Chapter II: Acción

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Se dio media vuelta, para acto seguido salir del salón dejándola completamente roja, con la respiración agitada, su cuello lleno de su saliva, un pequeño hilo de saliva que salía de la comisura de sus labios y toda su blusa movida.

Le había tomado un par de minutos regresar por completo a su cuerpo, el cual expresaba un deseo insatisfecho a causa de lo que aquel Uchiha provoco. Una vez dentro de sus casillas, salió corriendo del salón rumbo al baño mas cercano, mismo que extrañamente estaba cerrado. Confundida pero sin mas tiempo que perder, se fue a otro baño, ignorando lo que pasaba dentro de este.

Una vez que había logrado llegar a un baño, que para su maravillosa suerte estaba vacío, se arrojo agua a la cara para tratar de obtener su tono natural y de paso arreglarse. No entendía como es que aquel moreno había provocado a sus deseos lujuriosos con un simple beso, antes había besado a otros chicos que habían sido sus novios, pero ninguno de ellos besaba como lo hacia aquel chico. Ninguno besaba con tanta maestría como él, su lengua y la forma en la que luchaban, sus labios, su aroma... todo él era una autentica tentación, y una muy peligrosa.

Se sentía tan avergonzada por los pensamientos que había tenido durante ese momento, pensamientos demasiado perversos. Y es que Hinata, a causa de sus amigas, había llegado a fantasear con un novio que fuera así, uno que fuera tan misterioso, tan dominante, y peligroso... alguien que fuera capaz de hacer su vida mas interesante.

No era que no le gustara su vida, pero en veces, como todo el mundo, a veces deseaba un poco de acción a su vida, algo que fuera peligroso, algo que la sacara de la rutina aburrida. Y Sasuke era el mas indicado, o al menos ella así fue como lo vio.

Pero, su corazón no, su corazón aun seguía aferrado a aquel muchacho de ojos azules. Si tan solo el hubiera sido el que le haya tomado así...

¡Pero en que pensaba!, se regaño de nuevo, y para castigo se lanzo mas agua fría a la cara, y espantar aquellos insanos pensamientos. Una vez que se sintió lista para volver, salió del baño, emprendiendo su viaje hacia su salón.

Paso por el baño que anteriormente estaba cerrado, y vio salir a su amiga, Naemi, quien se notaba tan distraída, si bien siempre estaba distraída, esta vez su distracción era mas que evidente.

-¿Naemi?, ¿es-estas bien?- Hablo la joven Hyuga, causando que la rubia saltase del susto en su lugar, se llevo una mano al pecho y respiro agitadamente unos segundos.

-¡Casi me matas!-

-L-Lo siento... es solo que... ¿estas bien?- Los orbes azulados se posaron en ella, y después sonrió ampliamente.

-¡S-Si!... es solo que aun no me adapto... ya sabes... levantarse temprano y eso...- Naemi se rasco la nuca, mientras le regalaba una pequeña mentira blanca a su amiga, Hinata siendo tan inocente como siempre, le había creído al instante.

Pero, ella tenía razones para no contarle lo que había pasado.

Salir de casa siempre era una completa misión, mas que nada por su Padre. Si bien Obito no era un padre ejemplar, mucho menos alguien que apoyara a su hija. Su trabajo era peligroso y su hija era solo un estorbo como el muchas veces le gritaba que era.

Ambos vivían en un complejo de apartamentos en una zona peligrosa de la ciudad, una zona donde bien te descuides te roban, te matan o violan, ya depende de que cada persona el orden. Ella siendo la hija de un traficante de armas, uno peligroso, su reputación le protegía de cualquier ataque, aun que eso no significaría que estaba completamente libre. Era el blanco perfecto de secuestro, pero gracias a los contactos que poseía Obito, nadie se atrevia a hacerle daño.

Se levantó con pereza, y salió a darse una ducha, al salir ya con su ropa lista, una blusa a adornada con tres botones en el centro de color azul, unos jeans ajustados, y sus tenis. Fue a su habitación para terminar de acomodar sus cosas, una vez listas emprendió su viaje a la cocina a preparase algo de comer, su casa bien no era ostentosa como la de Hinata, o la de Ino. Un apartamento con dos habitaciones, un baño, cocina, sala y comedor. La casa estaría sucia sino fuera por ella, pero aun así su Padre se las ingeniaba para mantenerla en ese estado tan deplorable.

Unhealing PersonWhere stories live. Discover now