Capítulo 2.

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-Soy Jorge Salinas, un placer conocerte...-dicho esto, le extendió su mano y sonrió.

Silvia lo miró y fingió una sonrisa, que más bien, pareció una mueca: -Silvia Navarro, el gusto es mío...-respondió.

Jorge besó la mano de ella y le guiñó un ojo, Silvia quitó su mano de inmediato y le lanzó una mirada penetrante.

-Por que no los dejamos solos para que platiquen.-dijo la madre de Jorge.-Eder, hijo -miró al menor- ¿por que mejor no te vas a la casa a descansar?

-¡Claro!-exclamó.-Nos vemos.-tomó su saco y se fue.

-Perfecto, Silvia, Jorge...Los dejamos para que se conozcan mejor.

-Mmm, yo creo que...ya es un poco tarde, mejor otro día hablamos ¿no?-respondió Silvia rápidamente, era obvio que no quería cruzar palabra con aquel hombre.

-Silvia, no seas descortés.-la reprendió su padre. Ella no dijo más y los padres de ambos se retiraron.

-¿Quién lo diría?-habló Jorge sentándose a la mesa- Nos volvemos a encontrar Silvia Navarro.

-No seas ridículo,-dijo ella sentándose junto a el- acabamos de hablar hace unos minutos.

-Pues para mi esto es una coincidencia ¿o tu que opinas?-la miró.

-Opino que no es nada agradable estar sentada aquí contigo.

-Ni siquiera me conoces lo suficiente y ya te caigo mal.

-No me caes mal, simplemente no eres de mi agrado.

-¿Acaso no es lo mismo?-respondió el arqueando una ceja.

-Da igual.-dijo ella torciendo los ojos.

-Bien, ¿de que quieres hablar?-preguntó.

-Sólo cállate y espera a que mi padre vuelva a esta mesa, o bien, que haya pasado el tiempo suficiente como para que crean que tuvimos una interesante platica.

Jorge sonrió y decidió quedarse callado por unos minutos, solamente disfrutando de la tranquilidad del lugar.

-¿Qué edad tienes?-preguntó el después de algunos segundos.

-Veintidos.-respondió cortantemente.

-Te ves de mayor edad.

Ella lo miró con molestia.

-Sólo bromeo.-rió-¿Siempre eres así de amargada?

-No, simplemente no me interesa iniciar una conversación contigo.

-¿Tienes novio?-preguntó ignorando el comentario anterior.

-Si-mintió-,si tengo novio.

-Entonces, de invitarte a salir ya ni hablamos ¿verdad?

Silvia rió por aquel comentario: -De todos modos no hubiera aceptado.

-¿Guardaste mi número?

-No, lo tiré a la basura.-mintió nuevamente.

-¿Te doy otra tarjetita? Sé que algún día me llamarás.-sonrió.

-No, no quiero tus estúpidas tarjetas.

-¿Sabes cuantas mujeres se morirán por tener mi número?

-Mmm, ¿cero?

Jorge soltó una carcajada burlesca: -Miles de mujeres se mueren por tener mi número, sin embargo tú lo desprecias.

-¡Ja! Por favor, ni que fueras la gran cosa, cariño. ¿Sabes que pienso de ti?

-¿Qué?-preguntó acercándose más hacia ella.

Casados por un año.Where stories live. Discover now