Capitulo 17: Guerra

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POV ANASTASIA

Algo me despertó. Siento que mi cuerpo esta calentito, pero no sé cuál es el motivo. Mis ojos se comienzan a adaptar a la luz. Algo que no sabía que tenía puesto está protegiendo mi cabeza del caliente sol, es un sombrero, pero sé que no es mío porque es bastante varonil. El movimiento de la cabalgada que lleva conde es realmente relajante. No sé si lo está haciendo a propósito, pero lleva un ritmo lento y no demasiado brusco a la hora de caminar. Levanto mis brazos para estirar las brazos y choco con algo duro, pero bien definido.

- Buenas tardes, anastasia-

- buenas- le respondo

- ¿descansaste? -

-bastante-

-por lo visto te siente mejor-

-sí, parece que lo único que me hacía falta era unas cuantas horas de sueño-

-no te preocupes. Pero te tendrás que acostumbrar. Las faenas son horriblemente cansadoras y casi siempre tengo que ir-

- ¿y quieres que te acompañes? ¿a todas? -

-niña lista. Sí, eso es lo que quiero. Además, podrás conocer la hacienda más rápido-

- es bueno saber que me quieras involucrar en tus planes. Aunque nunca ha andado tanto tiempo en caballo-

-aunque no te guste te tendrás que acostumbrar. Estamos a unos 10 minutos de nuestro próximo destino. Espero que te guste es uno de los lugares más bellos que he visto. Aunque mi hacienda no esta tan lejos- me sonríe. Me derrito.

-si tú lo dices, aunque prefería verlo con mis propios ojos- le saco la lengua en forma de respuesta haciendo que se reía. Se ve más joven así, sin problemas ni dificultades.

Me vuelvo a acomodar en su pecho. Aún falta unos minutos para que el recorrido acabe, pero hay algo que no me deja tranquila. Nunca he sido una mentirosa, pero no sé si contarle a Cristian el engaño de su amigo con mi hermana.

-Cristian-

-dime-

-supongamos lo siguientes. ¿Qué pasaría si una persona que solo acabas de conocer te dice que una persona importante para ti te está engañando, le creerías? -

-depende-

- ¿depende de qué? -

-si tiene pruebas-

- ¿y si solo tienes su palabra? -

-pues no le creería. Ósea, una persona que conozco hace poca habla mal de una persona que conozco por años, es obvio que no le creería. De hecho, me encargaría de destruirlo por difamar a una persona que es importante para mí-

-mmm- ahora menos que nunca le dijo. Pero sé que si se llega a enterar por otra persona y lo peor es que yo lo sabía. No quiero ni pensar que es lo que podía pasar.

- ¿Por qué lo preguntas? -

-nada, solo cosas que pasan por mi cabeza- le digo. Mira como diciendo no te creo, pero te la voy a dejar pasar.

Después de unos minutos llegamos a una hacienda preciosa. Es gigante pero no tiene tantos animales como los de Cristian. En la entrada un hombre de unos 35 o 40 años nos espera. Mira a Cristian y su mirada no expresa nada, pero luego me mira a mí y me tenso. Es una mirada de deseo y no me gusta.

Bajamos del caballo y nos acercamos a él. En todo este tiempo no se ha despegado de mí. Las piernas me duelen un poco por la postura en el caballo, pero no queda de otra. Creo que si continuo en este lugar necesitare hacer ejercicios para fortalecer los muslos y las piernas.

El hombre se acerca y saluda con la mano a Cristian en cambio a mí, me saluda con un beso en los nudillos. Grey lo mira mal y yo también, aunque no puedo ser tan mala, esto es un negocio y si no me comporto puede que este no se realice.

-buenas días señor grey- dice el hombre regalándole una sonrisa. Una sonrisa que me resulta muy falsa.

-buenas tardes señor Rojano. Como vera le traje lo que quedo pactado en el contrato- le dice

-por lo que veo cumplió con su palabra, aunque esta preciosidad no estaba en el contrato. Con gusto la aceptare- abro mucho los ojos por la sorpresa y miro a Cristian que esta igual que yo.

-ella no está en el contrato. Ella es mi compañera de negocios- le gruñe Cristian

-es su talismán. Nunca pensé ver a la señorita anastasia Stelle como eso. Más bien hubiera pensado ser una mujer para tener en la cama, no como un algo que da buena suerte- lo dice mirándome a los ojos.

- ¿Cómo sabe mi nombre? -

-se muchas cosas señorita. La he visto muchas veces en el pueblo. Tengo una gran cantidad de amigos y siempre nos juntamos a jugar una partida de carta en el bar. Algunas veces la veía pasar cerca de las 8 pero otras veces cerca de la media noche. ¿acaso su padre no le dijo que caminar a esas horas por el pueblo es peligroso? - me regaña

-si me lo dijo. Pero con el trabajo no se sabe. A veces una prenda se puede hacer en unas horas en cambio otras nos demorábamos días- ¿Por qué le estoy dando explicaciones?

-es una lástima. Tenía pensado hablar con su padre para pedir se mano. Me gusto desde el primer día que la vi. Ahora que la tengo cerca no me equivoque con mi análisis. Es muy bella-

-eso ya podrá ser- dice Cristian. Que esta igual de tenso que yo.

- ¿Por qué lo dice? -

-porque la señorita aquí presente es mi esposa-

- ¿Cómo? - dice sorprendido.

-lo que escucho. Nos casamos hace tres días. Esta bella dama ahora comparte la cama conmigo- genial. Una guerra de poder y de testosterona.

-no me daré por vencido tan rápido señor grey. Existen los divorcios y con el genio que tiene, que se dice en el pueblo, no creo que dure mucho este matrimonio- lo fulmino con la mirada. ¿tan poca fe nos tiene en este matrimonio?

-es mejor seguir con lo que venimos, ¿no cree señor Rojano? -

-claro señor grey. Sígame para que le entregue lo pactado-

Entramos a la casa, durante los siguientes 45 minutos los ánimos estaban caldeados. Se notaba la tensión y más aún cuando el señor Rojano no paraba de mirarme. Terminaron el negocio con un apretón de manos que duro más de lo normal y más fuerte de lo normal.

- ¿quieres montar mirando el paisaje o mirando a mi pecho? -

-tu pecho- digo sin mirarlo a los ojos.

- ¿Qué pasa? - dice mientras sus dedos acarician mi mentón y me hacen mirarlo.

-no me gusto ese hombre ni mucho menos como me miraba-

-a mucho menos. Lo bueno es que terminamos con los negocios por hoy. Nos vamos a casa-

-gracias a Dios- rio y él se ríe conmigo. Volvemos a montar a conde y me acomodo en su pecho. Este es el mejor lugar para relajarme y pasar el sabor amargo de aquel hombre que no me gusto la forma en que me miraba. Lo bueno es Cristian no se ha separado de mí y eso me deja mucho más tranquila. Conde comienza el regreso a casa mientras me relajo estando en el lugar que por ahora más gusta. Sus brazos y su pecho.

ESPERO QUE LES GUSTE... MAS TARDE PUBLICARE EL SEGUNDO... CUALQUIER RECLAMO O SUGERENCIA ME LO HACEN SABER EN COMENTARIOS... Y SI LE GUSTA ESPERO SUS VOTOS

DEDICO ESTE CAPITULO A

Belen-G, Ojosgalanos...

BESOS Y CUIDENSE



El Engaño: Miradas de Amor, Cristian y Anastasia (1 T)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora