Pick Me (Justin Bieber y Tú)

Capítulo 29: Todos bajo mi mano

Justin sujetaba mi mano con fuerza a mi lado. Extrañamente no se había contenido a la hora de mostrar su afecto: se había inclinado para apoyar su cabeza en mi hombro e irme susurrando cosas al oído, cosas que me hicieron sonreír, reír y al mismo tiempo sentirme nostálgica. 

Rememorábamos los primeros días en que empezamos a salir. La cantidad de discusiones que teníamos por mí empeño en entrar en su vida. Nuestras travesuras. Nuestro primer beso. Todo. 

- Tú me diste y me das las ganas de vivir cada día, Queen. Por eso cuando todo esto termine te pienso dar lo que realmente te mereces y la tranquilidad que antes tenías—prometió rozando sus labios en el lóbulo de mi oreja. 

- Mientras estés conmigo ... –respondí cansada. 

- Sí, voy a empezar a ser egoísta. No te quiero con nadie más. Eres demasiado buena para cualquier imbécil así que mejor me quedo a tu lado—lo sentí sonreír. 

Apreté su mano con la mía estando de acuerdo con su declaración. Cada vez estaba más nerviosa a pesar de todos los intentos por querer mantenerme relajada. La mano de Justin correspondió a mi ligero apretón de manos y dio un beso en mi sien. 

- Todo irá bien, Queen—trató de convencerme. 

- Llevo tiempo con un mal presentimiento, Justin—le comenté algo atemorizada. 

- No va a pasarte nada. Yo iré tras de ti en cuanto estés infiltrada, ¿de acuerdo? Te protegeré—aseguró. 

Lo escuché hablar y recordé nuestra conversación en el yate mientras íbamos a aquella isla para nuestras pequeñas vacaciones. Una vez más, él estaba pensando más en la vida de los demás que en la suya propia. 

- Me prometiste que ibas a cuidar de tu vida como si fuera la mía—le advertí mirando sus oscurecidos ojos.

- Recuerdo bien mis promesas, nena. 

- Bien, sólo quería que ahí dentro recordaras que tu vida está ligada a la mía. Sólo eso—apoyé mi cabeza en su hombro y tomé una profunda respiración en la que me impregné de su aroma. 

Justin vestía por completo de negro, pantalones anchos y camiseta ajustada a sus pectorales. Llevaba unas zapatillas de deporte igual de oscuras y una cadena de oro con una cruz que alguna otra vez le había visto llevar. Yo por mi parte, vestía una gabardina que me llegaba hasta los talones cubriéndome la lencería negra y las medias que solamente portaba debajo. 

- Ya hemos llegado, chicos—anunció Jesse desde el asiento delantero mientras Roger detenía el coche frente al puerto—. ____, recuerda que tienes que encontrar a Marina y Madison antes de encontrarte con Kingstone. 

- Vale—asentí quitándome la gabardina de encima algo incómoda. Observé el espejo retrovisor interno topándome con la mirada de Roger—. Más te vale tener la vista puesta en la carretera para cuando tengamos que salir corriendo de aquí—le dije malhumorada. 

- Suerte ahí dentro—respondió. 

Justin le dio un golpe en la cabeza como toque de atención y yo suspiré mirando fuera de la ventana.Un barco estaba a unos metros de allí con luces encendidas y música que se oía desde donde estábamos. Un segurata estaba en la acera haciendo guardia para vigilar quien subía por la rampa, y otro estaba frente a la puerta de la embarcación como prevención. No quería pensar en lo que haría Justin con cada uno de los que se pusiera en su camino después de que pasara yo por allí. 

- Tened cuidado, chicos—dije a modo de despedida. 

Abrí la puerta del coche y salí en la dirección que me adentraba hacia la boca del lobo haciendo resonar contra el suelo mis tacones asesinos. Cada hombre de seguridad por el que pasé por delante me dejó pasar en cuanto vio como iba. No fue difícil llegar a donde se encontraba el asunto. Estaba segura de que por detrás de mí, Justin me seguía deshaciéndose de cada hombre esperando a que contactara con las dos hermanas de Mason.