-Buen día, Light -tomó el café con sus grandes y delgadas manos y llevó el vaso a sus labios-. Muchas gracias...

- ¿Cómo... amaneciste? -su gesto endureció de inmediato-. La noche anterior no dormimos muy bien... -reí nervioso y él relajó sus facciones. Es muy delicado para él todo esto si consideramos lo difícil que es hacer que algo le afecte.

-Sí... tienes razón... -respondió dejando el vaso apoyado en la muralla y situándose frente a mí. Me miró directo a los ojos, mostrándome a detalle sus oscuros y profundos iris negros protegidos por esas largas y espesas pestañas. Tragué espeso al sentir mi vello erizándose por tener sobre mí la vista de Ryuzaki-. Te extrañé anoche... -dio un paso adelante y posicionó sus brazos alrededor de mi cintura, acercándose a tal grado que nos rozamos la nariz y su aliento a café me chocaba en los labios. Una sensación de corriente me bajó por la columna provocando en mí un suspiro nervioso.

- ¿Cómo... te sientes? -murmuré desviando el rostro de su intensa mirada e intentando calmar el nerviosismo que su presencia empezó a causarme desde hace no mucho.

-Bien... -respondió lento y desentendido con voz ronca. Ryuzaki con los ojos es capaz de hacerte creer que eres la única persona que ocupa su mundo, como si fueras algo maravilloso y preciado que hay que proteger, o, por el contrario, como si fueras una mierda que no merece ni existir-, ¿y tú?

-Bien... -me agarré de los hombros de su camisa y el perfume de su cuerpo capturó mi atención en un instante.


¿Qué siento por ti, Ryuzaki?


Parecíamos hablar para llenar un espacio, porque ni siquiera pensábamos bien lo que decíamos. Una de sus manos transitó por mi cuerpo y ascendió hasta mi rostro. Su pulgar masajeó mi mejilla y ladeó ligeramente su cabeza con la necesidad de encajar sus labios en mi boca. Cerré los ojos dispuesto a dejarlo acceder y un milímetro antes de rozarlos el timbre que anunciaba el inicio de clases se hizo escuchar.

Vaya mierda de timbre...

Digo... eh... yo... Llegué media hora antes, ¿cómo es que el tiempo nos pasó tan rápido?

-Ryuzaki... -intenté alejarme, sin embargo, él no se movió ni un poco.

-Quédate... -friccionaba sus labios por mi comisura y me sentí derretir con la suavidad de éstos.

-No puedo... Tengo clase...

-Un rato más... -abrió tenuemente la boca y me lamió el labio de forma que algo en el pecho me subió y se expandió como cosquillas. Me separé un poco para hablar.

-No... No ahora... -titubeé-. Volveré al receso...

-No te vayas... -insistió en un susurro.

-Sólo iré a clases... Regresaré, tranquilo.

-Prométemelo... -la mano que sujetaba mi cara se deslizó hasta mi cabello y lo jaló con firmeza sin provocarme daño.

- ¿Por qué desconfías tanto? Si estaré abajo...

-Ya me dijeron una vez que vendrían otra vez... y jamás... -susurró más para él que para mí, como un pensamiento en voz alta.

-Te lo prometo... -con la vergüenza latente en el rostro, aproximé mi cara a él, tragué grueso por mi ocurrencia y le deposité un beso ligero en la mejilla-. Ahora déjame... ¿Vale? -sin dejarme ver su rostro, asombrado, se giró con brusquedad y las manos le cubrieron la cara en un instante.

-S... Sí...

- ¿Qué te pasa? -pregunté al verlo esquivarme de forma tan abrupta.

-Nada.

Serás Mío (Death Note yaoi) Where stories live. Discover now