Capítulo 18: Consanguíneas

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La figura que observé del otro lado, fue lo que me sorprendió muchísimo ver a la luz de la mañana, un espectro. Un espectro a plena claridad, con la apariencia de mi hermana menor, Sofía.

—Hola, Cleo— susurró

Le devolví el cortesía con una sonrisa y un torpe y lento movimiento de mi mano. El aspecto de Sofía; era casi parecido al mío, pero creo que un poco peor.

Sus largas cabelleras teñidas de la oscuridad estaban ligeramente espelucadas y alborotadas, disparadas a todas las direcciones posibles, sus ojos; bajo ellos tenían unas notorias ojeras oscuras y asimismo había notado que no cargaba ni medias ni zapatos, estaba descalza pero aun así sus uñas le daban un poco de vida, pintados sus pies y sus manos de rosado y negro, en patrón consecutivo, y para el final, sus ropas. Pantalones de algodón cortos oscuros, cubrían una parte de sus flacas y torneadas piernas pálidas y una camiseta de tiras color azul, ocupaba su pequeño pecho. Fruncí los labios.

>>> ¡Dios! Carter es valiente al verla desnuda <<<, pensé mientras hacía una superficial mueca, a tal idea

—Así que...solo tú y mi persona, son los que están total y completamente despiertas— comentó sarcásticamente al pasar con un giro y un salto al final.

Suspiré y la miré obviamente a su tal comentario jactancioso y estúpido

—Sí, supongo, que sí— respondí tranquilamente, mientras me encogía en mis hombros

Ella se acomodó en el suelo, sentándose con las piernas cruzadas, mientras que yo sutilmente me incorporaba a la computadora

— ¿Oh, Cleo? —llamó, sin terminar

— ¿Sí?, ¿qué pasa, Sofía?— preguntó sin despegar la mirada del monitor

—Cleo, ¿por qué no estás en los acogedores y cálidos brazos de tu maridito, sorella maggiore?— preguntó sarcásticamente pero con un toque "amable" en su tono de voz

Dejé de teclear al oírla, pero de reojo pude verla y ella mirando con detalle sus las uñas de sus manos, pintadas de rosado y negro.

—Porque no tengo sueño — repuse. — ¿Y tú...por qué en tu habitación durmiendo?—le interrogue, sin verla y yo seguía con lo mío el ordenador

—Igual que tú— dijo con tono relajado —Yo tampoco tengo sueño, además estoy aburrida —añadió con otro bostezo

Después de eso seguí, pero aun así había sentido por unos segundos que me estaba mirando, y de repente un miedo fugaz inundó todo mi cuerpo. De repente las manos rápidamente me empezaron a temblar, como si mi consciencia hubiese perdido el control de mis nervios y quería que me delatara, o ¿era la verdad que quería que me confesara ante ella? Aunque seguí firme en la silla y con las manos tiritándome de pánico, me atreví a mirar mi lado izquierdo, donde está ella. Suspiré, y miré el rostro de mi hermana; con una inocente sonrisa de sus perladas muelas, y un sutil destello de "disculpa" en sus inmensos ojos amatistas. Volví a suspirar.

—Por supuesto que sí, Sofía— respondí con otro suspiró sin ganas, mientras me ponía de pie. —Me gusta escuchar otros tipos de música—mascullé

Rápidamente me fui levantando de madera, irguiéndose con el pie derecho de soporte y la mano izquierda de impulso, sobre el escritorio. Nuevamente me incorporé en mi lugar.

—Lo que tú digas...— siseó mi hermana

>>> ¡Grandísima estúpida! <<<, pensé con irritación

En eso recordé que estaba Zane durmiendo, y que Sofí y yo estábamos hablando muy fuerte, lo podíamos despertar.

— ¡Ay, Dios, Zane!— exclamé bajo pero con algo de preocupación, por el hecho de despertar a mi marido, pero me fijé rápidamente en él. Seguía durmiendo.

Las Dos Caras de la Luna © ✓Where stories live. Discover now