Capitulo 33.-

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Camila miró por unos segundos a Ariana, tratando de buscar alguna buena excusa para que ella se fuera. Lauren no tardaba en llegar y lo que menos ella quería, era tener una discusión con su novia. Además, estaba de un muy buen humor y no quería estropearlo, separando la próxima pelea entre ambos animales. Porque eso era lo que ellas eran. Las peleas de ambas chicas era más allá de los palabrazos, ambas muchachas sentían un odio mutuo y se encegaban a la hora de toparse. Como dos átomos en química. Lauren, era el átomo positivo y Ariana el negativo y ella... ella era el campo eléctrico donde ambos átomos peligrosos, rondaban esperando el momento perfecto para toparse y crear una "explosión atómica" sin importar las consecuencias.

-¿Puedo pasar? –inquirió la muchacha, sacándola de sus pensamientos. Camila tragó gordo y aclaró la garganta.

-Uhmm... no creo que sea lo correcto –hizo una mueca.

-¿Por qué? ¿Está Lauren ahí dentro? –ella negó con la cabeza – ¿Entonces? ¿Por qué no puedo pasar?

-Porque no puedes. Por favor, dime lo que quieres decirme y luego te vas. Realmente no quiero ser grosera ni descortés, pero no esperaba tu visita. Lauren no tarda en llegar y...

-Oh, ya veo –la interrumpió. Ariana metió ambas manos en los bolsillos delanteros de sus jeans y se removió incómoda.

Ariana miró para ambos lados y cuando la volvió a mirar, ella se estaba apartando el flequillo de la cara con la mano izquierda. Fue ahí, donde Grande supo realmente que los rumores eran ciertos. Era verdad que Lauren y Camila se habían comprometido.

-Era verdad –habló Ariana con amargura. Camila le gustaba y el sabor ácido de la pérdida no le gustaba para nada. "Solo será una pérdida temporal" se dijo para sus adentros.

-¿Qué cosa?

-Tu dedo anular –lo apuntó con la cabeza –. Era verdad lo del compromiso entre tú y Jauregui.

Camila sonrió inconscientemente y sintió como la sangre fluía hasta sus mejillas, sonrojándolas.

-Si... es verdad.

-Bueno –Ariana soltó un bufido –, solo venía a comprobar si era verdad.

-Oh.

-Nos vemos en clases, Camila.

Camila alzó la mano en forma de saludo y vio como la chica de cabello rubio/castaño se alejaba caminando por el pequeño sendero de su antejardín y luego, se perdía por la calle.

Un poco descolocada, volvió a entrar en la casa. Subió las escaleras de dos en dos y al entrar en su cuarto se dio una ducha rápida.

Salió del baño veinte minutos más tarde ya vestida. Fijó la mirada en el pequeño reloj que descansaba en su mesa de noche y se dio cuenta que ya eran las seis de la tarde. Lauren se había retrasado mucho en llegar.

***

Una hora y media después, la castaña apagó el televisor enojada. Lauren no había llegado nunca y cuando sonó el teléfono, corrió –literalmente –desesperadamente a contestar, pensando que era ella, pero grande fue su desilusión al darse cuenta que era su madre y la llamaba para avisarle que esa noche no llegaría a casa.

Caminó hacia la cocina y se calentó un poco de la pasta que había preparado para cuando Lauren llegara. Al momento en que el microondas sonó, avisando que el tiempo había acabado, el timbre también lo hizo.

Camila dejó el plato sobre la encimera y caminó hacia la puerta y de nuevo no miró por la mirilla. Grave error. Abrió la puerta de entrada y se encontró con un hombre de más o menos un metro noventa, de hombros anchos y brazos fuertes. Vestía con un traje de etiqueta completamente de negro.

-¿Puedo ayudarlo? –preguntó ella.

-Busco a Camila Cabello –habló con una voz ronda, y sin sentimientos – ¿Es usted?

-Sí, yo soy. ¿En qué puedo...?

Ni siquiera alcanzó a acabar de hablar, cuando aquel hombre la apuntó con un arma justo en medio de su frente. La muchacha, abrió sus ojos como platos y sintió como la boca se le secaba.

-Salga de la casa y suba al auto. Si intenta escapar, no duraré en atravesarle la cabeza con una bala –amenazó –, y realmente sería una lástima.

-P... ¿Por qué? –titubeó ella sin moverse de su lugar. De pronto, hasta respirar se le hacía una tarea difícil.

-No hable y por favor, camine. No quiero usar la fuerza con usted.

Amenazó el hombre de treinta y tanto años. Camila, asintió sintiendo como el helado metal se movía sobre su frente. Sin si quiera apagar las luces, la castaña cerró la puerta y se dispuso a hacer lo que aquel hombre le había dicho.

"¿Dónde mierda estás, Lauren?"

Novia agresiva (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora