Capítulo 17

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"Todos estamos locos, la única diferencia es que algunos lo ocultan mejor que otros"

– ¿Qué tiene que ver la serpiente con C.S.? –preguntó Martín asqueado. Esta historia cada vez parecía más irreal, como si se tratara de un sueño del que no podía despertar. Dicho de tal manera parecía referirse a la muerte. Y eso era lo único que le aseguraba que no estaba loco, aquellos cadáveres que C.S. había dejado a su paso.

–No sé. Yo cada vez estoy más perdida–dijo Isabel–. Es realmente complicado intentar descifrar la mente de un enfermo de tal grado.

Rick carraspeó, para atraer la atención de los demás hacia él.

–Os explicaré algo. Como todo el mundo sabe, existen doce signos del zodiaco: Aries, Tauro, Géminis, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis–los demás asintieron tras la enumeración. Rick murmuró un "bien" y continuó–. Sin embargo, desde 1930, existe otro signo zodiacal que no ha sido reconocido abiertamente como tal: Ofiuco. Este signo se ubicaría entre los signos de Escorpio y Sagitario, y sería el noveno signo del zodiaco occidental.

– ¿Qué tiene que ver?

–Un momento, Marcos–pidió Rick–. Si se agrega este signo al Horóscopo de los 12 signos, los signos serían 13, y este número en diversas culturas y religiones se cree que simboliza el número de la mala suerte por ser uno más a 12, número perfecto.

–Por eso esa obsesión por la perfección y la imperfección...–comentó Natalia más para sí misma que para el resto.

–Exacto, ¿y a que no sabéis cuál es su símbolo?

–La serpiente–contestó Victoria con rapidez.

–Al igual que su elemento de origen es la Vara de Esculapio, la misma que hemos encontrado tallada en piedra en el invernadero–comentó Martín mirando la estatuilla que reposaba en su mano izquierda. Nadie diría que esa estatuilla con dos serpientes trepando, fuera uno de los principales objetos de obsesión de un loco.

Las personas comenzaron a poner en marcha sus cerebros. Nadie habló, por lo que la sala se quedó en completo silencio. Todos se dedicaron a tratar de penetrar en aquella perversa mente fanática por los signos zodiacales, la perfección, la familia Starn y aquella vieja mansión abandonada.

–Necesito un poco de aire fresco–dijo Claudia levantándose del sillón. Después caminó hasta la puerta y sin decir una sola palabra más se marchó de la estancia.

–Te acompaño.

Nadie se molestó en hacerla quedarse, ni en evitar que Marcos saliera tras ella. Estaban demasiado preocupados con el asunto de C.S., que ahora había renovado su nombre como Ofiuco, el cazador de serpientes.

–Id a la biblioteca y buscad algún libro de astrología–pidió Rick.

–Ya hemos rebuscado entre los libros de astrología y no hay nada–dijo Daniel. Luego bufó y se recostó aún más en el sofá que compartía con Amelia.

Amelia parecía a haber sacado la cabeza de esa tormenta de pensamientos negativos que la atormentaba. La siguiente víctima sería ella. Debía encontrar alguna pista. Debía salvarse.

–Pásame esa cosa–le ordenó al juez. Martín le tendió la réplica de la Vara de Esculapio, y él la observó con detenimiento–.Yo he visto esto en alguna parte.

Daniel se incorporó de su asiento repentinamente.

– ¿Quieres decir, en esta casa? ¿Viste esa cosa en esta casa? –preguntó con el ceño fruncido.

Muerte en el zodiaco Where stories live. Discover now