Capitulo 24 Las equivocaciones forman parte de la vida.

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―¡Dios santo! Dame paciencia ―Pido intervención divina antes de que realmente termine enloqueciendo por tantos subes y bajas de éste día ―Quedate quieta ya voy en camino.

―Pues apurate ―Las cosas no marchan nada bien, Olivia esta discutiendo con María mientras que yo me esfuerzo por lucir profesional ante los presentes para que no me sigan involucrando con el Tritón, de paso él no parece entender que el simple hecho de que me involucren con él me traerá muchos problemas ―Está vagamunda no deja de provocarme.

―Aquí la única vagamunda eres tú ―Me muerdo la lengua y aprieto el teléfono en mi mano para no gritar todo lo que se me ocurre al escuchar como María le está hablando a mi hermana, intento tener paciencia, de verdad me esfuerzo mucho por ignorarla a pesar de que es ella quien no deja mi vida en paz, pero una cosa es que se meta conmigo, eso por supuesto me tiene sin cuidado pero que se meta con mi pequeña hermana, eso es otro asunto, y uno muy serio ―Eres peor que tu hermana.

―Dile que mejor cierre la boca si no quiere que se la cierre a golpes ―Advierto con la mandíbula apretada, mis manos tiemblan de ira contenida y es que sé que estoy por explotar ―Estoy en camino ―Espeto molesta con el mundo por este día tan pesado ―Aguanta tu carácter que ella lo esta haciendo para provocarte ―Corto la llamada y corro hacia la puerta, sigo mi camino bastante tranquila al ver que él no me detiene, más la breve calma se esfuma al verlo entrar al ascensor, resoplo frustrada, lo ignoro y me muevo nerviosa tratando de ignorar con mucho esfuerzo el rocío salino que brota de su cuerpo, al llegar al vestidor salgo casi que corriendo y jalo a mi hermana quien por supuesto estaba a una palabra de María para golpearla.

―¿Desde cuando la burra no jala pal monte?―Cuestiona sin miramientos viendo a María como si fuese una basura ―Date una piedra entre los dientes que mi hermana es algo estúpida porque si me hubieses hecho la mitad de lo que le hiciste a ella ya te habría mejorado la cara a golpes.

―¿Me dijo estúpida?

―Señor Procedes ―Pongo los ojos en blanco al ver como con cara envuelta en llanto corre a refugiarse con él, quien con gesto en blanco mantiene las manos en los bolsillos de su jeans sin prestarle atención a la susodicha que hace todo lo que puede para llamar su atención ―Esta niña es una atrevida...

―Es suficiente ―Bramo contenida, Olivia se queda callada al verme y es que creo que se dio cuenta que la escuché cuando dijo que yo era algo estúpida ―Vamos adentro ―Señalo el camino para que mi hermana lo siga pero María se atraviesa en nuestro camino.

―Exijo una disculpa ―Chisto incrédula para luego soltar una carcajada carente de emoción, me aproximo a ella perdiendo por completo la paciencia este día, ella retrocede al ver mi expresión.

―¿En serio quieres que mi hermana se disculpe por decirte la verdad en tu cara? ―Con furia exijo una respuesta ―Baja de esa nube querida, te puedes golpear bien duro al caer.

―Ella me ofendió...

―Me vale tres kilos de arena si te ofendió o no ―La mujer frente a mí se retrae con nerviosismo y es que realmente el día de hoy agotó mi paciencia con los imbéciles como ella, normalmente prefiero evitar pero ella, hoy se empeño en molestar, justo hoy que no ha sido un buen día ―Apartate de la entrada ―Sugiero amenazante ―Y olvidate de pedirle a mi hermana que se disculpe contigo ―Callada y algo asustada hace lo que dije, agarro a mi hermana de la muñeca derecha y camino con prisa hasta mi oficina, una vez dentro la suelto, busco un cojín blanco con negro del sofá, lo pego a mi boca y grito tanto y con tantas ganas hasta que no me queda nada en la garganta, respiro hondo y me vuelvo hacia mi hermana quien parece sorprendida por lo que acabo de hacer.

―Ha sido uno de esos días ¿Verdad? ―Vuelvo a llenar de aire mis pulmones, camino hasta mi silla y me dejo caer en ella.

―Ni te imaginas...

La Obsesión del TritónWhere stories live. Discover now