Llegamos, hermano -le hablo mientras me inclino un poco para que baje.
Cuando lo hace yo vuelvo a mi forma humana, tomo la mano de mi hermano y entramos al lugar que sería nuestro hogar por un tiempo .
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Ahora al recordar eso me llenaba de tristeza, fue hace tan sólo 3 años en los que no he sabido nada de mi familia. Ahora yo tengo 18 y mi hermano 17, hemos logrado sobrevivir por nuestra cuenta pero nos ha costado demasiado. Tuvimos que mudarnos hace unos meses a este pueblo. No estábamos realmente seguros en la ciudad así que ambos decidimos que este era mejor lugar.
-¿Y si nos encontramos al Alpha? -pregunta Troy con miedo en su voz.
-Pediremos permiso y si no, nos iremos a otro lugar -me encojo de hombros.
Hoy empezaba la escuela y teníamos miedo de encontrarnos con la manada que estuviera aquí porque nos llevarían con el Alpha y tal vez no sea tan amistoso con un par de cachorros sin manada.
-Es hora de irnos -informo tomando mi mochila y dejando mis platos sucios en el fregadero.
Troy hace lo mismo y ambos salimos del pequeño departamento, bajamos las escaleras hacia la calle. Hoy empezaba el otoño por lo cual algunos árboles ya tenían sus hojas en distintos tonos de naranja, me acomodo la chamarra negra y comenzamos a caminar rumbo a la escuela. Troy iba bastante nervioso, y tal vez era porque la vez pasada que nos presentamos al Alpha de otra manada casi nos manda a matar: a mí me hizo una cicatriz en el hombro con una daga de plata y a él casi lo mata por tratar de defenderme.
En cuanto llegamos las miradas no se hicieron esperar, todos los ojos voltearon a vernos. Tomo el brazo de mi hermano y juntos caminamos hacia el edificio de salones para ir a la dirección.
-Esto de ser observado es una mierda -se queja él.
-Sólo será por un tiempo Troy -le informo-. No te preocupes.
Y a cambio recibo un gruñido, típico de mi hermano. Caminamos por los pasillos hasta dar con la dirección, ahí nos recibió una señora bastante amable con una sonrisa en el rostro.
-Hola, somos nuevos -hablo con voz dulce-. Venimos por nuestros papeles.
-Por supuesto, linda jovencita -me responde sonriendo aún más.
Comienza a buscar entre pilas de papeles hasta que encuentra 2 sobres de color amarillo, los extiende por el mostrador y yo los tomo.
-Gracias.
Le doy a mi hermano el suyo mientras nos alejamos. Abro el mío con cuidado, adentro de este había un mapa de la escuela, mi horario y el número y contraseña de mi casillero.
-¿Qué tienes ahora? -pregunta Troy mirando mi horario.
-Biología -respondo al ver que eran 2 horas.
-A mí química -se queja él-. Voy a dejarte a tu salón.
-Por si lo habías olvidado yo soy la hermana mayor -reclamo riendo.
-Sólo por 8 meses de diferencia, eso no cuenta -se queja él-. Ya, muévete niña.
Lo empujo un poco y caminamos por los pasillos -que ahora estaban casi desiertos- guiándonos por el mapa que nos habían dado. Tardamos varios minutos pero al fin encontramos el salón. Toco la puerta 3 veces y espero con mi hermano cuidándome atrás. Cuando la puerta se abre frente a nosotros hay un hombre alto y con cabello negro con algunas canas sobresaliendo.
-Tú debes ser la nueva, ¿no? -pregunta el maestro viéndome atento.
-Esa soy yo.
-Adelante.
Miro hacia atrás dándome cuenta de que Troy ya se había ido. "Que buen hermano tengo" pienso con sarcasmo y entro al salón. Todas las personas estaban viéndome atentos y con lo que yo odiaba ser el centro de atención.
-Di tu nombre y de donde vienes -me pide el maestro.
-Hola, soy Ayleen Scott y vengo de Ámsterdam -me presento un tanto seria y sin esperar aviso o algo camino hacía mi asiento que estaba casi hasta atrás.
Saco un cuaderno y una pluma para empezar a anotar lo que sea que este diciendo el maestro, era buena en biología pero aún así me aburría un poco. El maestro hablaba sobre como sería el curso y que iba a evaluar.
Estás serían las 2 horas más largas de mi vida.
Después de haber sobrevivido biología y literatura había llegado la tan esperada hora del almuerzo. A mi lado venía una chica llamada Gemma, era muy agradable y tenía entendido que tenía una hermana igual. Las miradas seguían ahí y mi loba estaba intranquila por el hecho de que estuvieramos en terreno desconocido. Al llegar a las puertas de cristal me encontré con mi hermano.
-¿Cómo te fue Leen? -me pregunta abriendo la puerta para entrar.
-Biología y literatura no son buenas clases para tenerlas un lunes -respondo-. ¿Y a ti?
-Química, economía y deportes -pronuncia y se encoje de hombros-. Veo que ya conseguiste una amiga.
Cierto, había olvidado a Gemma quien hasta ahora permanecía callada y mirándonos a ambos.
-Ella es Gemma -la presento-. Gemma, este idiota es mi hermano Troy.
-¿¡Idiota!? -exclama fingiendo dramatismo mientras se pone una mano en el pecho.
-Ya entra
Lo empujo metiéndolo a la cafetería bajo la mirada de todos, los 3, nos formamos en la fila y tomamos nuestras bandejas. Yo decido tomar un sándwich y un refresco al terminar primero camino hacía una mesa vacía y me siento, seguida por Gemma y Troy. Las puertas se abren y las miradas van dirijidas hacía el grupo de chicos que esta entrando.
-Dante no esta hoy -habla impresionada Gemma.
-¿Dante? -pregunta Troy.
-Es el Alpha de la manada y saben que ustedes no pertenecen a nadie -mira hacia donde esta el grupo-. ¡Ay no!
La miro sin entender y luego miro al grupo que se acerca a nosotros con aires de superioridad, ahora entiendo. Cuando llegan nos miran a mí y a mi hermano fijamente.
-¿Y estos abandonados de donde salieron?
Estamos en problemas.
Capítulo I
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