Nnoitra Gilga 1/3

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10 Minutos en el Paraíso.

―¿Gris? ¿Quién tiene gris? ―preguntó, mirando preocupada por la sala.

No quería que le tocase ningún rarito o ningún idiota, como por ejemplo Gin. Era su amigo, pero por favor, encerrada 10 minutos con él a solas se moriría.

―Oh, oh, (...)-chan. No puedes saber quién es hasta que no estés en el armario ―dijo Szayel entre risas.

Suspiró y se dio por vencida. No quería discutir con él. A veces se ponía insoportable, así que entró en el armario, pero no antes de insultarle una vez más.

―Si, si, lo que tu digas... ―Szayel cerró la puerta, pero dos segundos después se volvió a abrir, con Nnoitra delante suyo, mirándola.

Estaba sentada en el suelo, boquiabierta por la mala suerte que tenía. O quizás buena. O quizás mala. ¿O buena? ¡¡Argh!! ¿Encerrada con Nnoitra?

Podía peor que estar encerrada con Gin. No aguantaba a la Quinta Espada, no se aguantaban mutuamente. Él a ella por ser una mujer, y ella a él porque la veía como una débil mujer.

Argh, mierda, no quiero jugar contigo ―gruñó (...), mientras él mostraba su sonrisa de siempre, cerrando la puerta.

Y luego se escucharon unas llaves.

―¡¡Szayel!! ¿Qué haces? ―gritó, preocupada―. ¡¿No estarás...?!

―¡Cerrando la puerta con llave! ―gritó él desde afuera.

Oh, dios. Estaba muerta. Oficialmente.

―No entiendo como una mujer como tú... ―empezó Nnoitra.

―Escucha, imbécil, deja de creerte superior. No lo eres. Así que desaparece de aquí o sino calla y haz como que no estás ―le gruñó (...) furiosa.

Siempre que estaba con él su corazón no aguantaba y siempre sentía algo en su barriga que la ponía nerviosa. Quizás si se callaba, la sensación desaparecería.

―¿Y crees que me voy a callar porque me lo ordene una simple mujer? ¿Una humana cómo tú? ―se burló él, pero luego apretó los dientes con rabia.

Su cuerpo empezó a temblar de nuevo. Siempre que estaba con ella pasaba lo mismo.

Pero debía acabar. La agarró del cuello y la pegó al armario, apretando con fuerza. Su duro cuerpo, casi de roca, se pegó al de ella. 

Con las manos intentó separarse de él, pero era imposible, puesto que no se movió ni un centímetro. NI UNO.

―No entiendo cómo...cuando estoy contigo... ―gruñó y la apretó más del cuello, dejándola casi sin respiración.

Mierda, si que iba a morir. Intentó removerse para respirar y en un último suspiro solo pudo soltar:

―N-n-noi-tra, i-idiota... 

Él reaccionó y la soltó solo un poco para que respirase. 

Pero no recobró bien la respiración porque saltó encima suyo y la empezó a besar con lengua. Su lengua batalló con la suya y se saborearon, se entrelazaron y jugaron, aunque (...) no se lo esperaba, se dejo llevar por ése momento.

De vez en cuando interrumpían el apasionado beso para daros pequeños besos, ¿dulces? ¿Desde cuándo Nnoitra era suave? Pero volvía a la brutalidad de siempre en sus besos con lengua. Le gustaba saberse el dominante entre los dos.

Nnoitra ganó la batalla con la lengua, aprovechó y exploraba cada milímetro de (...), disfrutándola a más no poder. Pero en su interior se gruñía a sí mismo.
Se separó de ella y apretó la mandíbula, levantándola del suelo, aún agarrándola del cuello.

―¿Por qué una humana como tú, una mujer, me hace sentir eso? ―se dijo.

Ni siquiera pensó que (...) le escucharía. Es más, él habría jurado que lo pensó.
Pero lo dijo. Ella lo escuchó claramente.

―¿Q-qué es e-eso? ―preguntó y respiró profundamente mientras agarraba su brazo para que la soltase.

Ese idiota la quería matar, incluso involuntariamente. Y la soltó.
(...) cayó de rodillas y Nnoitra frente a ella.

Argh... mujer.

Volvió a besarla, necesitado.
Quería volver a recordar su boca y su sabor, aunque no lo olvidó. Nunca podría hacerlo.
No sabía cómo ser delicado, pero tampoco es que ella fuera tan frágil.

La tenía agarrada del brazo y del trasero y la acercaba hacía él rozando sus cuerpos, pero ¿qué más le daba? Es más, (...) estaba encantaba.

Ese hombre, ese idiota, en si le encantaba.
Pero todo se derrumbó cuando Gin abrió la puerta, con Szayel detrás, medio preocupado.

―¿Ves? Me debes dinero ―rio Gin a lo que Szayel se quejó.

Nnoitra la miró con una cara indescifrable y se separó de (...).

Pensó que todo acabó ahí, puesto que toda la noche la evitó. Estuvo buscando pelea con Grimmjow y con Yammy y le acabó gritando a la mitad de la gente, pero cuando la noche de juegos acabó y (...) se dirigió a su habitación lo encontró esperándola.

―Maldita mujer... ―le gruñó mientras le daba un beso del que no había pedido permiso.

―«Maldito hombre» ―sonrió (...) en el beso.

Y qué beso...

10 Minutos en el Paraíso y más. (Editando)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz