Epilogo

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2005

RAEGAN POV

- Papi nos está viendo, ¿verdad mami? – la voz de mi pequeño Miles me regresa del viaje en donde andaba.

- Claro que sí, mi amor - le respondo.

Miles se encuentra sentado frente a la tumba de William. Antes del viaje que teníamos que emprender hacia Jericó él quería dejarle unas flores a su padre.

Miro a mi pequeño cazador con una sonrisa en mi rostro.

Había quedado embarazada a la corta edad de dieciséis años. Y el fallecimiento de William semanas antes de que me enterara de mi embarazo, no ayudaba en mucho.

Por mi mente paso la idea de buscarle unos buenos padres y darlo en adopción. No me sentía apta para ser madre aun. Si, había metido la pata, y hasta el fondo, pero el pequeño no merecía pagar los platos rotos.

El pensamiento se esfumo cuando mis padres me apoyaron y brindaron su fuerza como nadie más lo hubiera hecho. Pensaba que ellos se sentirían decepcionados de mí. Pero no fue así.

La primera vez que tuve a Miles entre mis brazos, fue sin duda el mejor día de mi vida. No era un bebe sin pelo como los que salían en la televisión, al contrario, su pequeña cabecita era una maraña de cabellos negros; sus ojitos tan abiertos y grandes para un recién nacido, dejaban ver el color grisáceo en ellos con claridad.

Los primeros tres meses me la pase día y noche a su lado, luego llego el día en que tenía que dejarlo con niñeras para poder terminar mis estudios. Quería ser alguien para mi Miles, y si no estudiaba una carrera un poco decente, no lo conseguiría.

- Despídete de tu papa, cariño. Ya es hora de irnos - Miles asiente y se acerca más a la lápida de Will.

- Cuando regresemos te traeré más flores papi - se levanta y sacude sus pantalones después de darle un beso de despedida a su papá.

Miles tiene nueve años, pero no era como los demás niños de su edad. Para los ocho años, los niños de ahora ya ni siquiera querían que sus madres los agarraran de la mano ni al cruzar la calle. En cambio Miles... él no tenía pena de coger la mano al caminar, no le avergonzaba demostrarle su cariño a los demás aunque sus compañeritos se burlaran de él.

Miles aun no sabía a lo que la familia se dedicaba, a cazar. Para mi aún era demasiado pequeño para contarle que el coco es real. Porque todo lo que se oculta en la oscuridad es real y peligroso.

Mi familia provenía de una línea de sangre cazadora. Mis padres supieron dividir sus vidas en dos trabajos y en mí. Yo no supe la verdad hasta el día en que yo les confesé que esperaba a Miles.

No me dedicaba al negocio. No quería nada de peligro cerca de mi hijo. Para mi buena suerte, mis padres entendían mis motivos, y era ya mi decisión si le entraba al negocio o no.

Le abro la puerta a Miles, sube al asiento y coloca su cinturón.

Cuando cumplí quince años mis padres me regalaron un Mustang color rojo... amaba mi carro... pero a Miles le gustaban los Jeep, así que lo cambie por uno en color negro.

Varios kilómetros pasan entre estaciones de radio y platicas. Miles me contaba sobre la escuela mientras yo solo lo escuchaba con atención.

Antes de que el atardecer nos llegara en la carretera, pare en una gasolinera. Mi pequeño cazador salió casi volando del asiento para entrar al local. Con cartera en mano me dirigí hacia la fila para pagar. Miles llego con unos Sándwich, unas papitas y unos refrescos.

- ¿Puedo tener también un caramelo? –

- Solo date prisa, ¿de acuerdo? – miles sale corriendo hacia el pasillo en donde se encuentran los dulces.

Miles regresa, pero sin dulce en mano.

- ¿Y tú caramelo? – le pregunto.

- No lo pude agarrar, mami - su voz suena sorprendida. Emocionada. Sus ojos están más brillantes que de costumbre.

- ¿Pasa algo, mi amor? – mi entrecejo se frunce un poco mientras espero su respuesta

- Acabo de ver un ángel, mami - estaba a punto de preguntar a qué se refería, pero la cajera anuncio la cantidad que debía pagar. Le tendí mi tarjeta a la chica que masticaba con mucha determinación su goma de mascar.

Estaba a punto de preguntar a Miles cual ángel había visto, pero ya no estaba.

La chica de la caja me regreso mi tarjeta y la guarde en mi cartera, cogí el recibo del pago y con bolsa en mano salí del lugar a prisa en busca de Miles.

Al abrir la puerta con brusquedad por poco y dejo sin narices a un chico.

- ¡Por dios! ¿Se encuentra bien?

- No te preocupes - contesto el chico de ojos verdes - no alcanzo a pegarme.

- Gracias a dios - dije con alivio mientras colocaba una mano sobre mi pecho para tranquilizarme - ¿de casualidad no ha visto a un pequeño salir de aquí?

- Lo siento, pero no... - comenzaba a asustarme. Miraba para todos lados fuera del local mientras aun sostenía la puerta y la tenía abierta.

- Miles... - le grite.

- Aquí estoy - me gire hacia la puerta al escuchar su voz.

Sin importarme la presencia del extraño que aún estaba parado frente a la puerta, reñí a Miles por haberse alejado así y no avisar. Prometí dejarlo sin salidas por el resto de su vida si lo volvía hacer.

- Disculpa de nuevo por casi darte con la puerta – vuelvo a disculparme con el chico. Coloco un brazo sobre los hombros de Miles y lo abrazo. Cuando el chico asintió hacia mí, emprendimos nuestra caminata hacia el Jeep.

Una vez retomado el camino en la cartera volví a preguntar a Miles sobre ese supuesto ángel que había visto en el local de la gasolinera.

- ¡Era hermoso mami! – dijo con mucha emoción – su cabello suelto era casi del color de las monedas que el abuelo tiene guardadas en la bodega.

- Miles, no creo que los ángeles tengas su cabello dorado como el oro – le respondo sonriendo.

- Pero lo era, mami. Cuando llegue al pasillo de los dulces lo vi. Sostenía un pedazo de pastel en sus manos...

- Miles los ángeles no comen, cielo - lo interrumpí. Su imaginación era sorprendente.

- Eso no importa, el que vi si lo hacía - su ceño se encontraba fruncido por lo molesto que se encontraba al ver que lo le creía.

- ¿Y tú cómo sabias que era un ángel? – pregunte. mi interés en la conversación lo emociono el doble.

- Vi sus alas - mi pequeño suspiro – tenía unas hermosas alas blancas, y no solo era su cabello o esas alas que la hacían lucir como ángel - por unos segundo guardo silencio, luego continuo - era su luz, ma. Era un ángel brillante en forma de una niña....



                                      FIN...


1º Libro: ¡Mi destino eres tu! (Supernatural)Where stories live. Discover now