Chapter X: Palpitar

3.5K 217 54
                                    

-Ese es el plan-Hablo Obito hacia sus nuevos seguidores. Tras haberse dado a entender de que él era el líder, y que debían obedecerlo para poder adquirir su venganza, los hombres atendieron el plan. Una simple pelea para él contra el primer tipo que cuestiono su poder bastaron para dejar al resto a sus servicios.

Su plan era más directo y sin mucho contratiempo, como sí el único objetivo de ese hombre fuera asesinar a todos los integrantes de la banda, sin ánimos a robar o alguna otra cosa... solo matar.

-Hay una tarea especial para todos ustedes-dijo Obito, quien estaba encima de la cajuela de una camioneta y así más sencillo dirigirse a todos ellos.- Quien asesine al integrante Kurama... podrá quedarse con esta chica...-De su bolsillo, saco una fotografía de su hija, misma que usaba para hacer tratos o apuestas; era ella el intercambio que ofrecía o la garantía de su trabajo. La foto era de ella dormida con un pijama de dos piezas, mostrando un poco su mercancía. Lanzo la foto a los hombres para que la vieran.

-¡¿Quién es ella?!-grito uno bastante emocionado.

-¡Es la propiedad de Kurama!, si logran matarlo... la chica será suya- Hubo gritos y exclamaciones obscenas hacia ella, si antes tenían razones para matarlo, ahora tenían muchas más. Pero, claramente Obito no dejaría a su hija en manos de ninguno de esos bastardos idiotas, su hija ya estaba vendida a otro hombre, uno que le consiguió algo importante, misma cosa que usaría esa noche contra Kakashi y su pequeño grupo.-También, si logran matar al integrante Taka... habrá otra chica de la que puedan quedarse... ¿conocen a la Familia Hyuga?-

Muchos afirmaron.

-Pues, Taka, es el dueño la hija mayor de Hiashi Hyuga... -Saco del mismo bolsillo donde estaba la foto de su hija, otra fotografía de Hinata.- ¡Una foto por si no la conocen!-

Pero a diferencia de la fotografía de Naemi, la de la joven Hyuga era que usaron para hacer saber la noticia de su desaparición. Y al igual que su hija, muchas palabras vulgares que incluso a Obito le resultaron desagradables.

-¡Quienes logren matarlos y llevarme sus cabezas en bandeja, les daré a estas chicas!- Y como lo anterior dicho, no lo cumpliría con su palabra. Vendería a su hija a ese sujeto, y él se quedaría con la Hyuga.

Muchos vitoreaban la victoria, porque ya tenían buenas razones para matarlos. Más de las necesarias.

--

Naemi estaba en la cocina lista para servirse un poco de helado, tarareaba una canción mientras sacaba las cosas para servirse y antes si quiera sacar el helado de la nevera, un ruido que provenía de la entrada atrajo su atención.

Dejando lo que hacía, camino hasta la puerta, para ver como esta se movía bruscamente, algo así como si alguien hubiese golpeado con una patada o estuviera usando algo para tratar de entrar a la fuerza.

Paso saliva duramente, durante algunos instantes pensó que quizá se trataría de la policía, pero... algo no cuadraba.

Se acercó hasta la puerta para ver por la mirilla, sus ojos se abrieron como platos y retrocedió hasta tropezar con sus pies. Esos hombres... eso significaba que su Padre sabía dónde estaba.

La puerta volvió a sacudirse otra vez, pero esta vez, esa puerta de madera se empezó a abrir, se puso de pie entrando a la cocina con torpes movimientos y tomar la única arma que le podría ser de ayuda. Un cuchillo.

Con el cuchillo en sus manos, corrió hasta la habitación del "Pánico", cuya ubicación estaba antes de llegar a las otras alcobas, pero aquella habitación no era exactamente de pánico, era más bien una alcoba donde los chicos tenían guardadas algunas cosas, mismas que ella nunca vio debido a que jamás había tenido que entrar... hasta ese momento. Busco rápido algo que pudiera usar para llamarle al Uzumaki, pero antes si quiera poder hacerlo, la puerta se siguió abriendo más bruscamente, dejando ver a esos dos hombres por el orificio que hicieron.

Unhealing PersonWhere stories live. Discover now