Dicen que el universo es infinito, pero nadie advirtió que la locura que alberga lo sería aún más.
Pero en un mundo donde la abuela de Momo es una médium y los alienígenas buscan reproducciónespelusnante, el verdadero terror no está en lo que no ent...
Es la madrugada. Itsuki está de pie en el porche de la casa de Momo, todavía con el vestido que usó para el museo. Ha pasado horas allí, inmóvil, observando la calle oscura y rumiando el dolor del rechazo de Okarun y la culpa por haberle mentido sobre Momo. La abuela Seiko duerme despreocupada, por lo que no se da cuenta de lo que pasa.
Ha tomado una decisión: le dirá la verdad a Momo, le dirá que Okarun la prefiere y que, a pesar de su propio dolor, ella aceptará la derrota.
Itsuki, con la máscara de frialdad y lógica bien puesta a pesar de su corazón destrozado, escucha risas que se acercan. Se prepara para la confesión dolorosa. La risa de Momo es clara y burbujeante, una risa de felicidad genuina que no había escuchado en semanas.
Momo y Zuma aparecen a la vuelta de la esquina. Momo camina con una ligereza que no le había visto antes, su rostro iluminado con una sonrisa tierna y suave.
Zuma, alto y con su aire de confianza, camina a su lado con las manos casualmente en los bolsillos, escuchándola. La escena es íntima y cálida.
Itsuki da un paso hacia adelante. Su presencia es silenciosa pero imponente. Zuma, al levantar la vista, es el primero en notarla. Se detiene en seco. La luz de la calle ilumina a Itsuki, destacando su impecable figura y la seriedad de sus ojos ámbar.
Zuma, el chico "malo" y seguro de sí mismo, que irradia una confianza inquebrantable, queda momentáneamente cautivado.
«¿Quién es ella? No es como ninguna chica que haya visto. Tan... perfecta. ¿Por qué irradia ese aire de antigüedad? ¿Y por qué su presencia me provoca esta... chispa?», piensa él, mientras su mente da vueltas.
Zuma no dice nada, pero su mirada se detiene en Itsuki por un segundo demasiado largo.
Momo, aún en su burbuja de felicidad, no lo nota. Itsuki, absorta en su propia misión de confesión, tampoco percibe el inesperado interés de Zuma.
Momo, radiante, toma a Zuma del brazo y se acerca a Itsuki con una sonrisa.
—¡Itsuki-chan! ¡Todavía despierta! ¡Mira qué tarde es!
Momo se da cuenta del vestido de Itsuki, pero su felicidad es tan grande que no se detiene a preguntar.
—¡Itsuki, él es Zuma! ¡Zuma, ella es Itsuki, mi prima!
Zuma se recupera rápidamente, su confianza vuelve, pero hay un nuevo matiz en su voz, un tono de respeto.
—Un placer, Itsuki-san. Momo me ha hablado mucho de ti —«así que, ella es la prima», pensó.
Itsuki mantiene su máscara, solo asiente levemente, su voz es baja y controlada.
—El placer es mío, Zuma-kun.
Después de un breve intercambio, Zuma se despide, con una última mirada a Itsuki que ella, aún absorta, ignora por completo. Momo se queda sola con su prima, su rostro aún iluminado por la alegría. Entran a casa y es ahí donde Momo al fin habla.
—¡Estoy tan feliz, Itsuki-chan! ¡Zuma es increíble! ¡Hablamos por horas! —Itsuki la mira. Tenía un discurso preparado: "Okarun te quiere a ti. Yo me retiro.
El equilibrio está restablecido." Pero al ver el rostro de Momo, al percibir la genuina y desbordante felicidad que no tiene nada que ver con Okarun, las palabras se le congelan en la garganta.
No puede arruinar este momento. No puede ser la portadora de una verdad que ahora parece irrelevante para Momo. Su misión ha cambiado: proteger la felicidad de su prima.
—Momo... tenemos que hablar —su voz es apenas un susurro, traicionado por su dolor interno—. Sobre Okarun...
Momo ríe, quitándole importancia. El drama de la "apuesta" se ha desvanecido por completo ante la emoción de Zuma.
—¡Ay, Itsuki-chan, por favor! ¡Ya no importa! ¡Las cosas van bien! ¡Estoy bien! ¡Y tú también! ¡¿Verdad que sí?! —Momo no espera una respuesta. Se lanza sobre Itsuki y la abraza con una fuerza inesperada.
Itsuki, rígida al principio, se relaja ligeramente. El abrazo de Momo es cálido y real. Momo se separa, radiante.
—¡Gracias, Itsuki-chan! De verdad. Por la claridad. ¡Me hiciste ver que si alguien quiere irse, es su problema, no el mío! ¡Ahora todo tiene sentido! —Momo interpreta la "claridad" de forma completamente diferente a como Itsuki la siente.
Creyendo que Itsuki ya no está interesada en la "apuesta", se siente liberada y agradecida. Le da un beso rápido en la mejilla y se dirige a su habitación.
—¡Buenas noches, prima! ¡Duerme bien! —Momo se va, tarareando.
Itsuki se queda sola en el pasillo, su corazón latiendo fuerte. Su confesión ha sido silenciada. Su sacrificio, innecesario. Su dolor, ahora solo suyo. La última frase de Momo, "Ahora todo tiene sentido", resuena con una amarga ironía.
Itsuki piensa, mientras se apoya en la pared, el dolor del rechazo de Okarun y el nuevo shock de la reacción de Zuma la inundan «Okarun no me quiere. Y Momo... Momo está con alguien más.»
Se queda allí, de nuevo en el limbo, sintiéndose más confundida que nunca. No sabe qué hacer con su propio corazón destrozado, ni con el inesperado interés del chico de Momo.
Las piezas del juego han cambiado por completo, e Itsuki, la estratega, no tiene un mapa.
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DATO CURIOSO
La ironía es una fuerza muy potente en este universo, a menudo manifestándose como destino.
La mentira de Itsuki para aislar a Okarun la llevó a su propio rechazo, mientras que la nueva felicidad de Momo con Zuma elimina el objeto original de la "apuesta", dejando a Itsuki y Okarun con sus corazones en el limbo y abriendo la puerta a un triángulo o cuadro amoroso completamente nuevo y mucho más complejo.