Capítulo 10: "Bienvenida nena"

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Arrastré a duras penas mis botines negros a través de la gravilla de entrada del patio delantera del fracasado. Llegué a sus portones principales, los que por razones claras estaban abiertos.

Tres chicas con shorts minúsculos enterrados en ya saben dónde, pasaron frente a mí mamboleándose sobre unos tacones brillantes y coloridos que seguramente medían lo mismo que mi antebrazo completo.

Sus vientres planos estaban expuestos, y por supuesto que parte de las siliconas enterradas debajo de su piel que sus papis les consiguieron también.

Me adentré caminando al igual que un preso hacia la silla eléctrica, pasando entre los prolijos pastizales y caminos rocosos bruscamente cambiaba el entorno a uno que nunca había visto antes.

Adolescentes semi o totalmente desnudos corriendo por los bordes de la piscina; chicas usando atuendos similares a los que vi al entrar; personas besuqueándose entre otras cosas detrás de arbustos, y por supuesto, el alcohol estaba en cada rincón de la casa.

¿Los padres de Jimin? ¿Ellos sabrán de esto?

Arqueé mi ceja escéptica al respecto.

Lo vi a Jimin, bebiéndose todo el contenido de una botella de medio litro con su mano izquierda. Bajo su brazo derecho una rubia exuberante, y por supuesto, asiática que reía agudamente a cada cosa que salía de los labios de Ji-diota.

Una ronda de cuatro personas más, entre ellos perras y chicos, tomaban descontroladamente de botellas y copas de cristal aparentemente fino. Personas vomitando y bailando era básicamente la mayor parte del panorama en aquel jardín. La música comenzaba a vibrar fuertemente en mi cabeza, juro que no podía escuchar ni mis propios pensamientos.

Debía irme, pero no sin encontrar a Mandy.

Alguien tocó mi hombro, me exalté girando mi rostro.

—Bienvenida, nena...

—Kristine...-Rodé los ojos.

—Te dije que vendrías.-Guiñó uno de sus ojos ferozmente. Me escaneó con la mirada, una leve mueca se formuló en sus labios.

—Lo sé, lo sé.-Le corté el rollo antes de que criticara mi atuendo.- No voy a quedarme de todas formas, y sí, sé que parezco una mujer golpeada, pero nunca me maquillo.

Sonrió con algo de diversión.

Vaya, que buena 'amiga'...

—He venido solo por mi perra.-Continueé.

Palmeó mi hombro orgullosamente. —Bien, así me gusta...

Mis mejillas se calentaron. —No malinterpretes, estoy hablando de Mandy.

—Oh....-Sonrió con algo de picardía y diversión.-Nos hablamos luego, ya sabes, así podrás platicarme de a cuántos te has follado esta noche, seguro que no podré superarte....-Suspiró audiblemente y caminó hacia un chico que estaba en una de las reposeras.

Estaba cansada de fingir el ser una perra, esa reputación estaba matándome, realmente.

Me mentalicé a lo que realmente había ido a hacer: Mandy.

Con un intenso escrutinio, detallé cada esquina de ese basurero con clase.

Caminé hasta ver duramente un gran saco pulgoso dentro de la piscina, entre personas que bailaban alcoholizadas y parecían estar disfrutando de la compañía de mi mascota.

Debía ser una broma.

Gemí de frustración, ¿Cómo demonios la saco de allí adentro?

Toda la mierda me tenía harta, ¿En serio? ¿Es enserio Mandy?

Rodé los ojos caminando al borde de la alberca, donde lo resbaloso era demasiado peligroso para mí y poca práctica con tacones.

Tragué saliva, justo en el centro de la piscina.

Colocándome de cuclillas, estiré un poco mi brazo.

—¡Mandy! ¡Nena!- Grité por encima de la música, ganándome su atención.- Ven, ven con mami, ven nena.... Vamos.....

Luego de unos segundos nadando felizmente en mi dirección, meció su cabeza a un lado e ignoró por completo mi presencia.

Maldita perra.

Resoplando me puse de pie sacudiendo mis rodillas con violencia. Caminé aceleradamente a la cocina de Jimin en busca de algo que pudiera servirme para atraer su atención y...

Claro... más adolescentes borrachos, qué sorpresa.

Ignorando a los presentes y miradas confundidas de mi inadecuado maquillaje y vestuario, revolví sus gabinetes: Solo alcohol.

Fruncí mi nariz pensando atentamente, abrí su heladera con algo de expectativa y...

Bueno, un trozo de carne cruda estaba colgando de la puerta de su heladera por alguna desconocida razón que no me molestaría en averiguar. Cogí la carne cruda rápidamente con algo de pudor por su hedor y textura, mientras caminaba al exterior de la cocina haciendo arcadas.

Me choqué bruscamente con un pecho, haciendo que por poco tambaleara en mi sitio. Masajeé mis cienes dispuesta a insultar al idiota que casi provoca mi gran caída.

Hasta que vi su rostro, demonios.

Park Jimin.

—¿Perra mendiga?- Una gran sonrisa blanca se extendió en vsu mugrosa cara.

ℬ.Ï .Ꭲ.ℂ.ℋ. ❰  ✘ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora