sentía olores a sales y pescados, de los pantanos a ranas y barro, y de las humeantes zonas del sur unas fragancias a mieles, rosas y de deliciosos condimentos. Pero lo que más destacaba entre los regalos eran las pieles y huesos de los animales más feroces y únicos de Wingless: Las dos cabezas de una serpiente gemela, los cuernos de un Alce albino ( por su color rojizo suave ), la piel de un mamut y las alas de la temida gárgola de pantano, eran fácilmente reconocibles, arrugadas y llenas de cicatrices, aún con unos mechones de pelo. Estas criaturas están casi extintas y su mayoría mataría a decenas de hombres sin que estos se dieran cuenta de su presencia.

  Continuó avanzando entre el tumulto empujando suavemente a los invitados del rey, pero ya por el final vio el por qué de tanto desorden, la puerta estaba cerrada y los guardias impedían el avance de la gente. 

- ¡Retrocedan caballeros! El rey y los príncipes están ocupados -Gritó despavorido el guardia, cansado de golpear y empujar.

  Pero las palabras no bastaron para detenerlos, en efecto, la plebe se enfurecía más aún. Muchos nobles comenzaban a retirarse y otros a amenazar. 

  Ana decidió utilizar otro método, su lugar de escape sería ahora su entrada, debido a que nadie la reconocería con el olor pútrido y el barro por todo su rostro. Tomó el borde de su túnica y ató un fuerte nudo con el fin de que no le dificultara el moverse por donde iba a entrar.

Linaje del Dragón: NacidosWhere stories live. Discover now