♦ Capítulo 12 ♦

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Sigo la ruta por la que creo que escuché el ruido y suspiro aliviada cuando lo encuentro. Ethan está apoyado contra la pared con la vista clavada en el techo. Avanzo con sigilo para tratar de incomodarlo lo menos posible.

— Ethan...

— ¡Lárgate! — me grita sin siquiera mirarme — déjame en paz, Stuart.

— No — digo firme — Derek no debió haber dicho algo tan personal.

Ethan me mira con desprecio — ¿Tú crees?, muchas gracias por aclarar lo obvio — su sarcasmo me molesta — ahora lárgate y métete en tus asuntos.

Aprieto mis dientes con fuerza. Podría irme sin replicar, es decir, ¿por qué debería importarme Donovan?. Él es un idiota que lo único que sabe hacer es molestarme, no hay razón para preocuparme por él.

Sin embargo, a pesar de tener múltiples razones para largarme, no puedo hacerlo y en el fondo tampoco quiero dejarlo solo. Él se desliza lentamente contra la pared y termina sentado en el piso, nuevamente se me oprime el pecho cuando noto que sus ojos están ligeramente acuosos.

No, definitivamente no puedo irme.

Niego con la cabeza y sin importarme la mirada fría que me lanza, me siento a su lado. Intencionalmente dejo que unos centímetros nos separen puesto que no quiero irrumpir en su espacio.

Nos quedamos en silencio por una eternidad, pero la verdad es que no me importa. Pienso darle todo el tiempo que necesite para poder calmarse, quiero que entienda que tiene mi apoyo. Luego de un par de minutos más, Ethan suspira aliviado y sé que ya ha aclarado un poco más su mente.

— Sabes, tardé dos días en quitarme la pintura azul de los oídos — comento para animar el ambiente.

Él sonríe — Yo tuve que tirar la ropa que usé cuando me lanzaste a la piscina.Se decoloró.

Suelto una risilla — No es mi culpa que tu ropa sea de tan mala calidad que no resista un poco de cloro y agua.

— Tsss, mi ropa es de diseñador — se jacta.

Ruedo los ojos — Claro, como no — digo con sorna — ¡uy sí, uy sí!, ¡soy el sexy Ethan Donovan con mi ropa excesivamente costosa y con mi ego extremadamente grande! — intento parodiarlo pero fallo catastróficamente. Mis cuerdas vocales están incapacitadas para imitar la voz de hombre.

Ethan me mira de pronto sorprendido y lentamente se dibuja una sonrisa lobuna en su rostro — Así que piensas que soy sexy — afirma con una de sus cejas alzadas.

— Yo no... — repito mis palabras en mi cabeza y caigo en cuenta de que sí lo dije — pamplinas, lávate las orejas — agito una mano quitándole importancia y me hago la desentendida.

— Algún día lo admitirás — comenta con seguridad.

— En tus sueños, Donovan — susurro y llevo mi vista al reloj que cuelga de la pared del frente — la práctica acabó hace quince minutos. Ya es hora de que me vaya.

Ethan también mira el reloj y en un ágil movimiento se pone de pie. Estira su mano en mi dirección y acepto se ayuda para ponerme de pie — ¿Nos vamos?.

— ¿Nos?.

— No voy a dejar que te vayas sola. Ya está oscureciendo, alguien podría violarte y dejarte embarazada de trillizos.

¿TRILLIZOS?, ¡SANTA MADRE!. Dile que te lleve , dile que te lleve.

Que consciencia tan dramática eres.

SOMOS LA MISMA PERSONA MACKENZIE.

— No hace falta — me excuso de inmediato.

— ¿Tienes quién te lleve?.

El rey de los idiotas  [EDITANDO]Where stories live. Discover now