— Papá yo... — topó su barriga — estoy esperando a un bebé — un silencio se apoderó de la habitación.

(···)

Naruto miraba desesperado su reloj, ya que la que lo había citado aún no aparecia y eso lo deseperaba un poco.

— Lo siento por la demora.

— Vaya, me invitas y llegas tarde — ella sonrió.

— Sí que has cambiado Uzumaki — levantó una ceja.

— ¿Para qué me citaste?

— Para hablar contigo, se que tienes un ligero rencor hacía mí — miró los ojos del rubio — o mucho, pero ahora el punto es que yo quiero mantener la paz contigo.

— ¡Ja! Como si fueses capaz.

— Sé que hice las cosas mal, muy mal; mira puedes seguir teniendome rencor por lo que hice, pero quiero hacer las paces contigo.

— También tendrías que hacerlas con Hinata.

— No es problema — sonrió.

— Y... No vas a decir nada más — dijo no tan convencido.

— Bueno, ordenemos nuestra comida. — Lo miró con cierta diversión — Quiero hacer las cosas bien, quiero empezar de cero, Naruto intenta entenderme.

(···)

Hiashi estuvo un rato analizando y procesando todo, se levantó de su silla y caminó hasta donde su hija, ella agachó la cabeza escondiendo su rostro con su largo cabello.

— Lo lamento — murmuró.

— Hija, no deberías de disculparte, debes estar feliz por esta noticia, si me sorprende mucho, pero hija escuchame, nacimos para seguir y elegir nuestro propio camino.

— Gracias — lo abrazó y unas lágrimas resbalaron por sus mejillas rosadas.

Ella se sentía protegida por los brazos de su padre, a la vez se sentía alivida, aunque sentía culpa de que tuviera que mentirle a Naruto con respecto a su hijo.

(···)

Todos volvían a clases, después de unas pequeñas vacaciones, Hinata caminaba pérdida en sus pensamientos, había parado de nevar y el suelo estaba pintado por unas partes de blanco.

Miró la inconfundible cabellera rubia y decidió evadirlo, pero sintió como sus penetrantes ojos azules la miraban, ella no quería hablar con él y se puso nerviosa.

— ¡Hinata! — gritó, pero ella lo ignoró puso rápidamente unos audífonos en sus orejas, aunque éstos no estuvieran encendidos.

— Hina...— la topo el hombro y ella se voltió, intentó actuar normal.

— Lo siento, no te escuché y tengo algo de prisa.

— Esta bien Hinata, solo que quería que supieras que todo lo que pasó, olvidalo, seamos amigos.

— Esta bien — suspiró — Yo ya me voy — se soltó de su agarre.

···

Cuando encontró a su amiga Temari sonrió.

— Tengo que decirte algo importante.

— ¿Qué es?

— Te lo diré junto con las otras chicas. ¿Está bien?.

— Sí, como quieras.

La azabache fue hacía su salón, se sentó cerca de la ventana y ahí se mantuvo toda la hora garabateando su cuaderno. Cuando por fín se acabaron as clases ella fue hacía la cafetería y ahí sus amigas la esperaban.

Tú siempre para mí | NaruhinaWhere stories live. Discover now