Capítulo 22

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"La oscuridad nos envuelve a todos, pero mientras el sabio tropieza en alguna pared, el ignorante permanece tranquilo en el centro de la estancia"-Anatole France

Tras el desayuno, decidieron que lo mejor sería visitar a Camelia. No estaban seguros de si aquella mujer tan extraña no volvería a intentar matar a alguno de ellos. Cuando abrieron la puerta del cuarto, la chica de sonrisa gatuna les recibió. Seguía atada de pies y manos al viejo butacón.

–Oh, pero si os habéis acordado de mí–dijo ella sin perder la sonrisa perversa–. Creí que me moriría de aburrimiento en este cuarto tan viejo y lleno de polvo. Un poco más y empiezo a formar parte de los muebles de la mansión.

–Un placer verte a ti también–le contestó Rick. Después miró las cuerdas, por las que ella trataba de sacar sus largos dedos. Al ver los intentos fallidos de la mujer por escapar, Rick se agachó y la miró directamente a los ojos–. Te lo advierto. Quizás para C.S. seas importante, pero para nosotros no vales una mierda, así que si te tenemos que matar en nuestra defensa lo haremos, tenlo claro.

Ella se revolvió y le dedicó una mirada furiosa, pero no acertó a decir nada más. Ni siquiera cuando cortaron las cuerdas que la mantenían atrapada, ni cuando bajaron las escaleras escoltándola hasta la sala de astrología.

Amelia los recibió allí, y le dirigió a Camelia una mirada cargada de asco.

–No sé porque no la matamos, por su culpa estamos aquí atrapados–la soltó la reportera mientras los chicos entraban con la mujer en la sala.

–Amelia... así que C.S. te ha regalado una noche más viva... ¿Qué pregunta habéis acertado?

–Eso a ti no te importa–le respondió fríamente Isabel. A la cocinera tampoco es que le cayese precisamente bien. La noche anterior la había estado arrastrando cuchillo en mano por los pasillos de la enorme casa, así que el rencor se podría decir que era justificado.

–Parece que alguien se ha levantado de mal humor hoy–la contestó Camelia indiferente por el comentario– ¿Tenéis la respuesta de C.S. o qué?

Fue Raúl quien decidió acercarse a la antigua mesa a recoger el papel. Un papiro escrito con tinta negra, por supuesto.

"Buenos días mis queridos signos. Gracias a vuestro esfuerzo, habéis conseguido resolver una de las tres preguntas expuestas, y he de decir que os subestimaba y llegué a pensar que acabaría matándoos a todos, y vosotros ni siquiera habríais resuelto una miserable pregunta. Como recompensa, Géminis vivirá otra noche más, como habréis podido suponer. Aún os quedan dos preguntas, pero no desesperéis, mis pistas seguirán sirviéndoos de ayuda para cada paso que deis. He de decir que realmente estoy disfrutando del juego, aunque no puedo decir lo mismo de vosotros. Leo trató de escapar del juego, y como no me gustan los tramposos, decidí cumplir con mis normas y le impuse el castigo prometido. Aun así y puesto que soy buena persona, he puesto a vuestro alcance suficiente material médico para mantenerlo con vida hasta que llegue su hora en esta casa.

Ahora sería cuando debería despedirme, pero un nuevo suceso ha ocurrido, así que he decidido dejar esta parte de la respuesta dedicada a ello:
Querida Camelia, lamento que no leyeras la letra pequeña de nuestro contrato, supongo que se me olvidó avisarte de los efectos que causaría en ti el haber firmado un pacto conmigo. Te pediría perdón, pero no soy de esa clase de personas. Jugaste con fuego, y al parecer, te has quemado. Ahora es hora de que yo decida como de quemada estas. Eres una nueva participante mi queridísima Camelia, y si no respetas las normas, no tendré ningún problema en hacer que para ti acabe el juego. Como antes bien he dicho, soy una persona muy generosa, así que te daré una segunda oportunidad. Y otra cosa más: No intentes destruir mi juego, porque eso sería hacer trampas querida, y ya sabes que odio a los tramposos.

Muerte en el zodiaco Where stories live. Discover now