Este me mira indignado — No creas que volverás de esto una negociación.

Me encojo de hombros y me doy media vuelta — Bueno en ese caso me retiro. Espero ganen ese campeonato sin tener a su última esperanza jugando en la cancha.

Camino lentamente y puedo oírlos discutir en voz baja. Sonrío traviesa cuando escucho el suspiro cansado del director.

— Créditos para la universidad, almuerzos gratis en la cafetería por todo un año, un mejor casillero, uniforme de deporte personalizado con el equipamiento necesario y ya no tendrá que seguir yendo a detención por el incidente en la cafetería.

Me giro y le regalo mi mejor sonrisa — ¿El joven Ackerman también queda exento del castigo?.

Jhonson se aprieta el puente de la nariz pero termina asistiendo — Ackerman también queda libre.

Le extiende mi mano y él, reluctante, la estrecha — Tenemos un trato, Jhonson.

— Que no se te haga costumbre, Stuart.

Me encojo de hombros — Ya veremos.

Dan Ramírez dan un pequeño aplauso contento por la situación y luego lleva su mano al silbato y lo sopla dejándome casi sorda.

— ¡Mackenzie Stuart, vaya a cambiarse de inmediato que el entrenamiento comienza ahora!.

Ruedo los ojos divertida y trotando me voy hasta los vestidores. Algo me dice que esta será una experiencia bastante interesante.

(...)

Entrenamos por cuatro horas sin parar y al final terminé rendida en el piso sudando como chancho. Me sudaban partes del cuerpo que no sabía podían sudar. Intuía que Dan Ramírez sería exigente pero no pensé que sería tan demandante.

Los chicos del equipo al inicio se comportaron incómodos con mi presencia pero luego de un rato entramos en confianza. Los gemelos hicieron de mi integración más llevadera y al final del día me demostraron que no son unos idiotas musculosos como muchos los suelen estereotipar.

Del capitán del equipo no puedo decir nada pues el irresponsable ni siquiera estuvo presente en el entrenamiento. Eso de por sí ya hace que me caiga mal, una persona que no se compromete con su equipo no merece llevar la banda de líder.

Fred, uno de mis compañeros de equipo, no hizo mas que hablarme de lo "fabuloso" que es este capitán. Me comentó que es uno de los mejores jugadores que el instituto ha tenido en décadas. Si bien hubo un tiempo en el que dejó el equipo por problemas familiares, su regreso ha sido el más ansiado de la temporada. Según Fred, es gracias a este capitán que el equipo es lo que es hoy, uno de los mejores. Pero al enterarme de que ha faltado a los últimos tres entrenamientos la idea de que es el mejor ya no se me hace tan creíble para mi.

Tengo que verlo en la cancha para corroborar lo que tanto dicen.

Salgo de la pequeña ducha y envuelvo mi cuerpo en una toalla azul. Por suerte no comparto regaderas con los chicos, porque eso sería demasiado peligroso para mi propia integridad. Tengo una pequeña cabina que antes era usada por el conserje pero decidieron que sería de mi uso de hoy en adelante.

Me visto con rapidez y exprimo mi cabello con fuerza. No hay nada tan relajante como una buena ducha después de horas de ejercicio.

Los casilleros si los comparto con los chicos, ellos se fueron hace más de quince minutos ya que yo tardaba demasiado en ducharme y les dio pereza esperarme. No me molesta en lo absoluto, es reconfortante tener unos minutos para mi sola.

Abro mi casillero y de este saco mi mochila y mi teléfono, reviso que no falte nada y me dispongo a cerrarlo, pero alguien lo cierra por mi de forma brusca. Ahogo un grito por el susto.

El rey de los idiotas  [EDITANDO]Место, где живут истории. Откройте их для себя