Flowers before Tattoos [larry stylinson]

Capítulo trece

Su cabeza dolía, oh sí que dolía. Sus pulmones le reclamaban tal hazaña, la cánula nasal ayudaba a sus pobres bronquios a respirar sin mayor esfuerzo, pero joder su pecho dolía tanto al inhalar y exhalar. Volteo con suma lentitud su cabeza y vio la preocupada expresión de su madre tomar su mano y acariciarla con cuidado. -Harry... -susurro ella con lágrimas.

-¿y Louis? -preguntó casi de inmediato.

-Esta bien, aún no despierta. -Dijo ella acariciando los rizos desarmados de su hijo, el suspiró.

Harry con lentitud cerró sus ojos, sólo quería dormir. Su cabeza palpitaba a un ritmo extremadamente doloroso, se acomodó intentando no moverse demasiado, casi al instante cayo bajo los brazos de la inconsciencia. Más tarde cuando despertó había alguien en la camilla de su costado derecho, su madre no estaba y afuera la noche asechaba. Un enfermero de cabello amarillo obviamente teñido le sonrió. Harry se ahogó en su propia saliva, el tipo tenía los ojos de un tibio color azabache. Jamás en su vida tuvo en honor de conocer a alguien con ojos de color negro.  E incluso, recordó un cuento que su hermana Gemma le contaba a Louis y a él cuando eran niños, de un hombre tan alto como su padre, moreno como la noche y ojos negros como su alma. Recuerda que aquellas noche su "ex" amigo y el se la pasaban en vela intentando no ver hacia la ventana, ya que extraño hombre iría a por ellos.

-Veo que has despertado, ¿cómo te sientes? -Pregunta el enfermero de nombre desconocido para él. Le sonríe con calidez y Harry quiere sonreír, pero no lo logra. Una mueca extraña es lo único que consigue relucir en su rostro. -Creo que el monóxido de carbono mató tus neuronas, ¿o me equivoco? -Ríe, tiene una aguja en su mano y se acerca con lentitud a su compañero de habitación quien mantenía sus ojos cerrados con una mascarilla de oxígeno conectada a un respirador.

-Aún me duele la cabeza. -Responde.

-Bueno, aún estamos indecisos sí se debe al incendio o a tu resaca.

Harry hace el amague de reír e intenta sentarse para adquirir una posición más cómoda, el enfermero nota la acción y lo ayuda.  Acomodo su brazo, el cual no se había dado cuenta que estaba enyesado Su mirada se dirigió a su acompañante y sus ojos se abren, al igual que sus labios, pero no sale nada de ellos. Louis se encontraba en aquella camilla con la mascarilla cubriéndole casi todo el rostro  Unos surcos oscuros adornan sus bellos ojos los cuales son opacados por la pálida piel de sus párpados.

El misterioso enfermero de ojos negros lo miró y sonrió. -Tranquilo, tú novio está bien. Unas quemaduras no muy grabes p-.

-No es mi novio imbécil. -Respondió con amargura.

Los ojos negros del chico se expandieron. -Bueno... y-yo p-pensé que sí, ya que nos dijeron que tus heridas fueron por salvarlo a él... y, bueno, uno intuye qu-. -Respondió con nerviosismo con una mano tras de su cabeza rascando de a ratos.

-Es el hijo de mi madrina, y sé que sí lo dejaba achicharrarse me iban a meter en la hoguera.

Un pequeño movimiento proveniente de la cama contigua a la de Harry llamó la atención del enfermero, Louis estaba despertando y un lastimero sonidillo salió de sus labios. -¿Qué sientes? -Pregunta el raro enfermero acercándose a una distancia prudente de Louis. El castaño gime en voz baja y poco a poco debido al dolor, abre sus ojos.

Intenta hablar, pero de su boca nada sale. Lo intenta minutos después y un gruñido agudo se escapa de sus labios. -M-mi... -Con su mano, la cual no estaba vendada, señala su cabeza con una expresión incómoda.

-Entiendo, te inyectaré esto, ¿ok? -Louis asintió despacio-, genial, cuando despiertes luego de un rato vendré con el doctor para examinarte mejor, ¿vale? -El tipo vestido de azul le sonrió al pequeño en la camilla y le inyectó el sedante en la vena. Intercambió la mascarilla por la cánula para mayor comodidad y se giró hacia el rizado que todo este tiempo estuvo inspeccionando las acciones del profesional.