Capítulo 6

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"La vida es un juego; participa en él. La vida es demasiado preciosa; no la destruyas"-Helen Keller

-Así que nos han secuestrado-volvió a repetir el músico sentado en un sillón de terciopelo azul oscuro.

-Sí, Marcos. Daniel e Isabel han ido antes a mirar si se podía salir, pero tal y como suponíamos la verja está electrificada. Amelia y Martín han dicho que no hay otra manera de escapar, y eso que han revisado todo el perímetro y han buscado alguna otra salida posible, nuestros móviles o algún teléfono de la casa, pero nada-le respondió Victoria.

Raúl se preguntó cómo habían hecho para asegurarse de que la verja estaba electrificada, pero se guardó la inquietante pregunta para sí mismo, y se quedó mirando al techo, frustrado.

- ¿Entonces estamos completamente atrapados? -se atrevió a preguntar Rick mirando por la cristalera.

-Exacto-le dijo Natalia suspirando. Ella se había despertado en la sala de los tapices, rodeada por imágenes religiosas, tanto católicas, como romanas y griegas. Había dormido sobre una mesa de mármol en la que descansaba uno de los pocos tapices que no estaban colgados, en el que aparecía la imagen de algunos dioses.

Zeus, el padre de los dioses, sentado majestuosamente en el trono del centro del tapiz, con un rayo en la mano derecha. Una Hera majestuosa y solemne descansaba en el trono al lado de Zeus, coronada con el polos, una alta corona usada por varias de las Grandes diosas, y en una mano la granada, símbolo de la fértil sangre y muerte.

Artemisa había sido representada como una cazadora portando arco y flechas, como diosa de los animales salvajes y la caza que era. A su lado estaba su mellizo Apolo, dios de la muerte súbita, de las plagas y las enfermedades, así como de la curación y la protección contra las fuerzas malignas.

Hermes, el heraldo de los dioses, con sus llamativas alas en los pies que lo hacían el mejor mensajero entre mundos.

Hestia, con llamas rojizas que subían desde su mano representando el calor del hogar, que también era la diosa de la arquitectura e hija primogénita de los titanes Crono y Rea.

Hefesto y la diosa de la belleza, Afrodita, tampoco faltaban. Aquel matrimonio tan físicamente contrario. Afrodita siempre bella y joven, pues nunca había tenido infancia y había nacido adulta. No podemos decir lo mismo del dios Hefesto, hijo de Zeus y Hera.

Ares, dios de la guerra, y personificación de la violencia la brutalidad, al contrario de su hermanastra Atenea, que representa la meditación y sabiduría en asuntos de guerra.

A Natalia algo la molestaba mucho en la zona de la espalda. A parte de que había dormido sobre una mesa plana y fría, había algo bajo el tapiz. Levantó este y lo apartó. Un cable desgarrado. Un maldito cable roto que la había estado molestando durante los primeros minutos en los que se había fijado en su alrededor con la luz incómoda de las ventanas haciéndola cerrar los ojos molesta ya que no estaba acostumbrada.

El mensaje estaba grabado en la mesa, debajo del tapiz de las divinidades griegas. Era igual que el de Laura, Germán, Marcos, Amelia e Isabel. Solo que está vez, a ella la llamaba por su signo zodiacal, virgo. Se preguntó cuánto tiempo llevaba esa misteriosa persona observándola e investigándola, y un escalofrío inquietante la recorrió la espalda.

- ¿Qué proponéis que hagamos? -preguntó Germán, quien seguía pendiente de Laura, mirándola por el rabillo del ojo en todo momento. Esta se había cruzado de brazos, y con una expresión mezclada entre rabia y orgullo, se había sentado en un sillón cercano al del veterinario.

Muerte en el zodiaco Where stories live. Discover now