Capítulo 6

26.2K 2.6K 568
                                    

Multimedia: The One That got away- Katy Perry

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Multimedia: The One That got away- Katy Perry

Narra Lynd

Maratón parte 1

Siento como si alguien estuviese arrojando clavos metálicos contra mi cabeza, mantengo los ojos cerrados tratando de acostumbrarme al dolor. Me sacudo en la cama, y cuando intento moverme hacia la derecha, algo restringe mi movimiento.

¿En dónde estoy?

Me estiro y tanteo con la mano algo duro y carnoso. Manoseo lo que parecen ser pectorales masculinos, bajo por un abdomen cuarteado, cálido y ancho.

¿Richard?

Extiendo el brazo y sigo deslizando mis dedos hacia abajo, hasta agarrar un bulto enorme. Muy grande, demasiado largo. Más de lo que mi mente esperaba encontrar

Mm, qué rico.

Ay, no. No puede ser. El de Richard no está así de... bueno... enorme.

Me siento de golpe en la cama. Abro los ojos horrorizada y lo observo, explayando mis pupilas completa y absolutamente sorprendida.

Qué carajos hiciste, Lynd.

Me percato de que tengo el cuerpo agarrotado, como si hubiese corrido un maratón. Cuando me muevo, el dolor de cabeza se intensifica. El semental se voltea hacia mí, regalándome una muestra directa de su cara de dios dormido. Mi corazón salta al verlo y por un absurdo instante siento el deseo de volverlo a tocar. Me doy una cachetada mental y me echo hacia atrás. No voy a entrar a ese círculo tóxico y vicioso de nuevo, nunca más.

Trato de coordinar mi mente y recordar qué pasó. Aunque no sé si esté lista para saber qué fue lo que ocurrió.

Lo observo a mi lado, desnudo, perfecto y... oh Dios, es el innombrable. Completamente dormido, con el ceño relajado, las cejas copiosas rectas y la apariencia impasible de alguien que no tiene grandes preocupaciones. Es tan apuesto que si no estuviese segura de que aún lo odio, saltaría a sus brazos para besarlo.

Lynd, vas a casarte, qué mierda estás pensando.

Me escaneo a mí misma, estoy como Dios me trajo al mundo. Tengo la piel cremosa sonrosada, incluso me atrevería a decir que brilla más que de costumbre.

Ay no.

Me doy golpecitos en la frente. Tonta de mí, cómo mierda vine a parar a este lugar

Miro hacia abajo, mi vestido azul de tubo yace sobre el suelo, junto a un abrigo y un elemento que no coordina con el resto de cosas... una taza. No hay señales de mis sandalias, ni de mi celular y por supuesto, tampoco de mi ropa interior.

Esto no pinta bien, cómo demonios lograré irme de aquí sin pedir su ayuda. No tengo un céntimo conmigo.

¿Qué hace esa taza junto a mi ropa?

Perverso - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora