Capitulo 3 60 segundos.

7.6K 611 86
                                    


—Cálmate —Respira profundo para tranquilizarse, observa el cielo y luego con una mirada inexpresiva se me queda viendo por un largo e incomodo momento en que no dejo de sentirme extraña y ajena a esta situación para nada común ―No te haré daño —Dice al fin como si se estuviese convenciendo de ello, por el rabillo del ojo veo a las chicas a mi lado con la esperanza de que las tres salgamos bien libradas de todo esto.

—Por ahora a ellas tampoco —Promete tranquilamente —Vendrás conmigo —Ofrece su mano.

—¿Ir con él? —Me pregunto para mis adentros sin apartar la mirada de su monstruosa mano extendida hacia mí —¿A dónde? —Niego repetidas veces con la cabeza sin apartar la mirada de su mano —¿Para qué? —Me siento superada, la sensación en mi pecho se vuelve insoportable mientras que intento hacer memoria de si alguna vez en mi vida lo he visto pero no, de haber visto a una criatura como él lo recordaría, por supuesto que lo haría ¿Quien en su sano juicio olvidaría algo semejante? —Se me escapa un tembloroso suspiro —¿Para qué quiere que vaya con él? —Parpadeo posando la mirada en el horizonte marino, en su hogar, ése que significaría mi tumba —No, yo quiero ir con él, es una locura lo que me pide, no puedo hacerlo, no quiero, me niego.

—De no complacerme ellas pagaran el precio —Señala a las chicas quienes se estremecen en el acto, las miro y luego a él con enojo, pues no es justo, ellas no tienen nada que ver con esta locura.

—¿Ah? ¿Ellas? ¿Porqué ellas? —Cuestiono conteniendo mis ganas de darle un puñetazo al ver como intenta manipularme usando a las chicas —Es usted un aparecido, un tipo cuya existencia hasta ahora sé existen, no tiene ningún derecho, no me pienso calar su manipulación es usted un...

—Si, lo soy —Se aproxima a mí, casi rozando sus labios con los míos nuevamente, subo la cabeza para poder ver fijamente a esos electrizante ojos dorados que me nubla el pensamiento —Todo lo que piensas y más, por 300 años me he convertido en un monstruo, un desalmado, y todo por ti, por tu ausencia, no ha habido femenina que pueda reemplazarte, esa tarde te metiste aquí adentro profundamente, juré encontrarte, juré amarte, juré que te sentiría en carne por primera vez en nuestra existencia y al fin lo hago —Toma mi mano y la coloca sobre su escamoso y ahora desnudo pecho lleno de escamas y heridas, algunas marcas incluso parecen tatuajes bastante antiguos y desgastados por el tiempo —Es la primera vez que toco a la mujer que amo, la primera vez que me siento vivo desde que desapareciste —Me echo un poco hacia atrás al sentirme embriagada por el rocío salino que ahora nos envuelve a los dos por tan poca distancia en nuestros cuerpos —Si crees que alejarte de mí me hará desistir —Vuelve a acercarse —Te equivocas —Su agarre en mi mano sobre su pecho se vuelve más firme —Creí amar a quien no era, ahora me toca seguir su juego y esperar a ver que resulta de todo esto pero mientras —Mi respiración se congela al sentir sus labios sobre mi mejilla, mi traicionero corazón se agita como un loco afectando así mi respiración, alzo la mirada para verlo a los ojos cuando se inclina un poco hacia mí —Ahora que te encontré Lirio, lucharé contra los demonios que quieren alcanzarnos, contra los fantasmas que intentarán dañarte —Sujeta mi mano y besa el torso de la misma —Me basaré de lo que sea para conservarte a mi lado, de lo que sea —Besa mis labios de forma fugas y se aleja dejándome con más ganas de más.

Consternada por ese sentimiento bajo la cabeza y cierro los ojos con fuerza luchando por encontrar la lucidez perdida, intento alejar mi mano de las suyas pero él no lo permite.

—No puedo hacerlo —Respondo segundos después, al recuperarme de ese extraño momento —Tengo una vida hecha, un... —Cierro la boca y congelo mis pensamientos evitando así que el nombre de quien me espera llegue a él —Yo a usted no lo conozco, no sé quién es, no sé por qué cree que soy la mujer que esta buscando, pero no lo soy, no puedo ser esa mujer, eso es im...

La Obsesión del TritónWhere stories live. Discover now