Capitulo 10 Momentos únicos.

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La mamá del hombre que amo es una mujer hermosa, el paso del tiempo no fue muy cruel con ella hasta que todos perdimos a Anderson, siento que envejeció diez años en estos tres meses, sin embargo me abstengo de comentar algo o recordar la perdida que sigue fresca para todos nosotros, ella me llamó esta mañana y me invito al café cercano al edificio donde trabajo, insistió que era necesario verlos más no esperaba que su abogado nos acompañaría en nuestra cita, luego de saludarla estrecho mi mano con el hombre a su izquierda para luego sentarme frente a ellos y pedir un café marrón a la mesera, dejo mi cartera sobre la silla a mi lado y les presto atención a ambos, mi suegra luce algo ansiosa y cansada, aparto la vista al ver a Anderson en ella, se parecen mucho.

―Señora Mary...

―Querida ―Me interrumpe y señala al abogado ―Él es el abogado de mi familia...

―Lo sé ―Le hago un gesto de reconocimiento al catire de mediana estatura frente a mí

―Anderson dejó...

―No ―La corto en seco no queriendo saber nada de los bienes que él haya dejado ―Son de la familia Rosales ―Explico con la mirada en la lámpara circular de color blanco ubicada en el techo en el centro del café intentando así no ceder al nudo en mi garganta ―Si tuviera la oportunidad de cambiar todo eso por su vida... ―No termino, simplemente dejo de hablar y seco mis mejillas para luego sonreír algo avergonzada antes de ver a mi suegra ―Lo siento ―Me disculpo recibiendo el café ―No me lo tomes a mal ―Echo el azúcar a la tasa y lo mezclo con la cucharita ―Simplemente...

―Te entiendo querida ―Mi suegra suelta un suspiro lleno de pesar ―Pero Anderson dejó por escrito lo que quería en caso de que...

Niego respirando hondo, aparto la vista sintiendo arrepentimiento en el acto por no haberle hecho caso a mi instinto que me decía que me arrepentiría de venir aquí.

―Él se esforzó mucho por llevar el negocio familiar a otro nivel ―Explico volviendo a verla ―Angélica, Javier y Pablo merecen un reconocimiento por tan ardua labor...

―Querida Lirio ―Mi suegra me mira con una sonrisa consoladora ―Anderson lo sabia ―Sorbe su nariz y se seca el lagrimal evitando que las lágrimas bajen ―También sabia de tu obstinado carácter ―Eso me saca una sonrisa al recordar lo mucho que le fastidiaba que fuese así terca ―Es por ello que dejó claras instrucciones...

Chisto orgullosa del hombre que amo.

―Hablando de tercos ―Murmuro bebiendo un sorbo de mi café.

―El señor Rosales dio instrucciones de entregar este sobre a usted ―El abogado deja el sobre manila de color celeste sobre la mesa ―En él encontrará los documentos de propiedad de su actual vivienda, la cantidad de acciones que la hacen propietaria del 16% de la cadena de hoteles Blue gold... ―De inmediato poso la mirada en el abogado que se queda en silencio como esperando que asimile la noticia.

―Ya veo ―Susurro sonriendo con tristeza ―Por eso el señor Fonseca no me despidió por mi demora ―Niego bastante deprimida como para tener alguna reacción.

―El Señor Rosales también le dejó el 15% de las acciones de los Restaurantes...

―Bien ―Ahogo un jadeo al recordar que él decía exactamente eso cuando algo no le cuadraba ―No quiero saber más ―Digo empujando el sobre hacia él ―Estoy segura de que mi suegro...

―Lirio ―La señora Mary posa su mano sobre la mía por lo que la miro a los ojos ―Es lo que Anderson quería ―Cierro los ojos para evitar llorar ―Sé que es difícil mi niña, pero tenemos que cumplir con su deseo.

Me recuesto a la silla con la mirada perdida en la nada, simplemente recordando al hombre coqueto y de gesto preocupado que hizo de mi vida un mar lleno de momentos únicos, recuerdo todos y cada uno de los gestos que tenia al conducir, al dormir... lo recuerdo tan nítido que sigo sintiendo en mi pecho que esto es mentira, que es una amarga pesadilla de la que pronto voy a despertar, respiro tan hondo como puedo y vuelvo en sí para luego ver a mi suegra.

La Obsesión del TritónNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ