El Instituto

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—Todo empezó en un barco dijo la pelirroja.

En un camarote...

Una niña se lamentaba en silencio, perseguida por el dolor y el engaño, no dejaba de derramar lágrimas de sus ojos, la vida la había maltratado, sus sueños estaban rotos.

Ella no sabía cómo sería su nuevo hogar, no sabía si habría amigos o monstruos sedientos de sangre.

Pero en ese instante de angustia y sufrimiento, cuando ella creía que todo estaba perdido, un pétalo de rosa le cayó en la nariz, en el barco no había plantaciones y una rosa cortada no duraría tanto tiempo viva en altamar.

Ella se secó las lágrimas y observó su camarote. En el escritorio había un adorno de rosas rojas con forma redonda, a su lado había un antifaz parecido a un búho que lucía un moño de regalo, e incrustado en él había una tarjetica doblada que decía:

"Siempre contigo"

Ella sabía de quien era ese regalo, ella lo sabía bien, era él...

Su único amado.

Desembarcó en un país distinto, en una tierra donde era una completa extranjera, otro mundo fuera de los dominios mortales, viajó en carruaje hasta llegar a un enorme jardín, y más allá, un enorme castillo medieval.

Aquel instituto era un castillo viejo creado a partir de ladrillos blancos, aunque ahora parecían verdes, el moho y la vegetación crecían por todos lados, pero ninguna rosa vivía en ese lugar, pues allí no existían almas libres, y la naturaleza lo sabía.

Varias personas con alas en la espalda le dieron la bienvenida.

Al principio Juliet se sorprendió de ver a esos ángeles en persona, ellos la guiaron a su nuevo hogar, un lugar alejado de toda luz.

Un internado para doncellas, una escuela que representaba todo lo que ella odiaba, disciplina burlesca y modales ridículos.

Y, sin embargo, al mismo tiempo representaba lo que más amaba...

...Conocimientos y fantasía.

La llevaron a sus nuevos aposentos, una celda en el segundo piso de el ala de la facultad.

Al llegar a su habitación lo primero que hizo fue colgar en la pared el adorno floral que nunca se marchitaba, lo colocó encima de su cama como un atrapasueños.

La joven doncella pensó que con él las pesadillas acabarían, pues ella sabía que ese era un regalo divino, un símbolo que le recordaba que sus hermanas siempre la estaban cuidando.

No, ese adorno de rosas no simbolizaba a las diosas, ellas la habían abandonado muchas veces, Juliet más bien lo usaba como un recordatorio de su posición, pues ella algún día sería una reina.

Algún día...

La primera semana asistió a las clases preliminares que consistían básicamente en escuchar a los ángeles dar discursos eternos.

Durante ese tiempo descubrió que había dos tipos de estudiantes en ese colegio, las de vestido blanco, como ella, y las de vestido negro, que solían ser la gran mayoría, y trataban mal a las demás.

A Juliet no le costó mucho darse cuenta que no había ningún chico entre los estudiantes, solo las doncellas podían tener cupo en ese lugar tan vanidoso.

Hubo una noche en el que finalmente su atrapasueños había funcionado, en aquella habitación tuvo un sueño increíble acerca de su futuro.

Ese sueño era...

La Chica de la CarreteraWhere stories live. Discover now