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El momento es perfecto. Itsuki se arma de valor, su corazón late como un tambor de guerra, está nerviosa, pero decidida. Se gira hacia Okarun, cargada de toda la emoción que ha reprimido durante años, y que ahora se permite expresar. Okarun la mira, percibiendo la intensidad de su mirada.

—Okarun... yo... hay algo importante que necesito decirte. Algo que he mantenido guardado... por mucho tiempo.

​Okarun la mira, con los ojos curiosos, expectantes, la deja hablar, sin interrumpir. El brillo en sus ojos no es de rechazo, pero tampoco es de la reciprocidad que Itsuki anhela. Es... de un profundo afecto, de admiración. De alguien que la valora, pero no de la forma en que ella lo quiere.

​Da un pequeño paso hacia él. Sus ojos están llenos de una mezcla de esperanza y vulnerabilidad. Siente que está al borde de un abismo.

Levanta solo un poco la mano, casi tocando la de él, su rostro se acerca lentamente al suyo. Está a punto de besarlo, de confesar todo con ese gesto.

Pero en el último instante, una décima de segundo antes de que sus labios se rocen, Itsuki lo siente. No es una palabra, no es un movimiento brusco.

Es un aura. Una vibración de su ki. Un sutil, casi imperceptible, pero inconfundible aura de rechazo.

No es odio, no es desprecio.

Es el ki de alguien que ya ha tomado una decisión, una decisión que no la incluye de esa manera. El ki de un corazón que ya está comprometido, aunque sea solo en silencio.

​Itsuki se detiene en seco, su mano cae. La sonrisa en su rostro se desvanece lentamente, reemplazada por una expresión de dolor, su mirada cae al suelo, sus ojos ámbar perdiendo su brillo.

La revelación es brutal. Él no la rechazó directamente, pero ella, con lo sensitiva que es, lo sintió.

Su corazón se rompe en mil pedazos. La esperanza se disipa como el humo.

​Okarun perplejo, sin darse cuenta de su error. Su rostro se contorsiona de culpa y preocupación.

—¿Itsuki-san? —duda un poco— ¿E-estás bien?

​Itsuki levanta la cabeza. Su rostro está pálido, pero su expresión es, una vez más, la máscara de frialdad y lógica.

Ha vuelto a ocultar sus sentimientos, con una velocidad y un dolor que rompen el alma. Él no sabrá nunca lo que estuvo a punto de decir. O de hacer.

​Su voz ahora es baja y plana, sin una pizca de la vulnerabilidad de antes. Es la voz de la Itsuki antigua, la Kagemiya.

Ella, que siempre había reprimido sus emociones, ahora las entierra de nuevo, más profundo que nunca. Es una autodestrucción silenciosa.

—No es nada, Okarun. Solo... me distraje con la exhibición. Es muy... realista. Continuemos el recorrido.

Okarun la mira, con una mezcla de alivio y una culpa abrumadora. El recorrido continúa de manera "normal". Itsuki vuelve a ser la "enciclopedia con piernas", explicando cada exhibición con precisión clínica, respondiendo a cada pregunta de Okarun sin problema.

No hay cambio en su comportamiento hacia él. Pero en el fondo, su alma está sangrando.

Sabe que la decisión que Okarun tomó en su corazón beneficia a Momo, no a ella. Su apuesta ha fallado. Y el dolor es insoportable.

​La noche ha caído. Okarun e Itsuki caminan por una calle iluminada, charlando sobre los aspectos más interesantes del museo.

Itsuki sigue manteniendo su fachada, su voz calmada, pero por dentro, es un desierto. La conversación es trivial, una cortina de humo para el dolor de Itsuki y la culpa de Okarun.

​Okarun ríe, el ruido de la ciudad lo relaja un poco.

—¡No puedo creer que tuvieran una réplica tan buena de un traje de explorador de la nebulosa de Andrómeda! ¡Me lo habría probado si pudiera!

​—Las regulaciones del museo son estrictas. Además, el material sintético no sería compatible con tu... particular constitución energética —responde Itsuki con tono neutro.

​Mientras caminan, riendo por un comentario de Okarun, él se detiene en seco. Sus ojos se fijan en algo a lo lejos, bajo las luces brillantes de un cartel de restaurante familiar.

Su rostro palidece.

Itsuki lo mira algo confundida, y luego sigue su mirada. A lo lejos, sentada en una mesa de un café al aire libre, riendo y conversando animadamente, está Momo. Y junto a ella, un chico que no reconocen, sonriendo y riéndo frente a ella.

Una escena completamente diferente a lo que Itsuki le había dicho a Okarun.

Él siente un vacío en el pecho, su corazon late con frenesí, pero no de una buena manera. No sabe qué es lo que está pasando.

 No sabe qué es lo que está pasando

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DATO CURIOSO

El rechazo del ki es una forma de comunicación espiritual no verbal. Para un sensitivo como Itsuki, percibir el "no" en el aura de alguien es tan claro como una palabra hablada, a menudo más doloroso, ya que revela la verdad más allá de las intenciones conscientes.

Este rechazo no solo implica un desinterés, sino que también puede indicar que el ki de la persona ya está resonando con otra, lo que Itsuki interpretó como la decisión de Okarun por Momo.

DanDaDan ?Where stories live. Discover now