Dicen que el universo es infinito, pero nadie advirtió que la locura que alberga lo sería aún más.
Pero en un mundo donde la abuela de Momo es una médium y los alienígenas buscan reproducciónespelusnante, el verdadero terror no está en lo que no ent...
Han pasado horas. La noche ha dado paso a un amanecer pálido que se filtra por las ventanas de la sala de Momo.
El cuerpo de Itsuki yace inmóvil en un futón, en el centro de un complejo patrón de talismanes protectores y círculos de sal que la abuela Seiko ha dispuesto apresuradamente.
Okarun aún transformado, Jiji y Aira han mantenido sus auras presionando a la entidad, inmovilizando el cuerpo de Itsuki, pero es un drenaje constante de energía para ellos.
La entidad de vacío dentro de Itsuki ha sido contenida, pero no expulsada. Su cuerpo, aunque inmóvil, todavía irradia un frío antinatural y un aura oscura que hace que los demás se mantengan a distancia.
Momo, Jiji y Aira están agotados. Han mantenido la contención por turnos, sus rostros marcados por el cansancio.
Momo se frota los ojos, Jiji intenta estirar sus músculos agotados, y Aira medita, recuperando sus energías. La abuela Seiko les ha traído té de hierbas y pequeñas bolas de arroz para reponerse. La preocupación es palpable en el aire.
—Han pasado… ¿cuántas horas? —pregunta Momo con voz ronca—. Ella no ha despertado. ¿Creen que la entidad se ha quedado con ella?
—No lo sé, Momo. Su aura está mezclada. Hay mucha oscuridad, pero también siento la suya. Es una lucha interna —dijo Seiko, con ese tono frío lleno de sabiduría.
—Su conciencia está muy profunda. La entidad la está presionando. Necesita una razón… una fuerte —agregó Aira.
El turno de Okarun para cuidar de Itsuki comienza.
Momo le da una mirada de ánimo, Jiji un gruñido cansado y Aira un asentimiento comprensivo antes de que se retiren a descansar un poco.
Okarun se sienta al lado del futón donde Itsuki yace. Su rostro está pálido, sus ojos están cansados, pero la determinación que había mostrado antes no ha disminuido.
La Turbo Abuela en su cabeza es una presencia silenciosa, manteniendo su parte de la contención.
—Itsuki-san, por favor despierta... —Okarun mira el rostro inerte de Itsuki, su voz es apenas un susurro, lleno de una angustia genuina.
No hay respuesta. El cuerpo de Itsuki permanece inmóvil. Okarun siente un nudo en la garganta. Recuerda la valentía de Itsuki en el parque, la forma en que lo purificó, su preocupación casi maternal. Y la forma en que ella le dijo que sería "de buena ayuda".
Esas palabras lo habían llenado de un calor inesperado. Ahora, ella estaba así por su culpa, por haber seguido su rastro.
La voz de Okarun se quiebra ligeramente, pero sigue hablando, impulsado por una fuerza que no comprende del todo. Está hablando al cuerpo, a la entidad, a la Itsuki atrapada en alguna parte.
—Itsuki-san… tienes que despertar. No puedes rendirte. Sé que eres fuerte. Mucho más fuerte que cualquier cosa que esté dentro de ti —se detiene, tragando saliva. Sus ojos se llenan de lágrimas no derramadas. No se atreve a tocarla, temiendo a la entidad, pero su deseo de conexión es palpable. Con voz temblorosa, pero con una sinceridad aplastante, le habla a su cuerpo inerte—. Recuerdo cuando me curaste en el parque. Y cuando me dijiste que sería de buena ayuda. Nadie me había dicho eso así antes. Me sentí… me sentí importante. Me sentí como si realmente pudiera hacer algo.
La entidad en Itsuki emite un leve gruñido, una molestia ante la energía de las emociones humanas. Pero Okarun sigue, sus palabras resonando en el silencio de la habitación, llegando a lo más profundo de la conciencia de Itsuki.
—Tienes que despertar, Itsuki-san. Necesitamos tu ayuda. Necesitamos tu mente. Tú eres la única que entiende lo que es esta cosa. Y —su voz se vuelve aún más suave, casi inaudible—... yo te necesito. Necesito que estés bien. Yo… me preocupo por ti.
Una pequeña lágrima se escapa de su ojo, rodando por su mejilla. En ese instante, en el cuerpo inerte de Itsuki, sucede algo. Los talismanes de sal y la energía se agitan. Un leve, apenas perceptible, parpadeo de luz ámbar se enciende en sus ojos negros, como una chispa en la oscuridad. La entidad ruge de frustración.
—¡Ruidoso! ¡Estúpido contenedor! ¡¿Qué es esta interferencia?! —el parpadeo ámbar se fortalece. La voz de Okarun ha llegado. Ha tocado algo en Itsuki, una razón para luchar.
Un ancla para su conciencia en el vacío oscuro donde la entidad intentaba consumirla.
Itsuki inhala bruscamente, sus ojos se abren de golpe. Ya no son completamente negros; ahora son de un ámbar brillante, aunque aún turbios y llenos de dolor.
La sonrisa antinatural de la entidad desaparece, reemplazada por una mueca de agonía. Itsuki tose violentamente, un sonido gutural, como si algo estuviera siendo expulsado de su interior. La energía oscura alrededor de ella se contrae, la inmovilización en su cuerpo se relaja un poco.
Con voz es débil, ronca, y todavía con un eco leve, Itsuki habla a penas:— Okarun…
Okarun se lanza hacia adelante, con los ojos llenos de alivio y una alegría que nunca había sentido. Sus manos se extienden para tocarla, pero se detiene, recordando el peligro.
La entidad aún está allí, luchando, pero Itsuki ha regresado. Sus palabras, su preocupación genuina, habían sido la luz en la oscuridad del vacío.
El lazo entre ellos acababa de fortalecerse de una manera inquebrantable, y la confusión de Okarun por Itsuki se había vuelto una certeza palpable.
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DATO
Okarun e Itsuki y sus roles complementarios en combate
Itsuki la estratega/soporte: Itsuki es la mente táctica en muchas situaciones, leyendo las energías del campo de batalla y los puntos débiles de los enemigos. Sus habilidades de Campo de Silencio y Espejo de la Sombra serían perfectas para proteger a Okarun y Momo y crear aperturas.
Okarun el músculo volátil: Okarun, con sus transformaciones forzadas y su fuerza bruta, sería el atacante principal en muchos casos. Itsuki vería su estado como una "herramienta" volátil pero poderosa, algo que debe ser manejado con precisión. Ella podría usar su Campo de Silencio para ayudar a Okarun a controlar la energía o para mitigar los efectos de sus transformaciones en otros.
Coordinación Silenciosa: Llegan a un punto donde, en combate, pueden coordinarse con solo miradas o gestos mínimos. Itsuki señala la debilidad, Okarun ataca. Ella lo protege, él abre el camino.