Capitulo 36 Manos llenas de Sangre.

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―¡Usted! ―Bramo en voz un tono de voz alto y ronco dejando en evidencia cuales son realmente mis pensamientos ―Usted... ―Las lágrimas no dejan de fluir interrumpiendo así mis esfuerzos por hablar.

Él no hace más que verme inexpresivo e incluso con frialdad, irritado suelta una exhalación para luego acariciar su labio inferior con su dedo pulgar de la mano derecha, niega un par de veces con la cabeza antes de dirigirse a mi familia.

―¿Me permiten un momento a solas con la Señora? ―Más que una pregunta eso sonó a exigencia, sin poder mantenerme más tiempo de pie me dejo caer en la silla, mi Abuelo lo observa con algo de recelo, mi tía con el ceño fruncido, pero no dicen nada, se levantan y alejan unos metros de nosotros. Clavo mis uñas en el cuero del posa brazos al ver que se acerca hasta estar sentado en la silla frente a mi persona, sin embargo para él parece no ser suficiente porque la jala hasta estar más cerca ―Lirio...

―¡¿Usted lo hizo?! ―Suelto la pregunta de forma abrupta, desesperada por una respuesta que comience a aclarar mi camino lleno de una densa niebla ―Diga...

―Lirio, querida lirio ―Niega con una sonrisa fría, carente de emoción ―Seria muy sencillo dejarte sola en el mundo, sin nada que te mantenga cuerda ―Murmura acercando su rostro ―Es más que evidente que los necesitas para seguir adelante ―Con la boca señala a mi familia ―Ellos por ahora son todo para ti... ―Suelta un par de chasquidos con la lengua en sus dientes antes de volverse a mí ―Más adelante lo seré yo, te lo aseguro ―Intenta acariciarme, lentamente y sin perder contacto visual acerca su mano, pero antes de que lo haga aparece Cyrce detrás de él viéndome con palpable desprecio, más no evita que el Tritón la ignore para continuar con su cometido, acariciar mi mejilla izquierda y secar así el rastro de mi creciente llanto.

―Los necesito ―Explico con la voz rota ―Siempre los necesitaré...

―Lo sé ―Sonríe como si quisiera consolarme, como si realmente comprendiera que el infierno que estoy viviendo es demasiado para mí ―Estarás bien...

―Mi señor ―La come hombres interrumpe el momento ―Nos necesitan en Flore Caeruleo.

―¿Flore Caeruleo?― Me pregunto para mis adentros ―¿Qué es Flore Caeruleo? ―Pero no me atrevo a preguntarlo en voz alta.

Éste chasquea la lengua frustrado, me mira y guiña un ojo.

―Sal de aquí, continua querida Lirio, estás perdiendo tiempo valioso.

―Lo quiero lejos de mí ―Suelto sin anestesia sabiendo que con estas crecientes sospechas me será imposible tolerar su presencia ―No se me acerque, usted me da miedo y asco al mismo tiempo ―Eso último me dejo un amargo cosquilleo en el estómago ― Se lo dije ése día, no lo quiero cerca, nunca, ni aunque fuese el único hombre en el planeta me acercaría a usted.

Sus ojos se oscurecen al verme y es que sé que no se esperaba esto, no después de todo lo que hemos compartido, su mandíbula se tensa y tiembla de rabia, ligeramente pero lo hace, paso saliva al darme cuenta de que finalmente hoy logré sacarlo de sus casillas, su cuerpo irradia peligro latente que me obliga a contener la respiración y empuñar mis manos para no salir corriendo como una cobarde que mata al tigre y le tiene miedo al cuero. Me mira fulminante.

―Si no eres para mí ahora ―Sisea con ambas manos en el posa brazos de la silla obligándome a echarme completa hacia atrás ―Lo serás algún día ―Jura, trago grueso al sentir mi corazón a punto de escaparse por mi boca ―Pero lo serás ―No aparta sus ojos de los míos por unos segundos que se me hacen eternos, unos en donde la tortura de ambos acaba de comenzar, sin más palabras se aleja, da media vuelta y se va con ella detrás de él, siendo como siempre su perra fiel.

La Obsesión del TritónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora