Ukitake Jūshirō 1/3

9.7K 312 32
                                    

Aquella chica.

Sociedad de Almas.
Décimo Tercer Escuadrón.

(...) corría de un lado a otro, desesperada, no tenía tiempo.

 ―Tch, ¿cómo puede pedirme que trabaje hasta tarde? ―se quejó la chica.

 Corría por las instalaciones de la división a cargo de Ukitake Jūshirō, un hombre ciertamente irritante para (...).

No es que le cayera mal o algo así, simplemente la agradable personalidad del capitán la sacaba de sus casillas ya que en más de un sentido le admiraba, y secretamente, le quería.
Pero la joven (...) sabía que eso era imposible. 

Primero por que él era un capitán del Gotei, además de estar enfermo claro, él era su capitán y el mejor amigo de su hermano mayor. 

Segundo por que Sōzōsa (...) no podía enamorarse, aunque para ella ya era tarde. 

Y tercero... en realidad no había un tercer motivo.

 
Ella giró en el primer cruce de pasillos, la torre de papeles en sus manos era pesada, pero (...) era muy responsable con su trabajo, llegó a la oficina donde su hermano y Ukitake solían tomar té mientras se saltaban sus obligaciones de vez en cuando. 

Trabajo aprovechando el silencio del lugar, al parecer los fieles seguidores de Ukitake no estaban, o incluso el mismo capitán y eso para (...) era perfecto.
Tenía tantas ganas de estar con el albino y a la vez no.

 «Maldita bipolaridad», se dijo a sí misma.

No recordaba cuántos años llevaba con aquel sentimiento creciendo dentro de ella, pero aún recordaba cuando Ukitake visitó a su hermano en casa, ella apenas tenía seis años cuando le vio por primera vez, de pequeña siempre había sido de emociones fuertes, tanto que no le importó pedirle al albino que se casara con ella.

 Se puso colorada de la vergüenza al recordarlo, era algo que jamás se le iba a olvidar en la vida. Movió enérgicamente la cabeza de un lado a otro para despejarse, debía terminar su trabajo y marcharse antes de que se encontrara con alguien a media noche.

Para cuando (...) se dio cuenta la noche ya había avanzado mucho, se estiró al levantarse de la silla como si fuera un gato. Tenía el cuerpo entumecido y un dolor en el trasero.

 ―Cielos, ya es muy tarde ―habló ella. Rodeó el escritorio y miró los bonsáis que había en la ventana.

 Ukitake en sus tiempos libre solía podar los pequeños árboles, aunque para nadie era un misterio que el albino carecía del talento artístico necesario para el trabajo.

 ―Aunque a él le hace feliz ―sintió que sus mejillas se acaloraban mientras sonreía al observar los árboles.

 Por más que se negara a querer a alguien le era imposible. Kiyone y Sentarō no perdían oportunidad para hacerles insinuaciones al respecto, pese a la terquedad de (...) al negar que si sentía algo más que admiración por el hombre protector.

 Existía una razón por la cual (...) no confesaba sus sentimientos, una tarde lo intentó de lo más decidida pero todo su mundo le cayó encima cuando Ukitake dijo que la quería... como una hermana.

 ―Tch, ese tonto ―furiosa al recordar eso, apagó las luces de la oficina y salió al solitario pasillo. ¿Cuándo habían apagado las luces?

 Caminando muy despacio trataba de salir de las instalaciones pero con lo grande que era y la oscuridad que había no le ayudaban a progresar. Siguió andando un rato más hasta que vio un halo de luz al final de un pasillo.

10 Minutos en el Paraíso y más. (Editando)Where stories live. Discover now