Capítulo nueve

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Durante la cena Harry estuvo con su vista en el plato de ñoquis al pesto que su madre había hecho. Él conocía por teoría y práctica que la cocaína producía movimientos de mandíbula involuntarios, y el no estaba muy seguro sí el efecto continuaba o ya no estaba mal, pero comenzaba a enojarse. Las personas de la habitación lo observaban, él quería mandarlos a la mierda, pero su madre estaba ahí.

Harry estaba drogado, pero no era estúpido.

Louis también tenía su vista gacha mientras su madre y su tía Anne parloteaban como dos lindas pajaritas, urracas, creía recordar como se llamaban.

Seguía con sus mejillas extremadamente rojas, sus labios aún picaban, aquel beso se sentía demasiado fresco, pero... Harry lo odia, ¿no es así?

Soltó un bufido, tantos pensamientos hacen su cabeza doler.

—¿Qué sucede cariño? —Preguntó su tía Anne, observándolo con cariño y una sonrisa resplandeciente.

Alzó su mirada reflejando sus mejillas encendidas. —Uhm, nada... Sólo, i-ignórenme.

—Con lo irritante que eres es difícil. —Gruñe Harry ganándose un zape de parte de su madre. —Auch. —Murmuró sobando su cabeza.

—Cállate Harold. — Vocifera su madre un tanto cabreada por las actitudes de su hijo.

Louis bajó su cabeza al percatarse que nada había cambiado, Harry seguía siendo el mismo idiota de siempre. —N-no se preocupe. —Murmuró revolviendo la comida con su tenedor.

Jay lo observaba con atención. —Hijo, ¿qué sucede? —Acaricia con suavidad el pelo de su adorado hijo—. ¿No te gustó la comida? Anne la preparó con cariño para nosotros bebé.

Louis comió un bocado más, limpió su boca y sonrío. —Perdón tía Anne, está exquisito. Sólo q-que... —Harry inmediatamente alzó su cabeza dándole una fría mirada de advertencia. —P-problemas míos.

Anne acarició la palma de su mano con cariño. —¿Qué te tiene mal cariño?

— Uhm, nada importante s-solo... lo mismo de siempre.

Harry observaba la escena desde fuera, ¿por qué tanta atención a un niñito con retraso. No precisamente retraso, pero Harry era un idiota. A nadie se le es un secreto eso. Pero, el también sufrió, y mucho. Y, ¡Anne es su madre por Jesucristo! Harry quería usar un cartel de neón que dijera "¡Hey, también estoy aquí!" Pero no quería comportarse como un niño.

— Ay amor, ignóralos sí. — Susurró Jay besando su cabeza. — Eres una personita preciosa, sí ellos no saben apreciarte, al Diablo con ellos. — Louis abrió desmesuradamente sus ojitos y Johanna río. — Bebé, no. No es una grosería.

Todos en aquella mesa soltaron una carcajada, incluso Harry.

Más tarde Louis hablaba con Anne, ella reía porque aquel tierno niño parecía una linda cotorra. Lavaban los platos y reían de una que otra broma. Jay aprovechó el momento para entablar una civilizada conversación con Harry.

— Harry, ¿podemos hablar? — Dijo ella acercándose a pasos de bebé hacia el chico que estaba echado en el Bergere de cuero negro de su padre.

— Sí claro tía, siéntese. — Harry no podía ser antipático con ella, ayudaba a su madre a cambiarle los pañales, le ha visto sus preciadas nalgas.

— Quería pedirte un favor...

Harry suspiró, esperaba que no fuera lo que estaba pensando en este instante. — Claro, ¿qué s-sería?

Jay suspiró.   —¿Puedes cuidar de Louis en la universidad? Sé que su amistad ya no existe, pero... soy tu madrina Harry, hazlo por mí sí.

Una hora después, Harry se encontraba en su habitación mientras "cuidaba" a Louis (quién estaba en el primer piso). Su madre y su madrina se fueron a una intensa sesión de SPA. Unos tímidos golpes en su puerta lo desconcentraron de lo que hacía en ese momento.Bufó y se puso de pié.

Flowers before Tattoos [larry stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora