Capítulo 22: Explorando el pasado

Start from the beginning
                                    

— ¿Sofí?...— vacilé

— ¿Sí? ¿Qué quieres? —respondió ella

— ¿No crees que vas demasiado rápido?— le pregunté

—Mmm...algo, creo—dijo en un tono de arrogancia

— ¿Por qué...no nos detenemos, a descansar un poco, chicas?— propuso mi hermano con una pequeña sonrisa

Rick tenía razón, el paisaje desértico de hace unas horas de color anaranjado, amarillo y rojo, se había vuelto oscuro como las sombras, además teníamos unos cuantos días para hallar a Aurora y otros más para hacer lago de turismo, bueno si estaban de acuerdo los chicos. Teníamos que descansar, había sido un día muy agotador, y asimismo creo que...era mejor parar hasta mañana.

—Sofí, Rick tiene razón— le di a entender. —Debemos descansar—

Sofía no dijo nada, por unos minutos, hasta que empezó a detenerse en uno de los moteles de la carretera. Ella lo había aceptado. Rick fue a registrarnos en el lugar, mientras nosotras bajábamos las tres maletas de la camioneta. Poco fue lo que duramos esperando, a que regresara, venia corriendo por el pasillo con una brillante llave plateada y un pequeño recibo de pago en la otra. Abrimos sin ahogo alguno, la puerta que tenía nuestra habitación, miramos todo lo que podíamos necesitar en nuestra corta e inesperada estadía en Pinal. Dos camas, un baño y un televisor, tenía nuestra modesta y sencillo lugar para dormir, Sofí quería dormir sola, así que sus queridos hermanos la complacimos en su capricho, Rick se sentía a avergonzado por dormir con una mujer, y más siendo su hermana mayor. Sofí y yo nos reímos, él se ruborizó aún más y nosotras no seguimos riéndonos de eso. A la hora de dormir, mis hermanos cayeron rendidos, sin embargo yo...ya me había habituado a permanecer toda la noche entera en vela, sin pegar el ojo, entonces sin hacer ruido alguno, me coloque los auriculares del iPod, que mi esposo me había prestado para el viaje. Música muy conocida e ilustre de violín, se empezó a escuchar en mis oídos, al azar de la renovada lista que tenía. Con la música, ahora en mi cabeza, me aguante lo que tenía a dentro... y rompí en llanto de temor, angustia y ansiedad que reposaban en mi alma y corazón. Pase toda la noche llorando con el desahogo fortuito de Leonid Kogan y Nathan Milstein, tocando para mí en mi soledad.

Me desperté con el sol incandescente en mi rostro, el sudor cubriéndome y corriendo lentamente sobre mi almohada. Esta bañada de sudor cálido. Me lo limpie con una mano y la otra recogía mis cabellos empapados, a mi alrededor oí las respiraciones de mis hermanos. Yo me sentía abatida y desganada, y aunque no dormía más, eso ya me empezaba a afectar en todos los aspectos físicos, antes el embarazo no me hacía nada pero ahora se estaba desencadenando como veneno en la sangre. ¿Cómo podía ser... que mis propios bebés que estuviesen haciendo daño? ¿Por qué...por qué me pasaba esto? ¿Es que este era mi castigo, por haber cometido ese pecado? ¿Es que...este era mi sentencia...por no decir la verdad? Yo me iba a volver loca con esto; me iba a quebrar con una copa de cristal...yo me iba a morir...

— ¿Cleo?, ¿estas despierta?—me preguntó de repente Rick, junto a mi

Él también estaba despierto. Me miraba curioso y a la vez contento de yo...estar...sin sueño

— ¡Oigan, chicos! ¡Se quieren callarse!— exclamó alguien molesto, en la cama del fondo. — ¡Hay algo que se llama dormir...y saben que sería esplendido si se callaran, para yo poder hacerlo!— nos gritó. —Así que... ¡¿QUISIERAN CALLARSE DE UNA BUENA VEZ, ANTES DE QUE YO MISMA LO HAGA?!— nos ordenó Sofí, fastidiada y extrañamente molesta con unas notorias ganas de dormir mas

Las Dos Caras de la Luna © ✓Where stories live. Discover now