Capítulo 24

13.9K 1.6K 863
                                    

Narra Armand

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narra Armand

Todavía no entiendo por qué la dejé ir sin que respondiera a lo que le pregunté

¿Será posible que no sea un embarazo lo que Lynd esconde?

El cambio en su rostro fue notable, como cuando te escondes de la luz y te reconfortas en la oscuridad.

Intranquilo, desordeno mi cabello, atravesándolo una y otra vez con los dedos.

Es tan difícil alcanzar la claridad en esta situación,

¿Será que no está segura de que el bebé es mío?

¿De quién es entonces?

¿Richard?

¿Benedict?

¿Alguien más?

Respiro tensión intentando mantener la calma. La expectación y la ansiedad carcome mi conciencia.

Empiezo a sudar, mientras un nudo se asienta en mi estómago, a la vez que el pecho duele.

¿Cómo puedo saber cuál es la verdad en esta situación?

Ella miente, susurra mi subconsciente.

No le creas, sólo quiere juzgar una vez más contigo.

—Armand, luces fatal. ¿Todo bien contigo?

El eco vocal producido por Jack me afecta, ocasionando que un pinchazo agudo se extienda desde la parte baja de mi nuca, hasta golpear en la cima de mi cabeza.

—Sí—murmuro con la voz entrecortada y rasposa.

—No, no lo estás—dice Jack, halándome con la mano y conduciéndome hacia una silla frente a un escritorio.

Cierro los ojos e intento serenarme, apoyando la mano sobre una mesa repleta de papeles en blanco, notas de colores y un lapicero vacío.

Masajeo mi entrecejo en un intento desesperado por apaciguar el dolor, pero este no cede. Se niega a salir de mi sistema como un hechizo inquebrantable.

El dolor se incrementa, y pasa de ser una pálida ráfaga de pinchazos a una masa enorme de calor debilitante que golpea, azota, conquista, destroza y me descontrola.

Me dejo ir sobre la mesa, apoyando la cara en un montón de papeles. Los ojos me lagrimean, y las mano me vibran, oscilando con verticalidad.

Incapaz de controlar mi propio cuerpo empiezo a toser, llenando las hojas de puntos de sangre dispersos y oscuros.

—Llamaré a Olya—comenta Jack preocupado, su voz suena lejana, encubierta.

—N...No—digo a duras penas. —Tengo que hablar con Lynd... ella tiene que...—Me quedo en silencio, temblando y gimoteando a causa del dolor. La vista me falla, y no logro ordenar lo que voy a decir.

Perverso - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora